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  • El actual superávit comercial no es para siempre

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 16/03/2025 03:16

    Vaca Muerta y la minería agregarán en el tiempo, muy probablemente, “otro campo” a las exportaciones El entusiasmo por el proyectado -y ya real en 2024/25- crecimiento del superávit de la balanza de energía podría estar generando estragos en la profesión, y particularmente entre los políticos. Vaca Muerta y la minería agregarán en el tiempo, muy probablemente, “otro campo” a las exportaciones, de modo que, por primera vez en décadas, veremos que hay más de un sector que “banca” el déficit del resto. Y ya en el muy corto plazo, a pesar de la fuerte caída de los precios internacionales de las materias primas, y gracias a una cosecha que mejora en volumen -pero aún debajo de récords previos-, el valor de las exportaciones volverá a crecer, gracias fundamentalmente a los nuevos sectores. Es probable que las exportaciones totales agreguen en 2025 unos USD 7.000 millones (hasta 9%) al nivel de 2024, alcanzando USD 86.500 millones -muy cerca del récord nominal de 2022, con USD 88.445 millones-, y continúen creciendo en años posteriores. Es probable que las exportaciones totales agreguen en 2025 unos USD 7.000 millones (hasta 9%) al nivel de 2024, alcanzando USD 86.500 millones Todo eso parece probable, pero acercarse a USD 100 mil millones en 2027 o a USD 120 mil millones en 2030 –si los precios acompañan– sigue siendo un desafío. Y, además, no implica que Argentina pueda mantener superávit comercial. Como estamos acostumbrados a decir los economistas, todo depende. En primer lugar, los precios no siempre juegan a favor, pueden agregar o quitar, y todo parece indicar que, en el corto plazo, nuestros precios de exportación serán más bajos que en el pasado reciente en el caso del agro -soja en particular-, y también en el caso de los combustibles -que, desde ahora-, pesan más en la exportación que en la importación. Nuestros precios de exportación serán más bajos que en el pasado reciente en el caso del agro -soja en particular-, y también en el caso de los combustibles (Foto: Reuters) Por lo tanto, el desafío de crecer en valor exportado con precios que se estancan o caen se trasladará al desafío de aumentar aún más los volúmenes y la calidad de los productos de exportación. Para colocar un volumen creciente de exportaciones, se requiere producir más bienes -energía, producción agropecuaria e industrial-, acompañando aumentos de productividad que mejoren la competitividad doméstica -ya que la competitividad vía tipo de cambio parece ser acotada-. Las reformas regulatorias introducidas en los últimos 15 meses van por ese camino y pueden hacer una diferencia clara respecto de los “rebotes económicos” que tuvimos, definiendo un sendero más estable de crecimiento. Pero todavía quedan en los papeles reformas de peso que permitan bajar costos unitarios, dependientes en parte del gobierno federal y de las provincias (reformas regulatorias y reducción de gasto e impuestos), y en parte del sector privado, que tiene que encarar la reconversión hacia una economía más abierta. Todavía quedan en los papeles reformas de peso que permitan bajar costos unitarios, dependientes en parte del gobierno federal y de las provincias, y en parte del sector privado Podemos asumir que las reformas regulatorias y el proceso de apertura, junto con la baja real del gasto público y la presión impositiva, serán parte de un proceso intenso que llevará al menos de 3 a 4 años y que no será revertido. En ese tiempo, también se requerirá que las empresas hagan las reformas necesarias para acercarse a la frontera productiva, mejorando la eficiencia. Esto último demandará una inversión intensiva, algo que viene antes, no después, del salto productivo y exportador. Podemos asumir también que la demanda de exportaciones argentinas “estará allí”, aun en contextos de menor crecimiento mundial y precios internacionales no tan favorables, para una parte importante de la producción doméstica, que incluye al agro, los hidrocarburos y la minería metalífera, y también a las industrias transformadoras asociadas. El escenario de “guerras comerciales” que plantea la administración del presidente Trump sugiere que el tablero comercial puede cambiar hacia compartimentos estancos, lo que requerirá mucha flexibilidad y capacidad de negociación por parte de empresas y gobiernos para no ser desplazados (Foto: Reuters) Eventualmente, también para el resto, aun cuando el escenario de “guerras comerciales” que plantea la administración del presidente Trump sugiere que el tablero comercial puede cambiar hacia compartimentos estancos, lo que requerirá mucha flexibilidad y capacidad de negociación por parte de empresas y gobiernos para no ser desplazados. En cualquier caso, y por varios años, en el escenario más favorable de crecimiento para Argentina, la elasticidad de importaciones en bienes de capital, partes y piezas, y bienes intermedios permanecerá muy alta. No solo para lograr un salto exportador, sino que, considerando el bienestar de la población, la apertura de la economía también llevará a un salto cuantitativo en las importaciones de bienes de consumo. El “otro campo” es una oportunidad para que el proceso de inversión no implique, en la transición, un déficit extraordinario de la cuenta corriente. A mediano plazo, todo dependerá de la magnitud y calidad de las inversiones realizadas y de la productividad y baja de costos unitarios que se hayan logrado. Pero todo está por venir: no gastemos a cuenta los recursos que se necesitan para recapitalizar a Argentina. El autor el Director y Economista Jefe de FIEL. Esta nota se publicó en Indicadores de Coyuntura 663 de FIEL

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