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Concordia » Entre Rios Ahora
Fecha: 13/01/2025 01:36
Gustavo Acosta llegó al aniversario 23 de la desaparición de la familia Gill como juez de la causa. El cargo fue concursado a través del Consejo de la Magistratura, y el actual defensor oficial Oscar Rossi tiene acuerdo constitucional del Senado para asumir como nuevo juez de Garantías y Transición de Nogoyá: sólo resta el decreto de nombramiento del Poder Ejecutivo de modo que acosta tiene los días contados como magistrado. Desde 2015, cuando asumió el despacho del Juzgado de Garantías y Transición de Nogoyá, ha tenido la causa de la búsqueda de la familia Gill a su cargo. Rubén “Mencho” Gill, en 2002 de de 55 años; su esposa Margarita Norma Gallegos, de 26, y sus hijos María Ofelia de 12, Osvaldo José de 9, Sofía Margarita de 6 y Carlos Daniel de 2, fueron vistos por última vez en el velorio de un amigo de la familia, el 13 de enero de 2002, en Viale, a treinta kilómetros de La Candelaria, el campo en el que vivían y donde el hombre trabajaba como peón, en Crucesitas Séptima, departamento Nogoyá. Fue la última vez que se los vio con vida. Después, su destino es un misterio. Este lunes 13 se cumplen 22 años de la desaparición de la familia Gill. El Estado Nacional puso recompensa de $12 millones un año atrás: en enero de 2024. «Yo fracasé como juez -dice Acosta a Entre Ríos Ahora-. Mi razonamiento es siguiente: los familiares quieren saber qué paso con sus vínculos. El Estado no les dio respuesta certera. Entonces, el Estado fracaso. Y no hablo del Estado mileísta. Hablo de Gustavo Acosta como juez. No hubo respuestas, hubo fracaso. Ese es mi sentimiento». Es verdad: la Justicia nunca pudo dar con nada que condujera a correr el velo a ese misterio. La causa, dos décadas después, tiene la misma carátula que al inicio: «Averiguación de paradero». Una de las hipótesis es que estén muertos, enterrados en el campo La Candelaria. El dueño del campo, Alfonso Goette, fue demonizado y sobre él cayeron todas las sospechas pero nunca hubo una pista cierta. El propietario de la estancia La Candelaria y patrón de los Gill, Alfonso Francisco Goette, murió en un accidente de tránsito. Fue la noche del jueves 16 de junio de 2016. Una mala maniobra provocó la salida de la ruta, el despiste y el vuelco de la camioneta Nissan Frontera que conducía el hombre, entonces de 70 años. Las heridas producidas en aquel vuelco, ocurrido en la intersección de las rutas 32 y 35, lo llevaron a la muerte. La muerte de Goette produjo un giro inesperado en la causa. Armando Nanni, un contratista rural de Tabossi, que supo realizar trabajos de siembra en el campo de Goette, y que conocía a “Mencho” Gill, se animó entonces a hablar. Nanni no había querido hablar antes por “miedo” a Goette. Pero con Goette muerto, acudió a los Tribunales de Nogoyá, y habló con el magistrado a cargo de la causa, el titular del Juzgado de Transición, Gustavo Acosta. Y dio un dato: que los Gill no se fueron de viaje ni están en otra provincia sino que podrían estar en el mismo lugar donde siempre, la estancia La Candelaria. Muertos. Y enterrados. Y aportó una pista que ahora sigue la Justicia: que veinte días antes de que desapareciera la familia, en el verano de 2012, “Mencho” Gill cavó dos pozos, uno en el lecho de un arroyo que entonces estaba seco. El lunes 23 de octubre de 2017 hubo un allanamiento en el campo La Candelaria, cuyo casco principal está desocupado. Fue una primera inspección ocular de la Justicia. La Candelaria se dio vuelta, se recorrió de palmo a palmo, se excavó en los sitios donde Nanni creyó haber visto a Gill cavar, y nada. El trabajo se hizo con maquinarias de la Dirección Provincial de Vialidad. Despúés, quedó bajo la dirección del Equipo Argentina de Antropología Forense, que se sumó en 2019. Tampoco nada. El juez de la causa, Gustavo Acosta, titular del Juzgado de Garantías y Transición de Nogoyá, que tiene a su cargo la investigación desde 2015, acudió a un vidente de Gualeguaychú, intentó una entrevista con el cura sanador de Rosario Ignacio Peries, siguió pistas, encontró testigos, acudió al Gobierno Nacional para que, en 2022, pusieran una recompensa a quien pudiera dar datos. Nada. El misterio continúa rodeando el destino final de la familia Gill y de momento nada se sabe de su destino. De la Redacción de Entre Ríos Ahora
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