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  • Se formó en Independiente, River y Boca, viajó con 15 años a firmar con Real Madrid, pero un problema truncó su sueño: “Todo lo que pasó, lo perdoné”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 31/03/2025 02:34

    Lucas Patanelli, que estuvo por jugar en las inferiores del Real Madrid a los 15 años, acaba de iniciar una nueva etapa en su carrera en la Primera C con Berazategui “Lucas, vení rápido para casa hoy que tenemos que hablar de algo”. La voz en el teléfono del otro lado es la de su papá, Marcelo. El pibito que juega en inferiores de River Plate está a punto de conocer que su vida cambiará en un abrir y cerrar de ojos. De un plumazo. Lucas Patanelli hoy es un adulto que pelea por su lugar en el fútbol profesional, pero hace más de una década fue una de las joyas que el fútbol europeo quiso captar. El Real Madrid llamó a su puerta, lo llevó a España e intentó hacerle un contrato, pero los ribetes de la vida, la burocracia y los propios rincones del negocio de la redonda bloquearon aquella chance. Y lo pusieron cara a cara con un sinuoso camino de superación. “Yo era muy chico y quizás en su momento no había tomado noción de lo que había pasado, pero hoy en día lo recuerdo con alegría, como algo loco de su momento, algo que le pasó a un chico de 14 o 15 años”, reflexiona en una charla con Infobae. Lucas hoy tiene 25 años y está iniciando una nueva etapa deportiva en Berazategui, pero hace más de una década fue uno de los tantos nuevos Messi, tan elevado como perseguido por ese mote. Aquella historia comenzó con un representante que acercó la chance de ir al Merengue y todo se precipitó: viajaron en familia inmediatamente para negociar las condiciones del arribo a las inferiores. Era, por entonces, un chiquito de las infantiles de River que destacaba por su técnica pero no por su físico. La impensada chance de unirse a la cantera de uno de los clubes más poderosos del planeta de repente se convirtió en una realidad. “Habían visto videos, habían preguntado en River. Era un chico con 14 años recién cumplidos, era un proyecto a ver qué pasaba y a ellos les interesaba. Nos llevaron a toda la familia para conocer, para hablar más en concreto y nos recibieron muy bien. Fue todo rápido, porque llegamos y al segundo día nos llevaron a la Ciudad Deportiva y nos recibió el director deportivo. Nos sentaron a mí, a mis viejos y a mi hermano contándonos que les interesaba sumarme a la cantera, pero había que arreglar un montón de cosas antes”, recuerda hoy. En un par de días, la maquinaria del fútbol comenzó a deglutir su adolescencia. Después de pedirle autógrafos a Cristiano Ronaldo y a Karim Benzema, su hermana Noelia fue la que mejor resumió aquella escena con su inocencia infantil: “Era todo una locura. Mi hermana diciéndome: ‘No entiendo nada de lo que está pasando, pero está todo muy bueno’. Ahora lo vemos a la distancia y decimos fue una locura”. Aquella charla fue productiva: quedaron en resolver las condiciones en Argentina para trasladarse a España; él a ser parte de la factoría madridista juvenil y los padres a un nuevo trabajo encaminado por el club. Real Madrid invitó a Lucas y su familia a conocer las instalaciones En el medio de esta tormenta de sensaciones, los Patanelli completos se embarcaron. Volvieron a Argentina y empezaron a organizar todo para iniciar una nueva vida en el Viejo Continente: “Nosotros teníamos que dejar nuestra casa, teníamos que ver la situación del trabajo de mi papá, de mi mamá y ellos brindaban todas soluciones en cuanto a lo que sería el trabajo, la vivienda, los años de contrato, porque iba a ser con un contrato”. Su mamá, Estela, olió en la inmediatez que algo podía fallar e hizo lo que Lucas define hoy como un “acto de rebeldía”: “Yo recién arrancaba secundaria y le dijo a mi papá yo lo voy a anotar igual por las dudas, por si llega a pasar algo. No quiero que pierda un año de colegio”. Pero hasta ahí, todo encuadraba dentro de la mágica irrealidad del fútbol: un representante con conexiones