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    » Diario Cordoba

    Fecha: 28/04/2025 04:04

    El sábado pasado oí esto en un telediario: «¡Su vida se acaba. Están acorralados!». 15.000 palestinos, la mayoría mujeres y niños, cercados en Mabuasi (Rafah) al sur de la franja de Gaza. Mientras los aviones los bombardean sin pausa destruyendo todo lo que se movía bajo los escombros y los tanques avanzaban arrastrando cuerpos mutilados, con total impunidad. A la hora que escribo este artículo seguramente ya no quedará nadie con vida. 15.000 personas civiles desplazados, empujados a un campo de Rafah para poder exterminarlos en esa ratonera. Un día antes me vino reenviado varias veces un audio de un periodista argentino (por el acento) que suplicaba hacer una cadena informativa para que se conociera este penúltimo acto de crueldad. Su angustia parecía real al relatar los hechos que estaba viviendo. Según la CNN, Israel no permite que periodistas extranjeros ingresen de forma independientes en Gaza. La matanza, mejor si se relata en diferido y en escasos minutos de cobertura para no vomitar la comida a la hora del almuerzo en Europa. Desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás más de 50.000 personas han muerto asesinadas en Gaza. Y tras poner fin al alto el fuego con Hamás, hace unas semanas se han reanudado el horror de los ataques aéreos, con 400 muertos más por el fuego israelí. En Rafah sobrecoge ver un día y otro las imágenes envueltas en polvo gris, edificios derruidos que ya no se mantienen en pie, y que incluso sirven de refugio a los niños en este escenario de muerte. Son imágenes dantescas, arrasadas de vida, en las que no hay escapatoria posible. En la matanza de Gaza los propios funcionarios israelíes advierten que lo peor está por venir. Netanyahu, ese monstruo judío, que actúa como primer ministro de Israel detuvo la entrada de ayuda humanitaria a Gaza a principios de mes y se ha prohibido su distribución entre los refugiados. Así, los palestinos, hombres, mujeres y niños mueren de hambre o de sufrimientos inhumanos para paliar sus heridas. No quieren supervivientes testigos del genocidio sistemático de Israel. Según los términos de las negociaciones, Israel habría tenido que retirarse completamente de Gaza y comprometerse a un fin permanente de la guerra. A cambio, Hamás liberaría a todos los rehenes vivos. Pero parece que el pueblo judío no ha aprendido las lecciones sufridas en el pasado y practica contra el pueblo palestino masacres entre la población infantil y matanzas indiscriminadas. Dicho más crudamente, los israelíes están practicando la solución final contra el pueblo palestino. Igual que los nazis practicaron el holocausto contra el pueblo judío. Y, mientras tanto, ¿qué hace Europa? Nada, absolutamente nada. Mirar a la otra orilla. La ONU no reconoce oficialmente a Palestina como estado miembro, debido a las presiones que ejerce EEUU, fiel defensor de la Administración de Tel Aviv, y sus empresas millonarias en territorio yanqui. La Europa ilustrada, democrática, defensora de los derechos internacionales, sigue sin mojarse, a pesar de que desde 1947 ha emitido más de mil resoluciones sobre el «conflicto» palestino-israelí. La UE se muestra cauta/cobarde, entre otras cosas porque un estado fuerte como Alemania mantiene una relación especial con Israel, que hace casi inconcebible el reconocimiento de Palestina. De los 27 países que forman la Unión Europea, solo nueve ya reconocen al Estado Palestino: Chipre, Eslovaquia, Hungría, Malta, Polonia y la República Checa (la gran mayoría por su pertenencia a la Unión Soviética). Suecia reconoció a Palestina en 2014 y Noruega en 2024, según informa Daniel Malagón en Público. Si miramos con gafas de buscar la verdad vemos que se desmarcan Francia, Alemania, Italia, Portugal y Reino Unido. España va de diplomacia, pero aún no reconoce al Estado Palestino oficialmente. Para terminar, recordar lo que significó el Holocausto durante los años de la segunda Guerra Mundial. El Holocausto fue la persecución y aniquilación sistemática, auspiciada por el estado, de los judíos europeos por parte de la Alemania nazi y de sus colaboradores entre 1933 y 1945. Los judíos fueron las víctimas principales (seis millones fueron asesinados). También los gitanos, las personas con discapacidades físicas y mentales y los polacos fueron blanco de la destrucción y de la matanza por ser de determinada raza étnica o nacionalidad. Otros tantos millones de personas, entre ellos, homosexuales, testigos de Jehová, prisioneros de guerra soviéticos y disidentes políticos fueron víctimas de opresión y muerte en la Alemania nazi. *Periodista y escritora

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