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» La Nacion
Fecha: 31/12/2025 09:22
Más que un hotel, Villa Cora es una experiencia inmersiva de lujo en varias capas. La ubicación, sobre las colinas de Firenze, con vista a los jardines de Boboli y a otros jardines de villas privadas, con bosques de pinos, castaños, cipreses, encinas y robles. Desde la terraza se ve el perfil de la ciudad. A la inversa, desde los jardines de Boboli, se distingue este palazzo con dos llaves Michelin, construido hacia mediados del siglo XIX, cuando Florencia era capital de Italia. Ordenó la construcción el banquero alemán Gustav Oppenheim como muestra de amor y poder a la mujer que le había robado el corazón: Eugenia Fenzi. El estilo neoclásico, sobrio, elegante, se manifiesta ni bien cruzar el portal de hierro. No es raro ver en el estacionamiento una Ferrari Testarossa o un Lamborghini azul cielo. El estilo de las 43 habitaciones (14 suites) es a la vez clásico y moderno dentro de un edificio que, durante el siglo pasado reunió a la socialité florentina. Sí, también a huéspedes famosos como los compositores Claude Debussy y Tchaikovsky, el emperador japonés Akihito (a él está dedicada la suite imperial), la princesa Grace Kelly y, más cerca en el tiempo, el actor Anthony Hopkins. Las camas tienen dosel y el baño, amenities de la marca siciliana Ortigia. Según transcurrieron los años, la propiedad cambió de dueños y el nombre quedó de la familia de Egidio Cora que, en los años 60, la convirtió en hotel exclusivo. En 2010 se volvió a renovar completamente, esta vez a cargo de los actuales propietarios, la familia Fratini. Sandro Fratini es el mayor coleccionista de relojes de lujo de Europa (lo llaman el dueño del tiempo), en una vitrina se expone el libro My time que reúne 650 relojes y fue publicado por Christies. La decoración barroca del salón de baile, de grandes dimensiones, recuerda a Versalles. Se lo llama, con razón, el Salón de los Espejos, y es el más importante de la Toscana. En los otros hay frescos, tapices y materiales nobles para donde uno mire: mármol blanco de Carrara y amarillo, de Siena; ébano, cristal de Murano y seda de la reconocida fábrica Fréres Braquenie dAubusson. Queremos que los huéspedes se sientan como en casa, que encuentren su sillón preferido. No somos un museo, no tenemos dress code, dice Ariela Duina, la manager de Villa Cora, mientras guía un recorrido por el nuevo corredor interno que conecta el hotel con el spa. La buena mesa El desayuno es una auténtica fiesta con un buffet donde uno puede encontrar desde sfogliatelle y jamón di Parma y una selección de pecorinos frescos y madurados hasta ricota recién hecha y arándanos de la huerta. También, en el menú a la carta: pizza, tostones de palta y salmón, huevos revueltos, bowl de yogur griego y frutas de estación. Puede tomarse tanto en el salón como al fresco, en la galería con vista a los plátanos, las esculturas del jardín. El restaurante del hotel, Le Bistrot, de fine dining, está comandado por el chef Alessandro Liberatore, abierto también para no huéspedes. En verano ocupa el salón morisco, con profusas decoraciones en sus techos, y en verano se muda al área de la piscina. El concierge puede organizar el paseo deseado en un santiamén: visita privada a los artesanos más refinados de la ciudad, tour en Vespa por la Toscana, recorrido por bodegas y viñedos del Chianti, con chofer hasta el Outlet Mall, clase de pintura con un maestro florentino, rafting en el Arno, la lista es extensa y original. - Villa Cora Viale Machiavelli 18. T: + 39 055 228790. El mejor hotel posible en esta ciudad con tantísimas opciones. En el distrito de Oltrarno, pegado a los jardines de Boboli, es un palacio del siglo XIX con 43 habitaciones de lujo. Dobles desde 900 en temporada alta. En baja, 450.
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