en Real Madrid lo vio jugar en las infantiles de River y le preguntó a sus padres si les interesaba ir a ese club. Dijeron que sí, pensando que sería una habladuría al pasar. El video de sus jugadas llegó a Europa y, de repente, sonó aquel teléfono que les cambió la vida. Así de rápido como germinó la semilla; así de rápido se esfumó el castillo de naipes: “Llamaron desde el club un día diciendo que teníamos que esperar, que todo se había pausado porque habían recibido una sanción de la FIFA por malos fichajes en las inferiores”. Aquella investigación de la FIFA afectó al Merengue, pero también a otras potencias europeas para el 2015. Y Lucas pasó de ser casi parte de las inferiores madridistas a estar sin club... El chiquito promesa ni siquiera tenía dónde jugar y su padre le pidió al Bocha Batista, hoy DT del seleccionado venezolano y por entonces en las inferiores de Argentinos, si podía probarlo. Patanelli se unió a entrenar en el Bicho, pero los fichajes estaban cerrados. “Me entrené hasta fin de año. La idea era fichar en Argentinos Juniors, pero cuando llegó diciembre lo llamó a mi papá una persona que trabajaba en Independiente y le ofreció un convenio para que yo pueda empezar a jugar ahí“. Allí se desató el capítulo más mediático de esta historia. El niño portada de los diarios del mundo. El nuevo Messi. Uno más... La historia de Lucas se hizo mediática cuando arribó a las inferiores de Independiente “Arreglo con Independiente, que me daba el colegio y facilidades para que pueda ir al día a día. Pero el tema es que se destraba lo de Europa y nos llama un intermediario para preguntar cuál era mi situación, si estaba con un contrato, si el club estaba dispuesto a largarme”, recuerda. Su historia, en ese instante, era narrada desde el diario deportivo argentino Olé o el canal TyC Sports a los españoles Marca y As, quienes lo catalogaban “el próximo Messi”. Un detalle es que en la entrevista que Marca le hizo en octubre del 2015 se destaca que el club de Madrid “últimamente ha fichado jóvenes estrellas del futuro” como Marco Asensio, Federico Valverde y Martin Odegaard. Diez años más tarde, Lucas acaba de terminar de entrenar a Berazategui hace un rato y está sentado ante Infobae en un café de Palermo. Mira a los costados, toma aire y aprieta la botella plástica de agua que tiene en su mano. “Ahí es donde empezó toda la historia...”, dice casi como un suspiro. “Al otro día yo estaba en los diarios, un momento de mucha locura porque fue un día normal. Me levanté para ir al colegio, nosotros entrenábamos a la tarde, y mi viejo trae el diario a la mañana, cuando yo me levanto y me dice ‘mirá‘. Yo digo no puedo creer lo que está pasando. Asustado también un poco porque no entendía nada, tenía 15 años. Te imaginás que cuando llegué al colegio también no podía ni salir al recreo. Todos los chicos queriendo saber lo que estaba pasando”, rememora. Ahora era una estrella, pero su familia temía que eso sea fugaz y decidió accionar un plan de contención que hoy recuerda como fundamental para seguir adelante más tarde. Ese día que empieza a explotar todo, se transforma en una bola de nieve, ¿y aparece la psicóloga? Sí... Yo ya venía trabajando con Daniela, no tan intensamente, hacía ya unos meses en un centro de alto rendimiento. Pero cuando explota todo, cuando viene un diario de España a hacerme una nota, ahí es donde empecé a intensificar lo que sería lo mental, porque ya estaba muy mareado, con mucha ansiedad, normal de un chico de no saber bien qué estaba pasando. ¿En qué notas hoy que tenías ansiedad? Es lógico porque todo el mundo me preguntaba. Yo tenía poca información, lo poco que sabía era lo que tocaba de oído, porque sabía que lo estaba manejando el club con otras personas, con un intermediario del Real. Yo siempre me mantuve al margen y también me mantuvieron al margen en mi familia. Igualmente así y todo, yo lo veo a la distancia, y sí, tenía ansiedad, estaba todo el tiempo preguntando qué iba a pasar. Creo que el contexto me llevaba a que todo el tiempo estaba expectante a ver alguna