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» Comercio y Justicia
Fecha: 27/03/2025 02:56
Por Luis Esterlizi (*) “La sublimación de la humanidad no depende de su consideración preferente como del hecho de que el individuo que la integra alcance un grado que la justifique. La senda hegeliana condujo a ciertos grupos al desvarío de subordinar tan por entero la individualidad a la organización ideal, que automáticamente el concepto de humanidad quedaba reducido a una frase vacía: la omnipotencia del Estado sobre una infinita suma de ceros. Podemos entender entonces o divisar al hombre mejor, en el marco de la humanidad que lo realiza, en su jerarquía propia, atento a sus propios fines y consciente de su participación en lo general. En el seno de una humanidad que soñamos, el hombre es una dignidad en continuo forcejeo y una vocación indeclinable hacia formas superiores de vida. Tales factores no operan -por cierto- en una consideración simplemente masiva de la biología social. De su ignorancia o de su sojuzgamiento depende precisamente el éxito de los déspotas. Hay una libertad irrespetuosa ante el interés común, enemiga natural del bien social. No vigoriza al yo sino en la medida que niega el nosotros y ni siquiera se es útil a sí misma para proyectar sobre su actividad una noble calificación. La conclusión de que sólo en el dilatado marco de la convivencia puede producirse la personalidad libre, y no en el aislamiento, puede ser el agregado indispensable al ideal filosófico de sociología, cuya expresión más simple sería la de que nos es grato llegar a la humanidad por el individuo y a éste por la dignificación y acentuación de sus valores permanentes”. La comunidad organizada – Editorial Codex – págs. 36 y 37 – Julio de 1974 El Estado Libertario La introducción filosófica sirve como guía para analizar desde esa ciencia el drama político que hoy vive Argentina -enfocando el análisis sobre el fracaso de los partidos políticos- cuando después de siete años de dictadura militar instalada por medio del golpe de Estado de 1976 se promueve -a partir de 1983- una democracia confrontativa entre izquierdas y derechas, que dominó el escenario institucional en los últimos 49 años. Ante dicho proceso -que muchos argentinos consideran agotado- surgió Milei, quien -calificando a las figuras que conducen dicha confrontación como “la casta” y mencionado su intención de destruirla- logró 30% de los votos para ir al balotaje y confrontar con el sector que él considera como la izquierda progresista. Tácticamente Milei deja de lado sus ideas que responden al anarco-liberalismo, para retomar la línea confrontativa de derecha vs izquierda aliándose con el macrismo, último exponente de un gobierno liberal. A esta altura de los acontecimientos, creo fundamental realizar una lectura retrospectiva de nuestra historia política, ya que Milei, un anarquista de mercado, esconde su verdadera confrontación ideológica que tiene con el peronismo porque sustenta la misma génesis de los bombardeos en Plaza de Mayo del 11 de junio de 1955; del golpe de Estado del 16 de septiembre de 1955 y del golpe civico militar del 24 de marzo de 1976, con Martinez de Hoz como ministro de Economía. Por ello -una vez en el poder- instala un gobierno que expone conceptos provenientes de grupos extremistas que, con sus desvaríos, buscan subordinar a la ciudadanía con el engaño de la libertad individual para que ante el Estado -definitivamente- constituyan una infinita suma de ceros. Por eso, la libertad individual o individualismo es un modelo de neutralización del sentido organizativo de los pueblos, negándole la predisposición de participar en la solución de los problemas que frenan el proceso de su propia evolución social. Eso demuestra que Milei -especulativamente- utiliza el poder otorgado por congresales y gobernadores para que, mediante sus DNU, avance en su intento de subordinar al pueblo, bajo un Estado totalitario y opresor representado por él, como el mesías enviado por Dios. En el mientras tanto implantó -contra los argentinos que profesan las ideas de un destino emancipado y trascendente- un ajuste inhumano y salvaje que afectó los modos de vida y existencia, buscando destruir las asociaciones y entidades representativas, para que un Estado omnipotente pueda disponer dispendiosamente de los intereses, libertades y derechos del pueblo argentino. Para lograr dicho objetivo fue acompañado