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» La Verdad
Fecha: 27/12/2025 06:16
Escribe: Arq. Juan Benjamín Kessler Estudio Kessler ARQ+ART Señoras y señores, ¿qué tal, cómo les va? Los saludo con el respeto que merecen, y con la sospecha de que algunos de ustedes están leyendo esto mientras deberían estar trabajando. ¡Pero no se preocupen! Esta nota no la escribí yo, la escribió mi primo, el arquitecto. Yo soy un simple relator de tejas, un humilde contador de curvas y techos inclinados. Hoy vengo a hablarles de un temita que me tiene preocupado. Resulta que los arquitectos modernos andan por ahí diciendo que inventaron la pólvora, que descubrieron la quinta esencia de la belleza con eso que llaman arquitectura paramétrica. ¿Saben qué es eso? Básicamente edificios que parecen haber salido de una impresora 3D pasada de café. Formas curvas, estructuras imposibles, todo diseñado por computadoras que, si no las desenchufás a tiempo, te piden aumento. Pero, ojo al piojo, porque yo tengo para contarles que esto no es tan nuevo como parece. No, señor. Esto ya lo venimos haciendo hace rato. Y cuando digo nosotros, hablo de nuestros vecinos uruguayos, porque Eladio Dieste, ese genio que trabajaba con ladrillos como quien amasa ravioles, ya hacía arquitectura paramétrica antes de que se inventara el Excel. ¿No lo conocen a Dieste? Bueno, mala suya, porque ese hombre hizo magia con el ladrillo. Agarraba esos modestos bloques de barro cocido, los ponía a bailar en forma de bóvedas, de paredes onduladas, y lograba estructuras que parecían tan ligeras como un suspiro. Todo esto sin computadoras, sin algoritmos, sin renders que te dejan el CPU echando humo. El hombre usaba algo mucho más avanzado: el sentido común, las matemáticas y un oficio que no se aprende viendo tutoriales en YouTube. La gran diferencia, mis queridos amigos, es que Dieste no necesitaba disfrazar su obra con palabritas complicadas como scripting paramétrico. Él hacía cálculos precisos con una vieja regla de cálculo y su cabeza. ¡Imagínense! Hoy eso sería considerado brujería. Es más, en una de esas, hasta le harían un algoritmo para replicar su cerebro. Entonces, volvamos a la pregunta inicial: ¿la arquitectura paramétrica es una revolución moderna? La respuesta es ni. Porque si bien las herramientas digitales han permitido llevar estas formas a un extremo casi de ciencia ficción, los principios que las sustentan ya estaban ahí, vivos y coleando, en los proyectos de Dieste y en tantos otros pioneros que trabajaron con geometrías complejas antes de que existiera el AutoCAD. El problema es que hoy a veces confundimos complejidad con profundidad. Se llenan de curvas los edificios, pero se olvidan de algo que Dieste tenía muy claro: la función. Sus bóvedas no eran un capricho, sino una solución práctica, económica y estética. Hoy, en cambio, uno ve algunos edificios paramétricos y no sabe si son casas o esculturas para alienígenas. Así que ya saben: cuando vean un edificio que parece diseñado por un enjambre de drones, recuerden que detrás de cada curva moderna hay un maestro del pasado que hizo lo mismo, pero sin tanta fanfarria. Y mientras algunos arquitectos modernos pelean con sus computadoras, yo me quedo con Eladio Dieste y su arte de domar ladrillos. Porque, como dicen los uruguayos, el que sabe, sabe. Y el que no bueno, a seguir haciendo renders. Muchas gracias por su atención, y nos vemos en la próxima. Y recuerden: si van a construir algo paramétrico, avisen antes. No vaya a ser que el vecino piense que es un ovni y llame a la NASA.
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