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Parana » ViaParana
Fecha: 06/05/2025 06:10
Ni Alberto Migré ni Adrián Suar. Uno de los mayores culebrones que involucró a dos jugadores de fútbol superó con creces a la ficción y fue escrito accidentalmente por Eduardo Tuzzio y Horacio “Coco” Ameli. Los defensores mantenían una amistad que parecía inquebrantable. Habían compartido plantel en San Lorenzo y, por 2004/2005, formaban la zaga central del River de Leonardo Astrada. El plantel que compartían Ameli y Tuzzio Donde estaba uno estaba el otro. Compartían viajes en micro y avión, llegaban y se iban juntos, comían uno al lado del otro... hasta que, un mal día, dejaron de hacerlo. Al principio nadie lo notó, pero con el diario del lunes solo fue cuestión de atar cabos: Ameli y Tuzzio se habían dejado de hablar hacía, por lo menos, un mes. Antes que la bomba estallara por los aires, Tuzzio había hablado con Astrada para comentarle que atravesaba una etapa personal complicada: se estaba separando. En ese contexto, iba a necesitar que el entrenador tuviera con él algunas concesiones: llegar tarde y concentrar un día después que el resto, entre otras. El DT comprendió la situación y aceptó darle ese tiempo y espacio para que se acomodora. Pero Astrada no sabía la historia completa. “Me enteré igual que todos”, dijo el “Jefe” años después consultado sobre ese tema. “Fue previo a un entrenamiento. Terminé de hablar, le di la palabra a Eduardo y supuse que era para que agradeciera las concesiones que estaban teniendo, pero no”, dijo Astrada. Lo que dijo que Tuzzio en aquel mayo de 2005 dejó en shock a todos. “Este hijo de mil p...” La frase terminante con que sorprendió a sus compañeros y cuerpo técnico sigue resonando 20 años después en quienes estuvieron presentes. La historia de traición de Ameli y Tuzzio “Les quiero contar a todos lo que hizo este hijo de mil putas que decía ser mi amigo. El malparido se está acostando con mi mujer hace dos meses...”, lanzó como una granada Tuzzio. Muchos no lo creyeron e incluso hubo quienes pensaron que se trataba de una “cámara oculta de Tinelli”. Pero hubo quien entendió lo que pasaba de inmediato y tuvo una reacción inesperada: el arquero Franco Costanzo, quien corrió a tomar del cuello a Ameli delante del resto. La situación era insostenible. El entrenamiento se suspendió y se avecinaba un temporal. La pregunta era cómo seguirían las cosas y de qué manera actuaría el entrenador ante ese escenario. Momento de tomar decisiones El problema no era que Tuzzio y Ameli ya no fueran amigos -fue entonces cuando sus compañeros se dieron cuenta de que ya ni se dirigían la palabra-, el tema que preocupaba a todos es que tampoco se hablaban dentro del campo de juego. Pero como River se jugaba cosas importantes, la bomba que había estallado no debía despedir esquirlas para afuera. Entonces, ambos decidieron plantar una versión para alejar las narices de la prensa del culebrón: salieron a decir que se habían peleado por plata. Ya con River eliminado de la Copa Libertadores 2005, Astrada tomó una decisión quizás un poco tarde: al final del semestre, separó a los dos jugadores del equipo. Tuzzio prefirió irse del país para tratar de sanar y se fue al Mallorca de España. ”Allá nadie sabía nada. Entonces era uno más, mis compañeros me acompañaron, fue pasando, y después ya vine muy bien y quedó superado el tema, porque crecí también, crecí bastante, de eso me di cuenta. Tenía que quemar esa etapa, superarla. Por suerte pude hacerlo", reconocería luego en diálogo con La Capital. Por su lado, Ameli pasó a entrenar con la Cuarta de River. Cuando “Mostaza” Merlo se hizo cargo del primer equipo, por pedido expreso del entonces presidente José María Aguilar, reincorporó a “Coco”. No duró mucho: fue el propio Marcelo Gallardo, capitán y figura del Millonario, quien le advirtió al DT que el grupo no estaba de acuerdo. Mostaza debió elegir y Ameli quedó afuera. El origen de la traición Verónica Dos Santos llegó a la vida de Eduardo Tuzzio presentada nada menos que por el propio Ameli. Lo que el defensor omitió decirle a su amigo es que, anteriormente, había tenido un vínculo amoroso con ella. La relación entre Verónica y Eduardo fue un éxito por mucho tiempo: tuvieron tres hijos y eran felices. Sin embargo, cuando Ameli estaba en el América de México, en julio de 2004, aquel viejo vínculo se reavivó vía MSN y tomó forma en enero de 2005, cuando Ameli regresó al país. La traición fue descubierta por Tuzzio gracias a unas conversaciones en aquella plataforma de mensajería, tan popular en los 2000. En aquel entonces el escándalo tomó tal notoriedad que hasta Jorge Rial llegó a decir que Tuzzio se había comprado un arma que solía llevar en la guantera. La vida y el fútbol le dieron revancha a Tuzzio, quien tras aquel mal trago pudo rehacer su vida: volvió a formar pareja y salió campeón tanto con River como con Independiente. Ameli, con menos laureles, se retiró en Colón de Santa Fe.
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