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» La Capital
Fecha: 30/03/2025 21:12
Según la OMS, el mínimo es de 100 litros diarios. En la ciudad llega a 300 y quieren bajarlo a 170. De esta manera, unos 100 mil vecinos mejorarán su acceso al recurso Este lunes 31 de marzo se celebra en Argentina el Día Nacional del Agua y los ojos se vuelven hacia ese valioso recurso natural . El consumo mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud es de cien litros por habitante por día, una cantidad que Rosario triplica según investigaciones de la Cátedra del Agua y del Centro Interdisciplinario del Agua de la UNR. Amén de los derroches y usos inconvenientes, como la excesiva renovación del contenido de piletas de natación o el lavado de veredas y vehículos con agua potable, “el 40 por ciento del agua apta para beber se pierde en el proceso por problemas en cañerías, bombas y estaciones de bombeo, y por infraestructura obsoleta”, advierte el defensor del Pueblo de la provincia, Gabriel Savino. El panorama es complejo y tiene múltiples aristas. En cuanto a la merma en la utilización domiciliaria, no se trata de una meta inalcanzable. De hecho, a principios de la década de 2.000 era de 450 a 500 litros por rosarino por día , recuerda el abogado Aníbal Faccendini, de la Cátedra del Agua, y atribuye esta baja progresiva a lo largo de 25 años a la concientización de la población y a las obras de acueductos. En ambos rubros, señala, todavía hay pendientes. “La falta de conocimiento es el principal adversario para lograr un consumo responsable, solidario y equitativo”, analiza el experto, cuyo espacio académico acaba de lanzar la campaña “Consumí 170 litros/día, que ayudan a que el agua llegue a más personas”. La expectativa de reducción resulta considerable, casi la mitad de lo que actualmente emplea en promedio cada rosarino para beber, asearse, limpiar su vivienda y lavar la ropa. Es decir, 300 litros, al igual que en la Ciudad de Buenos Aires y por debajo de Córdoba, donde ese valor asciende a 350 . ¿Por qué la campaña se planta en 170 litros y no en cien, el piso que recomienda la OMS? “Bañarse durante diez minutos con ducha equivale a 80 litros, así que 170 nos parece una cifra razonable y sustentable, mesurada. Cuando se logre, eso va a repercutir en un mejor acceso para unas cien mil personas que hoy consumen menos de cien litros diarios en barrios vulnerables y en barrios periféricos consolidados, donde falta presión”, continúa Faccendini, y aclara que los 300 litros son una construcción estadística que si se mira más de cerca se traduce en altos consumos en el macrocentro y el cordón que lo rodea, mientras en las zonas más alejadas “sólo hay presión de noche, entonces los vecinos lavan la ropa de madrugada o deben reemplazar los calefones a gas por artefactos eléctricos, entre otros malabares”. A esto se suma que, según estimaciones oficiales, alrededor del diez por ciento de la población no accede a la red formal de agua potable. Para evitar derroches del agua Al defensor del pueblo de Santa Fe también le preocupa que se desaproveche agua que le cuesta potabilizar a los prestadores de servicios sanitarios. A saber, Aguas Santafesinas Sociedad Anónima (Assa) y 344 pequeños prestadores, tales como municipios, comunas y cooperativas del interior de la provincia, de acuerdo a datos del Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress). El gobierno de la provincia anunció para este año una inversión que supera los cien mil millones de pesos para recambio de redes de distribución de Assa y alrededor de 33 mil millones para grandes acueductos. Sin provisión. Hasta ahora, los habitantes de cinco barrios de la zona oeste de la ciudad se las arreglan como pueden para obtener agua potable. Sin provisión. Hasta ahora, los habitantes de cinco barrios de la zona oeste de la ciudad se las arreglan como pueden para obtener agua potable. Por el momento, se calcula que el 40 por ciento del recurso ni siquiera llega a usarse por pérdidas en cañerías, bombas y estaciones de bombeo, y por obsolescencia de la infraestructura, subraya Savino. “Presentamos proyectos en la Legislatura