novedad de los diarios. Me acuerdo que usaba mucho las redes sociales, a ver si había alguna novedad. Nadie nos fue claro en su momento de lo que estaba pasando. Entonces... Tampoco sé lo que pasó. Fue importante ahí la contención de tus viejos Sí, la verdad que en gran parte es gracias a ellos que siempre, dentro de toda la locura, me criaron en un ambiente sano, en ningún momento me hicieron creer una película que no era. No eras la carta de salvación de la familia, no tenías esa presión... No es mi caso, por suerte mis papás siempre laburaron. Siempre vi que se rompieron el lomo para estar bien y para que no nos falte nada. Tampoco nos sobraba nada, pero la verdad es que no es, a diferencia de otros casos, uno donde yo no tenía un plato de comida cuando llegaba a casa. Mientras los flashes estaban encendidos, la carrera juvenil de Lucas se enredaba sin que nadie se pusiera a desatar ese nudo. “Lo que siempre recuerdo es que a mis papás le dijeron ‘tu hijo está en nuestra carpeta, nos interesaría traerlo ahora que podemos’. Y a partir de ahí empezó una negociación con Independiente, porque yo estaba ligado mediante el fichaje de AFA con Independiente y ahí viajaron de allá para poder hacer una negociación. Eso del precontrato que aparece y siempre se dijo “el chico con un precontrato”, era un papel que decía que el único que estaba habilitado para charlar sobre mis condiciones era el Real Madrid. Eso es lo que se firmó entre partes para que no se meta ningún club en el medio, digamos". Todavía hoy no sabe con claridad por qué aquella chance del Merengue se dinamitó. Tampoco sabe cuándo pasó. Un día debió tomar la decisión de enterrar la esperanza, la expectativa. El adolescente estelar, ahora debía cargar con las miradas prejuiciosas de aquellos que pensaban que era una estrella fugaz. “Nunca supe que se cayó. Quedó flotando y uno lo da por finalizado al pasar el tiempo y ver que seguía con una vida normal y continuaba con mi carrera como cualquier otro chico”. En un abrir y cerrar de ojos otra vez su vida iba a dar un giro. ¿Sentiste miradas negativas? Sí, las sentí y las supe llevar con el tiempo. En algún momento, cuando las cosas salen mal, también te van a criticar. En mi caso me estaban criticando por algo que no era un chico jugando adentro de la cancha, sino que era una situación totalmente extra futbolística de clubes con intereses y nada más. A mí se me criticó mucho o se me despreció mucho sin conocerme, sin preguntar, sin saber bien mi caso. Me quedaron muchas cosas en el tiempo cuando fue pasando. Y una de las cosas fue la expectativa, la ilusión de un chico de 14, 15 años, que se le decían muchas cosas y que de la nada parecía que todo había quedado atrás. Y quedó también una ilusión perdida ahí en el tiempo, donde yo tuve que sanar, donde tuve que trabajar mucho para entender que yo quizás era un producto, digamos, que se estaba exponiendo a la venta y nada más. Y que ahora mi situación era seguir con mi vida totalmente normal y continuar mi carrera como cualquier otro jugador de fútbol. Tuvo un paso breve por las juveniles de Boca Lo que hoy es una historia de un par de párrafos, para Lucas fueron un par de años. Mientras su deseo se debatía en un cuarto con directivos de traje, se le escapaban los caminos más importantes de la antesala a la vida profesional. Empezó a alternar, a ser suplente o a no jugar. El Rojo “hizo todo lo posible” por retenerlo, no querían dejarlo ir porque veían potencial, pero él quería tener minutos y presionó para irse a la 5ª de Boca Juniors por un llamado de Claudio Vivas; entonces ex coordinador de Avellaneda devenido en líder de las juveniles xeneizes. Vivas dejó su cargo poco después con la designación de Nicolás Burdisso en la Ribera y la historia de Lucas en ese club duró apenas un puñado de meses. Tenía una última bala de juvenil y se marchó a Vélez, bajo la tutela de Marcelo Bravo y Guillermo Morigi: “Fue una muy linda experiencia. No jugué, no tuve la chance de mostrarme. La 4ª División ya es más difícil porque también es un filtro donde están