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» Corrientesaldia
Fecha: 25/02/2025 11:36
-El submarino ARA San Juan desapareció el 15 de noviembre de 2017 con 44 tripulantes a bordo. La nave siniestrada fue detectada un año después, a 900 metros de profundidad. -Una teoría conspirativa sugiera que el submarino fue atacado por un submarino inglés, pero no hay evidencia que respalde esta afirmación. -Las investigaciones oficiales indican que el hundimiento se debió a una implosión, causada por una falla técnica. Por: ADNSUR El hundimiento del submarino ARA San Juan, ocurrido el 15 de noviembre de 2017, con la pérdida de las 44 vidas a bordo, es una de las tragedias más dolorosas de la historia naval argentina. La investigación judicial concluyó que la hipótesis más probable se vincula a la falta de mantenimiento del buque. Sin embargo, en los 7 años transcurridos desde el incidente, han surgido diversas teorías conspirativas que intentan explicar lo ocurrido. Una de las más difundidas es la que sugiere que el buque argentino fue hundido por un submarino inglés. ¿Qué hay de cierto en esta afirmación? ¿Qué dicen los expertos y las investigaciones oficiales? El origen de la teoría conspirativa La teoría de que un submarino inglés habría hundido al ARA San Juan comenzó a circular en redes sociales y algunos medios alternativos poco después de la desaparición del submarino. Los defensores de esta hipótesis argumentan que el Reino Unido tenía motivos para atacar al submarino argentino debido a la histórica disputa por las Islas Malvinas, atribuyéndole al ARA San Juan alguna misión de “espionaje” o detección de naves inglesas en zona prohibida. Además, señalan la presencia de buques británicos en la región durante esa época, aunque no hay evidencia concreta que vincule su presencia con el incidente. Uno de los puntos clave de esta teoría es la supuesta detección de un “ruido hidroacústico” similar al de una explosión, registrado por estaciones de monitoreo internacionales cerca de la última posición conocida del ARA San Juan. Algunos teóricos afirman que este sonido podría corresponder a un torpedo lanzado por un submarino inglés. Lo que dicen las investigaciones oficiales La investigación oficial llevada a cabo por la Justicia argentina, con el apoyo de expertos internacionales, concluyó que la hipótesis más probable del hundimiento del ARA San Juan se debió a una implosión causada por una secuencia de hechos, que comenzó con un principio de incendio en la zona de baterías, a raíz de un corto circuito. Eso motivó que la nave saliera a flote para controlar la situación, pero la condición de mar tormentoso derivó en el ingreso de agua, debido al mal estado de una válvula de ventilación, denominada Eco19, que ya había tenido un inconveniente similar en una navegación de julio de 2017. Así se desprende de la sentencia de la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia, al momento de confirmar los procesamientos de los marinos involucrados, cuando da por probado que “el Comandante Fernández informó sobre la entrada de agua de mar al tanque de baterías nro. 3, lo que habría ocasionado un cortocircuito y principio de incendio obligando a la unidad a salir a superficie para ventilar; así como que el ARA San Juan habría permanecido en superficie o plano de periscopio hasta las 08.45 hs del 15 de noviembre (según el último intento de conexión de 532 segundos)”. En el mismo pronunciamiento judicial, de noviembre de 2020, se advierte que “los informes técnicos agregados en autos y la opinión de todos los submarinistas que declararon durante la instrucción, afirmaron que el único lugar por donde pudo haber ocurrido ese ingreso de agua, sería por la válvula Eco 19, pues ella es la que comunica con el sistema de ventilación”. Bruce Rule, analista de acústica marina de la Armada de Estados Unidos, explicó el origen de la implosión, en una entrevista con el diario Clarín, publicada el 11 de octubre de 2019: “Estos cortocircuitos separan cualquier agua que se encuentre presente allí en hidrógeno (un gas altamente explosivo, inodoro e incoloro) y oxígeno.. El hidrógeno generado por las inundaciones en el San Juan se acumuló lentamente a niveles peligrosos alrededor de las 13:30 GMT (10:30 de Argentina), cuando una chispa estática producida por acciones de la tripulación o por maquinaria motorizada provocó que el hidrógeno explotara”. Respecto al “ruido hidroacústico”, Rule fue uno de los primeros expertos