por la complicidad de lo que él mismo calificó como la casta -que había prometido destruir pero finalmente usó, mediante coimas y prebendas- para el sostenimiento institucional de su desgobierno que, aunque sea a los tumbos, carga sobre su “honorabilidad” graves anomalías y acciones deleznables que lo comprometen ética y moralmente ante la justicia y el desencanto frente a los sectores que lo votaron. Este proceso terminó por justificar los calificativos que en su momento Milei había pronunciado con respecto a diputados, senadores, gobernadores, etcétera, tales como “ratas” y “coimeros”, convirtiéndolos en sus infaltables aliados para ejecutar el latrocinio que padece Argentina. La crisis mundial Al mismo tiempo, los sucesos en el orden internacional tienen clara incidencia en los destinos de los pueblos. Argentina -lamentablemente, por su deplorable situación política, económica y social- ha quedado entrampada en el juego perverso de los imperialismos, siendo hoy una de las regiones más proclives a ser carne de cañón de sus incontrolables deseos de poder, aun cuando una crisis sin precedentes acosa en forma ineludible a EEUU, que -desesperado- intenta no quedar expuesto a una soledad propia de su decadencia, mientras otros países buscan denodadamente establecer un cambio de época, poniéndole fin a más de 100 años de guerras fratricidas. Estos acontecimientos son propios de la lucha por el poder mundial que hegemónicamente intenta sostener EEUU, ante el avance de varias potencias que buscan la construcción de un poder mundial multipolar que extienda un camino de paz y construcción fraterna entre todos los pueblos y razas del mundo, como también la de restablecer el equilibrio y la armonía con la naturaleza. Ante dicho escenario y a contramano de este proceso, vemos como el propio gobierno de Milei no sólo nos introduce en la guerra entre Rusia y Ucrania sino que denodadamente niega la existencia del calentamiento global. Lamentable y finalmente, Milei logra supeditar el destino de Argentina a las decisiones del presidente de EEUU, minimiza los sucesos y catástrofes que produce la crisis ambiental que consumieron miles de hectáreas incendiadas o inundadas y que demostraron -en el caso de Bahía Blanca- la ausencia de criterios para evitar sus consecuencias, cuando ya existían estudios realizados por la UTN y el Conicet que anticiparon desastres naturales como los ocurridos hace días. Es decir, en el plano internacional, Milei no sólo ha abdicado de defender nuestros intereses soberanos, independencia política y crecimiento económico con desarrollo social, sino que deja que nuestro destino sea el de una colonia próspera, pero colonia al fin bajo la decisión exclusiva de EEUU. Además comprobamos que Milei no sólo ha abdicado de hacer de Argentina un país desarrollado, libre, independiente y soberano gracias a los enormes recursos que poseemos como al importante potencial laboral, productivo y tecnológico, sino que abrió la importación a productos foráneos, que con la baja de aranceles, liquidarán lo que queda de parte de empresarios argentinos que continúan batallando contra este infortunio. El 24 de marzo de 1976 Esta fecha es para recordar que como último golpe de Estado realizado contra un gobierno de clara concepción peronista, sirvió al mismo tiempo para extender a todos los argentinos una advertencia in-eterna, a la juventud y al pueblo en general para que les quedara grabado que -con crueles persecuciones, represión, sangre y muerte de miles de argentinos- nunca más el pueblo argentino intentara ser dueño de su destino, ni pretendiera buscar a través de sus organizaciones libres del pueblo, el camino de la realización trascendente que nos merecemos. El montaje de la represión violenta que hoy utiliza el gobierno de Milei contra el pueblo reinstala aquella advertencia. Este 24 de marzo, el pueblo argentino se movilizó multitudinariamente en todo el país, poniendo la bandera argentina, la soberanía, libertad e independencia de los argentinos como estandarte de lucha permanente. Esta movilización la comprendí como la férrea voluntad de un pueblo de retomar el camino de la liberación nacional, imaginando como consigna -libre de todo intento de partidizar al pueblo- que, desde hoy, para un argentino no debe haber nada mejor que otro argentino. (*) Ex ministro de Obras Públicas de la Provincia de Córdoba
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