los chicos que tienen que firmar contrato a los 21 años y los que recién llegan. Están los chicos que subieron a Primera o a Reserva, pero si no tienen participación bajan a 4ª. Entonces estás muy tapado y es muy difícil meterse en un sistema nuevo cuando ya tenés una edad que otros chicos ya debutaron en Primera“. Estuvo en Vélez, pero tampoco logró encontrar su lugar Pasaste de que no te dejen ir al Real Madrid por plata a llevarte el pase libre... El pase libre como cualquier otro chico... Eso en un tramo de dos años... Sí, exactamente. ¿Ahí también fue un cachetazo? Sí. Fueron cachetazos desde muy chico que me hicieron madurar de golpe y que me sirvieron para ir forjando mi personalidad. Hoy mi personalidad es muy distinta a la de cualquier otra persona, pero porque también tuve cosas en mi pasado que no eran comunes, que a cualquier otro chico quizás se le podría haber ido la cabeza. Yo, obviamente, me equivoqué un montón de veces, pero siempre desde lo sano. Desde el sentimiento por el deporte de querer seguir jugando, seguir intentándolo. Creo que eso es lo que me caracteriza a mí. Mi mamá, mi papá, es el día de hoy que me dicen: “Yo no sé cómo seguís jugando”, con todas las cosas que pasaron en el medio, con todas las desilusiones, con todas las frustraciones. Y la verdad es una sola: yo amo el fútbol y me encanta. Soy feliz cuando entro a la cancha. ¿Por qué lo voy a dejar de hacer? ¿Por cosas que se hablaron de mí y que no ocurrieron? ¿por miradas de un externo? ¿por opiniones de alguien que no sabe mi historia? Opinan de un chico de 14 o 15 años como si supieran de todo y que tendrían la verdad de todo. Patanelli entró en la licuadora del fútbol sin tener una raíz firme en las juveniles de un club que le permitieran tener respaldo. Con la mirada hostil de lo que pudo ser y no fue. El territorio límite que marca que apenas 1 o 2 por ciento de los jugadores de inferiores termina convirtiendo al fútbol en su trabajo. Pasó de ser la gema que quería el Real Madrid a no tener una red en la caída. Sólo su mentalidad. El fin de las inferiores. Un representante le ofreció llevarlo a al Valenciennes de la Ligue 2 de Francia: “Estaba súper contento, con toda la emoción. Cae pandemia y no viajo. El club manda una carta diciendo que me esperaban más adelante, cuando frenara todo. Y después lo que sabemos..”. A fines del 2020, el mismo agente le consiguió una prueba en el Panetolikos FC de Grecia, que tenía en su plantel algunos nombres conocidos como el ex delantero de Independiente Nicolás Mazzola o el ex San Lorenzo Elías Pereyra. “Le gusté al técnico. Empezaron a decir que me iban a firmar. Y apareció lo de los derechos formativos, que eso es una puerta que se cierra y que es muy difícil de abrir porque los clubes hoy en día no los negocian. Independiente los reclamó. Ahí es donde se cae mi posibilidad de estar en Grecia”, recuerda. “Tenía que pegar la vuelta y chau. Buscar un club acá y empezar a ver qué iba a hacer, porque en mi casa era ‘si no vas a jugar al fútbol, estudiá‘. No hay una segunda opción o una tercera opción. Apareció un equipo de Ucrania mientras yo estaba en Grecia”, explica. Fue de pretemporada a Turquía con el Karpaty Lviv. “Uno a veces habla solo de lo malo del fútbol. Y hay un montón de cosas lindas y buenas que te pueden pasar. Gracias al fútbol conocí Grecia, conocí Turquía y encima el equipo este ucraniano nos llevó de pretemporada 15 días en un hotel que era el Titanic Resort. Una locura. Le sacaba fotos hasta a los baños. Esas son las cosas lindas también que a mí me quedan como recuerdos, experiencias de un chico que hace un montón de años decían que iba a jugar para el Real Madrid, que al final terminó yéndose libre de Independiente, que luego estaba en cuarentena y no sabía si iba a seguir jugando al fútbol”. El problema burocrático de los derechos formativos se resolvió llevándolo a jugar a la filial de esa entidad ucraniana, en la tercera división, hasta alcanzar los 21 años y quedar liberado de ese reclamo: “Me estaba yendo súper bien. Jugaba todos los partidos, que