en confirmar que efectivamente se registró un sonido consistente con una explosión, pero lo atribuyó a la implosión del submarino, no al impacto de un torpedo. “Lo que ocurrió no tiene nada que ver con un ataque militar, porque, primero, se debería haber detectado otro navío en la zona; y segundo, sería un fenómeno distinto, con una señal con otro tipo de curva, más larga y con más eco”, dijo el entonces embajador argentino en Austria, Rafael Grossi, pocos días después del hecho, en declaraciones a Infobae. Además de diplomático, Grossi es investigador nuclear con amplia experiencia, ya que fue director general adjunto del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Además, la Armada Argentina y organismos internacionales como la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO, por sus siglas en inglés) descartaron la presencia de submarinos extranjeros en la zona en el momento del incidente. No se encontraron registros de actividad naval británica que respaldaran la teoría conspirativa. Una de las querellas rechazó de plano la hipótesis del ataque externo La abogada Valeria Carreras, que representa a 26 familias de las víctimas, fue contundente al descartar este tipo de teorías: “Hay elementos de prueba contundentes para descartar un ataque -dijo la abogada, en diálogo con la agencia de noticias ADNSUR-. Primero, si hubieran estado bajo ataque, no podrían haber mantenido comunicaciones, porque en ese caso deben ser invisibles e inaudibles. Esto no ocurrió, porque ellos utilizaron el último medio autorizado, que es el teléfono celular”. Al ahondar en su argumento, Carreras sumó elementos con relación a la falta de mantenimiento y recursos para sostener al submarino: “No pudieron usar el sistema ‘Eureka’, porque la empresa Claro le había cortado internet a la Armada Argentina y no recibía ninguna señal en tierra. Esto está probado en la causa. Cuando se hizo pública la desaparición del submarino, les dieron señal, pero ya era tarde”. En segundo lugar, indicó, al comunicarse por celular, se tornaron absolutamente visibles, lo que hubiera sido imposible en caso de estar bajo ataque. “Lo intentaron en 11 oportunidades, durante 7 horas previas a la implosión, de las cuales sólo en 6 pudieron comunicarse. Esto descarta de plano el ataque”. Además, recordó que la primera alarma surgió por un incendio en el balcón de baterías desde la noche anterior, lo mismo que había ocurrido en julio de 2017, cuando el ingreso de agua salada a ese sector provocó un fuego que pudo controlarse porque el mar era calmo. En noviembre, en cambio, el mar era altamente tormentoso. Por otro lado, la abogada planteó que las imágenes del submarino en el lecho del mar muestran una parte de su fisonomía habitual, mientras que, desde la mitad hacia atrás, se ve totalmente destruido por la implosión, similar a una lata de gaseosa vacía. En esas imágenes, detalló, no se observa el impacto de un torpedo u otro tipo de ataque externo. “Hubo una sobrevida de 22 minutos desde la implosión -dijo la abogada-, mientras el submarino se iba de punta hacia el fondo, cuando habían perdido la hélice. Por respeto a los familiares tuve que investigar también cada una de las ‘teorías’ que circularon, pero carecían de sustento”, sostuvo. El papel de las teorías conspirativas Las teorías conspirativas, como la del submarino inglés, suelen surgir en contextos de tragedias donde las respuestas oficiales no logran satisfacer a todos los sectores de la sociedad. En el caso del ARA San Juan, la lentitud de las investigaciones y la falta de transparencia inicial alimentaron dudas y especulaciones. Sin embargo, es importante diferenciar entre las preguntas legítimas sobre el manejo de la crisis y las afirmaciones sin sustento que pueden desviar la atención de los problemas reales, como las fallas en el mantenimiento del submarino y las responsabilidades políticas y militares en el caso. La teoría de que el ARA San Juan fue hundido por un submarino inglés no tiene respaldo en las investigaciones oficiales ni en el análisis de expertos. Las evidencias apuntan a que la tragedia fue el resultado de una falla técnica por falta de mantenimiento adecuado y no de un ataque externo. Aunque las teorías conspirativas pueden ser atractivas para algunos, es crucial basarse en hechos verificables para entender lo ocurrido y honrar la memoria de las 44 personas que perdieron la vida en este trágico suceso. 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