provincial para eficientizar el servicio y que como consecuencia se gaste menos agua; luego las comunas y municipios deberán adecuar sus ordenanzas”, propone y agrega taxativo: “Más que consumo, hay derroche. Estamos acostumbrados a abrir la canilla y que salga agua potable”. Por eso la Defensoría impulsa que las nuevas construcciones tengan dos tanques, uno con agua apta para beber y otro para servicios (riego, limpieza y descargas en los baños). Además promueve que se unifiquen las mediciones de consumo, ya que hoy conviven tres sistemas: por metro cúbico (volumen), por metro cuadrado (superficie de la vivienda) y por micromedidor. “Hay cuestiones sin sentido, como que las cocheras paguen fortunas por el servicio y no tengan ninguna canilla”, afirma, y más adelante mencionará el caso de vecinos que cuentan con las instalaciones sanitarias adecuadas en sus viviendas pero el agua no sale del grifo por falta de presión o lo hace con tinte amarronado. En lo que va del año, en la oficina local de la Defensoría del Pueblo se tramitaron 152 quejas relacionadas con cortes del servicio, deficiencias y cloacas. Si bien el Enress admite que los principales consumidores de agua son los sectores agropecuario e industrial, también aconseja medidas para “un uso responsable”. Se trata de pequeñas acciones a incorporar por la ciudadanía en la vida cotidiana: desde reparar las instalaciones defectuosas que originan pérdidas y fugas, a cerrar bien la canilla después de usarla. “Así como se va tomando conciencia sobre las maneras de ahorrar energía eléctrica, tenemos que hacerlo para evitar el desperdicio de agua. Porque acceder a ella es un derecho humano”, dice el defensor del Pueblo (y así lo reconoció la Asamblea General de Naciones Unidas en julio de 2010). Savino se manifiesta a favor de bajar el consumo per capita y menciona algunas estrategias, como “bañarse a conciencia y cosechar agua de lluvia”. “En un minuto de canilla abierta se pueden ir 10 litros y si gotea podrían perderse 30 litros en 24 horas”, aporta Faccendini y pide usos “más solidarios” para cuidar el recurso y en función “de la población que sufre carencias” tanto de abastecimiento como de suministro. En ese sentido, ilustra que un baño de inmersión implica el uso de 200 litros de agua, mientras el recambio de piscinas se lleva enormes volúmenes a los cuales es posible preservar apelando a un empleo más intensivo de filtros y de cloro. Otras recomendaciones tienen relación con abrir la ducha recién al momento de entrar, utilizar el lavarropas con la carga completa de ropa y mantener la canilla cerrada durante el cepillado de dientes. Estas sugerencias resonaron sobre todo a partir de la bajante histórica del río Paraná en 2020, pero adquieren vigencia en un contexto de avance del cambio climático y de escasez del agua dulce en el mundo. Buenas prácticas Aguas Santafesinas recomienda buenas prácticas para evitar el despilfarro de agua potable, como el uso de baldes o mangueras provistas de sistemas de corte (gatillo o interruptores o pulsadores) o impedir que el agua corra innecesariamente al lavar los platos. Asimismo, insta a controlar las pérdidas en canillas y tanques de agua. La empresa recuerda que no están permitidas las llamadas bombas chupadoras conectadas en forma directa a la red, “porque causan riesgos y perjuicios directamente a las cañerías de sus instalaciones internas y de sus vecinos”. Otro punto sensible es la renovación del contenido de las piletas, ya que por ejemplo “una pileta de lona de cinco mil litros equivale al consumo diario de agua potable de 25 personas”. Para garantizar su mantenimiento, conviene agregarle cloro, lavandina o una pastilla de cloro sólido, lo que la conserva varios días, y cubrir la piscina mientras no se usa para evitar el ingreso de polvo u hojas. En cuanto al riego de plantas, la recomendación es hacerlo a partir del atardecer ya que el agua se infiltra mejor en el suelo al disminuir la evaporación, las hojas de las plantas no se queman y la humedad en el suelo se conserva durante toda la noche, entre otros beneficios.
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