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» El litoral Corrientes
Fecha: 06/04/2025 22:10
Son inexorables para celebrar al candidato. Forman parte de la puesta del escenario político, copiando un poco, bastante, a los candidatos norteamericanos, a su paso por las calles con gorros adictos, símil Trump. Siempre vuelven porque el hombre gusta ser reelegido como una muestra más de superioridad, cuando no la tiene y se cree la peor de las intuiciones, fabricadas por él: “infalibles” y “necesarios”. El papel como los diarios, apechuga todo el andamiaje de una elección, en el volante, en el afiche, en la boleta, en el padrón, y todo aquel que requiera desesperado anuncio. Los papelitos siempre vuelven como las “Golondrinas” de Gardel y Le Pera, incurables en su gesto de desesperado desarraigo. Bien lo afirma de su rumbo ambivalente, de un amor profundo por cada destino que en su vuelo eterno aprender a querer: “Alma criolla, errante y viajera. / Querer detenerte es una quimera.” / Siempre se vuelve al primer amor. Ya comenzaron los aprestos por las elecciones que los tiene locos por propender agarrados del poder, hacer “la quintita”, y asegurarse constituir “el bien familiar” donde hasta el novio de la nena queda prendido al buen pasar de “los adelantados”, en que hasta el pan queda bien asegurado. No son solo papeles, sino historia viva. La motosierra parece que se trabó porque hubo desfasajes en que se filtraron numeritos no previstos, que hicieron de la lucha por la inflación una ciencia no perfecta. Ante esos cada vez más frecuentes desentonos que alteran el idioma oficial, en que la gente siempre queda fuera, ya que apareció por allí el rumor valedero por distinguir con un plus salarial a quienes posibilitan para sus diversas áreas, sean despedidos mayor cantidad de empleados. En principio nefasto con ligero parecido a: “Ramal que no anda. Ramal que se levanta.” No creo ser antecedentes de encomio, sino de autoritarismo inconsciente, insensible, ya que primero está el ser humano, luego la cifra que nos condena como el ajuste salvaje donde baja la inflación macro pero por lo bajo siguen haciendo estrago los alimentos, los medicamentos, los servicios, sin que la persona tenga participación en las mínimas prioridades. Dado el desinfle de optimismo del principio, será que queda algo por venir para alivianar la hecatombe, como se preguntaba el periodista Fernández Díaz desde su columna. O será, como la “Doña”, le pregunta “si tendrá nafta para el resto”. O, el resto es lo que estamos viviendo: paros, marchas efervescentes, como era entonces. Como diría Juan Pueblo, acaso se le terminó el repertorio. Ojalá que no, aunque más ajuste puede ser fatal, acaso llevamos la cuenta de cuántos sopapos hemos recibido en los últimos tiempos. Somos supervivientes. Ciudadanos a toda prueba. La pobreza como institución. Todo es inflación, y el resto de las cosas..? Un estado con entidad. Creíble. Razonable. Conversable. Poseedor de criterio propio con opinión crítica. A propósito de “papelitos” y su utilización política, entre otras cosas cabe recordar: al dibujante salteño Caloi, autor de la tira diaria de Clarín, “Clemente”, como así “Caloi en su tinta”, ciclo televisivo. Como vemos, los “papelitos” dan para mucho, están llevando un mensaje, celebrando, estampando nombres, sumando votos, recordando lo que no tuvo que ser. Carlos Loiseau, “Caloi”, hizo popular a los papelitos en una época jorobada de la expresión. En el año 1978, con respecto al “Mundial de Fútbol 78´” llevado a cabo en la Argentina hizo famosa su campaña, como gestor de la resistencia cultural, su popular apelación: “Tiren papelitos. Muchachos…!” Sucede que la Junta, asegurándose de antemano la compostura de la gente en los estadios mundialistas, reiteraba “las buenas costumbres en las tribunas.” Caloi, doblemente y con apariencia componedora, se burló con Clemente de toda esa farsa, haciendo famoso un texto histórico siempre con los “papelitos” como protagonistas de esa fiesta futbolera. Reiteraba una vez más las recomendaciones, recordando con sorna la impecable presencia, del hincha, de la barra, del público. Decía irónicamente:“Hay que erradicar los papelitos por el Mundial. Hay que evitar peleas, agresiones, hurtos, amontonamientos, estafas, acomodos, por el Mundial (…) Cuando veo que todo eso se hace por el Mundial, me agarra un julepe bárbaro. Qué va a ser de nosotros cuando termine el Mundial, se vaya el último turista y nos quedemos solos..?” Como vemos, los “papelitos” dan para mucho, están llevando un mensaje, celebrando, estampando nombres, sumando votos, recordando lo que no tuvo que ser. Pero también escribiendo la historia, si la hicimos buena o nos quedamos con ganas como siempre, total la próxima vez será. El asunto es que esperar es prolongar los problemas, o disfrutar si la supimos ser. Pero no me creo tanto equilibrio ni tanto criterio. Salvo, que por fin, hayamos madurado.
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