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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 07/02/2025 10:55
Dennis Schroder pasó por tres equipos en 12 horas (Credit: Cary Edmondson-Imagn Images) Dentro del negocio de la NBA nadie está a salvo de irse a dormir una noche y despertarse al día siguiente con la noticia de que tiene que mudarse a otro equipo, a otra ciudad. Aunque los jugadores han pensado siempre que había un límite: las mega-estrellas. Parecían intocables y que ellos mismos decidían cuándo era el momento de irse o de estar involucrados en un traspaso. Sin embargo, esa idea se derrumbó este mes cuando los Dallas Mavericks sorprendieron al mundo y enviaron a Luka Doncic, su jugador franquicia de 25 años, a Los Angeles Lakers a cambio de Anthony Davis. El traspaso generó un impacto inmediato en toda la liga, con reacciones de sorpresa tanto de directivos como de jugadores. El movimiento dejó en evidencia lo impredecible del sistema y reforzó la sensación de que nadie está exento de ser intercambiado. Uno de los jugadores que alzó la voz fue Dennis Schröder. En diálogo con NBC Sports, el base alemán criticó la falta de estabilidad para los jugadores, incluso aquellos considerados pilares de sus equipos. “Doncic acaba de ser traspasado y fue elegido en cinco malditos primeros equipos de la NBA. Es All-Star, llevó dinero a Dallas y llegó con el equipo a las Finales. Deja 117 millones de dólares que no puede firmar ahora porque fue traspasado... y eso no es solo un impuesto estatal sobre la renta. A partir de ahora, lo veo todo aún más loco de lo que era: si traspasan a alguien así, nadie está a salvo”. Schröder no ocultó su escepticismo ante la estructura de la NBA, una liga donde los jugadores pueden ser movidos de un día para otro sin previo aviso. “Ni Stephen Curry está a salvo cuando veo esto. Es un negocio jodido, despiadado. Wiggins casi ganó el MVP de las Finales en 2022 y ahora está en el mercado (finalmente recaló en Miami Heat). También Kevon Looney, que ha ganado tres anillos siendo clave”. Si bien el base reconoce que los jugadores de la NBA reciben altos salarios y disfrutan de lujos que la mayoría de las personas no tienen, también subrayó la falta de control que los propios deportistas tienen sobre sus carreras. “Al final del día, tu salario sigue siendo el mismo. Te vas a otra ciudad, pero al final del día, ese no es un problema real. Es un problema de lujo. Probablemente, para ustedes (los medios) siempre es emocionante. Para mí, que estoy en mi temporada número 12, los negocios son los negocios. Tengo mi propio equipo en Alemania. Sé cómo funciona. Para mí, es un negocio al fin y al cabo”. Pero a pesar de esta visión pragmática, el jugador también expresó su malestar con la falta de garantías para los atletas en la NBA. “Es esclavitud moderna”, afirmó de manera contundente. “Todo el mundo puede decidir a dónde vas, incluso si tienes un contrato. Sí, por supuesto, ganamos mucho dinero y podemos alimentar a nuestras familias, pero al final del día, pueden decirte: ‘No vendrás a trabajar mañana, te vas para allá’. Tienen que cambiar eso un poco”, comentó. “Pero, aun así, estoy agradecido de estar aquí y de poder vivir esto todos los días. Creo que todos los que estamos aquí somos afortunados. Pero, si realmente lo piensas, es una locura”. Sus palabras cobraron mayor peso cuando, en cuestión de horas, experimentó en carne propia la realidad del mercado de traspasos. A pocos días del All-Star Game, los Golden State Warriors, su hasta entonces equipo, decidieron enviarlo a Utah Jazz en un movimiento que involucró a varios equipos para conseguir la ficha de Jimmy Butler. Schröder, quien había llegado a los Warriors hace poco más de dos meses, no logró consolidarse en la rotación de Steve Kerr, disputando solo 24 partidos con el equipo. Sin embargo, su estadía en Utah fue efímera. En menos de 12 horas, el base fue nuevamente traspasado, esta vez a los Detroit Pistons. Un cambio abrupto que subraya la falta de estabilidad con la que conviven los jugadores de la liga. Lo que comenzó como una reflexión sobre la falta de control de los atletas en la NBA terminó por convertirse en una experiencia personal para Schröder, quien vio su vida trastocada en cuestión de un día. El flamante refuerzo alemán de 31 años de los Detroit Pistons, desde su desembarco en la NBA en 2013 tras ser drafteado por Atlanta Hawks, pasó por Oklahoma City Thunder, Los Angeles Lakers (en dos oportunidades), Boston Celtics, Houston Rockets, Toronto Raptors, Brooklyn Nets y Golden State Warriors.
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