Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • El desafío de un crecimiento económico genuino para no volver a las andadas populistas

    Concordia » El Heraldo

    Fecha: 05/05/2025 01:21

    La expresión “econochantas” me resulta muy antipática, por lo que no recurriré a ella, solo lamentaré que varios analistas económicos omitan la sabiduría contenida en la frase de Henry Hazlitt, cito: “El arte de la Economía consiste en considerar los efectos más remotos de cualquier acto o política y no meramente sus consecuencias inmediatas...” El “estábamos mejor” o incluso “estábamos bien” dado que los restaurantes y hoteles estaban llenos, como absurdo termómetro de la salud económica nacional, mostraba una parte de la película, omitiendo la manera no genuina o insostenible de promover ese mayor consumo. Forma de crecimiento no genuina Refiere a la manera populista de crecimiento económico. Esta se gesta cuando el gobierno comienza a gastar deficitariamente, financiándose el rojo fiscal con emisión monetaria. La emisión genera bajas en las tasas de interés de modo artificial, estimulando a un tiempo consumo e inversión. ¿Por qué artificial? Porque el impulso que brinda al consumo y a la inversión la política económica expansiva, con la baja de tasas de interés consecuente, no procede de mayor ahorro por parte de agentes privados, sino del estímulo de la inefable máquina de fabricar billetitos de colores sin respaldo, debido a las necesidades de financiamiento del tesoro. El ímpetu inicial suele animar a agentes económicos a asumir mayores riesgos, sin poder advertir que una economía intoxicada de inyección monetaria pedirá más y más para no colapsar, eventualmente el suministro de la droga provista por el Banco Central va generando efectos cada vez menos efectivos. Así es como, de ufanarse de “crecer a tasas chinas”, se pasó durante los años 2011 y 2015 a un crecimiento promedio debajo del 0,5% anual (Ferreres y Asociados). Dejar un stock de reservas brutas de apenas 25.563 millones de dólares y negativas en términos netos es otro detalle, al igual que el atraso tarifario que se consumía alrededor de un 4% del PBI en subsidios. Pero no importaba, a quienes advertían del iceberg se los acusaba de antipatrias, odiadores neoliberales, entre otros epítetos, pues los restaurantes y hoteles estaban llenos, listo. Dado que no había sustento en ahorro para expandir tanto el consumo como la inversión a un tiempo, el ajuste de las cuentas públicas se tornaba inevitable ante desequilibrios económicos en aumento. El ministro Axel Kicillof, auto percibido “keynesiano” y gestor del cepo cambiario establecido en 2011, se olvidó la parte en la que John Keynes afirmaba que excederse en estímulo fiscal y monetario derivaba en inflación. Los liberales, por su parte, insistían en que la expansión monetaria lleva a la creación de una burbuja que se pincharía cuando la inflación obligara a subir las tasas de interés (Dato: en octubre de 2023 las tasas de interés superaron el 130% anual; gestión Fernández-Massa). El modelo se tornó indefendible tanto desde la heterodoxia keynesiana (salvo por quienes no la entendían o se hacían los… desentendidos) como por las posiciones ligadas a la economía liberal o libertaria, como suele decirse ahora. Forma de crecimiento genuina No es tan complicado: equilibrio en las cuentas públicas, para que sea el ahorro privado lo que financie genuinamente las inversiones impulsoras de la producción y el crecimiento, y no la emisión monetaria al servicio de la irresponsabilidad fiscal. Más ahorro, ergo mayor capacidad de otorgamiento de crédito para proyectos de inversión de orden superior, y todo ello sin gestar una burbuja inflacionaria que se desinfle con un ajuste en las cuentas públicas, o se pinche con una suba de las tasas de interés. Esta… no receta, sino metodología propia de una economía saludable, tiene otros condimentos que empujan positivamente el proceso: carga impositiva y regulatoria no asfixiante, apertura comercial, seguridad jurídica, respeto a los derechos de propiedad, desarrollo del mercado de capitales, limitación en el tamaño y funciones del Estado, entre otras condiciones que, cuando el fanatismo ideológico se evapora, se revelan como obvias. ¿Y ahora cómo vamos? Mejor en varios aspectos, el principal: no tenemos déficit presupuestario, el año anterior cerró con superávit primario de 1,8% del PBI y financiero de 0,3%. El Banco Central ya no se dedica a emitir billones de pesos para pagar intereses a los bancos por títulos que previamente les haya vendido. El tipo de cambio es semi flotante (el Banco Central solo interviene al salirse de las amplias bandas de flotación), y se ha avanzado fuerte en la liberación de las trabas cambiarias. ¿Está todo bien? Claro que no, entre los grandes desafíos contamos la acumulación de reservas, atender los vencimientos de deuda, la recomposición salarial (en marcha), y una mejora sustancial en los haberes jubilatorios. Sobre esto último es curioso que, en las marchas de barrabravas con algunos jubilados, se omita comentar que el sistema de reparto es inviable, matemáticamente insostenible, y no se proponga ni por asomo un sistema privado o mixto. ¿Por qué será? A pesar de los desafíos pendientes, el hecho de que el financiamiento productivo se respalde en ahorro, de modo genuino, sin déficit inflacionista, puede ayudar a apuntalar el crecimiento mientras se encaran las reformas estructurales (para las cuales se requiere capital político, claro), a la par de que se tratan de sortear las fuertes turbulencias internacionales. ¿Se logrará? No lo sabemos, hay muchas variables en juego. El éxito del programa es crucial, se nos va la vida en esto, o nuestros hijos por Ezeiza, si es que pueden. Una vuelta del populismo inflacionista nos dará contra el iceberg nuevamente, y esta vez no podremos decir que no estábamos alertados.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por