Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Cuando la Mezquita se derrumbó o El Cordobés pudo ser alcalde: las grandes inocentadas de Córdoba

    » Diario Cordoba

    Fecha: 28/12/2025 04:33

    El titular era demoledor: «Esta mañana, y sin que se sepan las causas, se ha derrumbado la Mezquita de Córdoba». La noticia se publicó el 28 de diciembre de 1932 en La Voz de Madrid y describía una tragedia de proporciones bíblicas: de las 1.200 columnas del monumento solo quedaban en pie una docena, habían muerto siete personas -entre ellas, el supuesto hijo del zar de Rusia- y figuras como el torero Guerrita se desplazaban al lugar del desastre, recibidos por una ciudad conmocionada. La supuesta causa, las excavaciones que se venían practicando. Nada de aquello era cierto. Pero durante horas, incluso días, muchos quizás lo creyeran. Aquella crónica falsa, hoy expuesta en el nuevo Centro de Visitantes de la Mezquita-Catedral, en el Palacio Episcopal, que abrirá sus puertas el próximo 19 de enero, es una de las inocentadas periodísticas que tan comunes eran hace un tiempo. Décadas después, ese mismo espíritu, menos trágico, más irónico, seguiría vivo en la prensa cordobesa. El Cordobés, candidato a alcalde «El Cordobés, a la Alcaldía». Con este titular anunciaba Diario CÓRDOBA en 2002 la supuesta candidatura del quinto califa del toreo a liderar el Ayuntamiento de Córdoba. Según la información publicada aquel día, Manuel Benítez contaba con el apoyo incondicional del empresario Rafael Gómez, y las cábalas sobre la lista electoral apuntaban incluso a nombres como Chiquilín o Finito. La imagen que ilustraba la pieza de una de las páginas de este periódico mostraba al matador palmeño junto a Rafael Gómez y a Pepe Toscano, que acababa de presentar un libro sobre la vida del torero. Sin embargo, había un detalle clave que pasaba desapercibido en una primera lectura: la fecha. Era 28 de diciembre. Y, por supuesto, la noticia no era cierta, aunque se pusiera en boca de El Cordobés la siguiente frase: «Será lo que quiera el pueblo, que es al único que me debo siempre». La inocentada en el diario El Día de los Santos Inocentes ha sido tradicionalmente una jornada marcada por las bromas y las inocentadas. Córdoba también ha sabido reírse de sí misma y, durante décadas, este periódico convirtió el 28 de diciembre en un ejercicio de imaginación, ingenio fotográfico y complicidad con los lectores. Inocentadas que hoy forman parte de la memoria colectiva y que ahora rescatamos de la hemeroteca. Cuando no existían el fact-checking ni las redes sociales -y cuando una noticia publicada en un periódico tenía todavía el poder de inquietar, ilusionar o indignar a partes iguales- la sorpresa duraba horas, incluso días. En ese contexto, el Día de los Santos Inocentes se consolidó en Córdoba como una cita anual con el ingenio periodístico. Diario CÓRDOBA fue uno de los grandes escenarios de esas bromas cuidadosamente elaboradas: noticias aparentemente serias, firmadas y contextualizadas, muchas veces acompañadas de imágenes que parecían irrefutables hasta que el lector reparaba en la fecha. Un refugio atómico En 1984, la ciudad amaneció con la posibilidad de contar con un refugio atómico bajo la avenida del Gran Capitán, con capacidad para cien personas seleccionadas por sorteo para garantizar la «supervivencia de la especie». Un proyecto tan detallado -empresa alemana, profundidad exacta, informes técnicos- que se convirtió en una inocentada monumental. La noticia comenzaba: «El Pleno extraordinario del Ayuntamiento aprobará esta tarde una moción de la Alcaldía que permitirá, tras la paralización de las obras en el aparcamiento de Gran Capitán, la construcción de un refugio atómico en el centro de la ciudad». Los ingenieros municipales pretendían aprovechar hasta los sótanos del Gran Teatro y la noticia continuaba apuntando al rechazo de la oposición por el «corte racista y discriminatorio» de la construcción de un refugio limitado a un centenar de personas. La inocentada del refugio nuclear no surgía de la nada. A comienzos de los años ochenta, la Guerra Fría seguía calentando titulares y conciencias, y el miedo a un conflicto atómico formaba parte del paisaje informativo diario. Tan presente estaba la amenaza que ese mismo año el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, bromeó durante una prueba de micrófono con bombardear la Unión Soviética. La broma no sentó demasiado bien fuera del estudio, pero sirve para entender el clima de la época: si desde la Casa Blanca se jugaba con el tema, ¿cómo