era algo que me faltaba. Me sentí jugador por primera vez. Ahí es donde te das cuenta que en realidad lo que uno quiere realmente es eso. Estuve en Ucrania hasta que empezó la guerra. La idea era que yo vaya a la Primera División”. El conflicto bélico, que estalló cuando él estaba de vacaciones en Argentina y que aún hoy continúa latente en esa zona hasta estos días, decantó en que la FIFA lo liberara para buscar otro club ante la suspensión de todas las actividades en territorio ucraniano. Se sumó a All Boys con la temporada 2021/22 empezada y una fractura del quinto metatarsiano a los pocos días de unirse al plantel lo relegó. La falta de espacio lo empujó otra vez al exterior: firmó en el Dubai City de Emiratos Árabes Unidos. “Es totalmente diferente, con un ámbito competitivo mucho menor. Pasé a jugar en estadios para 50.000 espectadores, con quince personas en la tribuna y las quince con una coca y pochoclos en la mano. Se vive de otra manera. Ahí me volví a conectar con el juego en sí. Jugaba todos los partidos, me iba bien, hice goles y asistencias, pero había algo que me faltaba: ese fuego. Ahí ganabas o perdías y parecía que no pasaba nada”, reconoce. “Tenía la posibilidad de seguir jugando allá, instalarme y hacer carrera”, explica al mismo tiempo que detalle que eso significaba dejar de lado un “montón de sueños, de expectativas, de objetivos personales, de lado, para enfocarte más que nada en lo económico”. Lucas en uno de sus pasos por el exterior Sus sueños, la muerte de su abuela y el reinicio del noviazgo con Maca, su compañera desde la infancia, lo empujaron a probar de vuelta en Argentina y consiguió una oportunidad de pelear un lugar en Excursionistas en el ascenso: “Era volver a meterse, a pelearla. Sabía que llegaba y Kopriva(el DT) me iba a decir mirá que somos 39 jugadores, sos el número 39, a pelearla. Me rompí el lomo para meterme a base de esfuerzo y por suerte se vio reflejado porque a mitad de año ya me empezó a citar y empecé a jugar”. El salto de Excursio lo llevó a una nueva aventura que acaba de empezar con 25 años en Berazategui con el deseo de explotar todo el potencial que lo hizo convertirse en noticia hace una década: “Estoy con más ganas que nunca. La sigo peleando. Es el día de hoy que a mí nunca nada se me hizo fácil y sigo en esto porque creo que en mis condiciones, confío en mí y que en algún momento se me va a dar la posibilidad de estar en una gran liga donde compita con los mejores y todo“. Pasaron los años, pero aquel chiquito al que se le esfumó el sueño de las manos sigue dando pelea. ¿Sanaste esa herida? Muchos cuando me preguntan sobre lo que pasó o me entrevistan, se olvidan un poco de lo humano, de: ¿Y el chico ese que pasó todas esas situaciones hoy en día cómo está? Muchos me preguntan del pasado y de lo que fue. Hoy en el presente la verdad es que sigo sanando, sigo construyéndome, haciéndome día a día mejor profesional, mejor persona. Y considero que todo eso que pasó lo perdoné, no culpé a nadie porque no se haya dado. No busco culpables, no me interesa, no le guardo rencor a ningún club ni a ninguna persona. Y eso es, creo, lo que a mí me permite seguir disfrutando de esto y no tenerle odio al fútbol. Yo al fútbol no lo odio, lo amo. En todo lo que conlleva, porque es un ambiente difícil, es un ambiente áspero. Empiezan a lucrar con chicos menores. Dejan de lado a la persona y se pasa a ver un producto. Donde todo es efímero, porque enseguida se queda en el aire. Vos hoy la rompés, hablo de vos. Mañana la rompió el de al lado, a vos te olvidé y hablo del de al lado. Entendí de grande que las expectativas eran del resto, no mías. Hay muchas cosas que me auto presionaba, porque decía “yo me tengo que pasar a cinco jugadores y clavarla en un ángulo”, y no. No tengo por qué hacer eso. Pero los demás me lo hicieron creer. Considero que lo estoy sanando, que lo sigo sanando, que lo sigo perdonando, pero que estoy bien conmigo mismo y con todo lo que pasó. "Yo al fútbol no lo odio, lo amo"

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