no iba a colarse en Córdoba la idea de un refugio atómico bajo Gran Capitán? El cometa Halley y los miopes Un año después, en 1985, el protagonista fue el cielo. El cometa Halley, según un reputado astrónomo norteamericano, habría modificado su trayectoria y podría verse con claridad desde Córdoba esa misma tarde, dirigiendo la mirada hacia la zona de Aldea Quintana. El texto incluía recomendaciones tan extravagantes como beber líquidos azucarados para «reforzar el nervio óptico». «Las instrucciones oficiales del Instituto Astronómico de Madrid recomiendan a los miopes no observarlo directamente durante más de un cuarto de segundo, salvo que utilicen cristales ahumados o hayan ingerido previamente bebidas azucaradas que refuerzan el nervio óptico», rezaba la noticia. Seguro que no faltaron quienes al caer la tarde alzaron la vista al firmamento. ¿Un elefante en la Mezquita? La tradición continuó en los años noventa. En 1996, por ejemplo, la polémica saltó al patrimonio local con la supuesta instalación de cabinas telefónicas en el interior de la Mezquita-Catedral, avalada nada menos que por la Unesco con la intención de evitar las molestias provocadas por los teléfonos móviles. Una fotografía de un caballero hablando desde una cabina instalada entre las columnas del templo acompañaba la información. El principal monumento de la ciudad fue también escenario de otra recordada inocentada: un elefante que irrumpía en el recinto y causaba destrozos. De nuevo, como en 1932, la Mezquita como escenario de la tragedia, aunque esta vez con un corte más cómico. Un atentado comercial En 2002, la broma regresó a la política municipal con el anuncio de El Cordobés como alcaldable, y en 2003 el humor dio paso a la crítica con el llamado «atentado comercial» contra el Cristo de los Faroles, al permitir la apertura de una tienda de souvenirs en la plaza de Capuchinos. La información reflejaba la indignación vecinal por poner trabas a Córdoba para conseguir la capitalidad cultural. El Hombre Río... y la mujer Una de las últimas grandes inocentadas de esta saga llegó en 2006, cuando la escultura del Hombre Río, que apareció por sorpresa en el Guadalquivir a su paso por Córdoba una mañana de abril de aquel año y semanas después desapareció, arrastrada por la corriente, regresó a la ciudad, frente al puente de Miraflores, acompañada por una figura femenina, la Mujer Río. Se contaba que el Ayuntamiento se había ofrecido a la recolocación de la escultura, sufragando los gastos de restauración. Porque, según aquella inocentada, la versión de los hechos era otra: unos jóvenes habían apedreado la escultura y apareció maltrecha en una de las orillas. Con motivo de las fiestas navideñas y como atractivo turístico, Urbanismo se ofrecía a adelantar su reinstalación, pero esta vez «con la agradable compañía de una dama». Del collage a la IA Más allá del texto, aquellas bromas tenían un valor añadido hoy casi impensable: las imágenes. Detrás de aquellas inocentadas había un trabajo hoy casi impensable. Sin Photoshop ni herramientas digitales, los fotógrafos recurrían a recortes, collages y nuevas fotografías del montaje final. En la época del blanco y negro, el resultado dependía de la habilidad del fotógrafo, quien hacía varias fotos, recortaba, pegaba y fotografiaba el montaje para dar el aspecto de que era una fotografía original. Así nacieron algunas de las inocentadas más recordadas: un caimán en el Guadalquivir, el elefante destrozando parte de la Mezquita o una grúa llevándose el caballo de Las Tendillas para reubicarlo en otro punto de la ciudad. Todo era artesanal y, repetimos, fruto de una enorme habilidad técnica y creativa. Hoy, cuando la inteligencia artificial genera imágenes y vídeos hiperrealistas en cuestión de segundos, aquellas inocentadas adquieren un valor especial. No solo por la broma, sino por el trabajo, la imaginación y la complicidad con el lector. Un tiempo en el que el engaño duraba lo suficiente para provocar una sonrisa y quedarse para siempre en el recuerdo. Suscríbete para seguir leyendo - La gran transformación de la A-4 en Córdoba: la calzada se duplicará para aliviar el tráfico - El tercer premio de la Lotería de Navidad toca en Córdoba y en Montilla: el 90.693 trae la suerte - El Cuponazo de la ONCE deja 80.000 euros en Córdoba - ¿Quién está detrás de los nuevos barrios de Córdoba? - La variante de la A-4 por Villafranca llegará hasta la futura Base Logística - Cortada la N-432 a la altura del Lobatón tras un accidente de tráfico

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por