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  • Le diagnosticaron celiaquía, perdió su trabajo y revolucionó su provincia con una simple idea

    » TN

    Fecha: 27/12/2025 05:43

    La celiaquía llegó a la vida de Laura Rivera antes que el desempleo, pero durante mucho tiempo fue una realidad ajena, familiar, observada desde afuera. Su mamá, Susana, y su tía Estela fueron diagnosticadas de grandes, cuando hablar de alimentación sin gluten era casi inexistente en el interior del país. Mi mamá descubrió su celiaquía cerca de los 45 años y mi tía ya pasados los 50. En ese momento no había información ni lugares donde comprar, recuerda Laura. Creció viendo cómo su mamá debía adaptarse, resignar comidas y buscar alternativas que no existían en los comercios. Yo le cocinaba muchas cosas para que pudiera comer. No había opciones, no había dónde ir, cuenta. En ese entonces, Laura no imaginaba que esa experiencia sería la base de su futuro. Leé también: Vivir sin gluten desde chicos: claves para una infancia saludable y sin restricciones A los 33 años, la celiaquía dejó de ser algo cercano para convertirse en algo propio. No tenía daño intestinal, pero empecé con síntomas muy claros: se me caía el cabello, se me debilitaban las uñas, perdí masa muscular y bajé mucho de peso, relata. El diagnóstico no fue sencillo, pero sí contundente. A partir de ese momento, todo cambió. Cuando sos celíaca te das cuenta de cosas que antes no veías, dice. Salir a comer, tomar un café, compartir una comida social se transformó en un problema cotidiano. Lo único que te ofrecían era una barrita de arroz. Nada más, recuerda sobre esos primeros meses. Mientras intentaba adaptarse a una nueva forma de alimentarse, llegó otro golpe: se quedó sin trabajo. Fue todo junto. La enfermedad, los síntomas y quedarme sin empleo, explica. Ese momento de incertidumbre fue, sin saberlo, el punto de quiebre. Laura venía de una historia personal marcada por la fortaleza. Creció en San Juan en una casa sin papá, junto a su mamá y su abuela. Dos mujeres muy empoderadas. En mi casa aprendí que no había que esperar que alguien resolviera las cosas o trajera la plata. Siempre fui de salir adelante, afirma. Con esa mentalidad y una necesidad concreta de generar ingresos, empezó a mirar la celiaquía desde otro lugar. Yo ya venía investigando, ya cocinaba para mi mamá y después para mí. Siempre me gustó ese tema, cuenta. Decidió entonces formarse en gastronomía y se recibió de cocinera profesional. Ahí entendí que podía unir todo: lo que sabía, lo que vivía y lo que necesitaba, explica. Así nació un emprendimiento sin TACC que comenzó de manera casera, desde su propia cocina, con delivery y producción artesanal. Leé también: Les diagnosticaron celiaquía a sus hijas, no conseguían avena libre de gluten y comenzaron a producirla El proyecto creció rápido porque respondía a una necesidad real. Arrancamos haciendo lo que el celíaco no conseguía. Cosas simples: lomos, empanadas, comida cotidiana, dice. Junto a su marido, Andrés, fueron los primeros en San Juan en ofrecer lomos sin TACC a domicilio. Todo lo que vos buscabas y no había, queríamos que estuviera en Te Encuentro, nuestro emprendimiento, resume. La experiencia personal volvió a marcar el rumbo. No hay nada como vivirlo en carne propia. Cuando sos celíaco sabés exactamente qué falta, asegura. Así detectaron otro gran vacío: las cafeterías. El celíaco salía a tomar un café y no tenía nada para acompañar, recuerda. Entonces el emprendimiento volvió a adaptarse. Comenzaron a producir alimentos específicos para cafés: tartas de coco, pastafloras, maicenitas y otros productos dulces, además de opciones saladas y de sanguchería. La idea era que el celíaco pudiera sentarse en un café como cualquier otra persona, explica Laura. Con el tiempo, su emprendimiento no solo abasteció locales, sino que también elevó el estándar de la gastronomía sin TACC en la provincia. Laura empezó a hablar de algo clave: la seguridad alimentaria. No alcanza con que algo no tenga gluten. Si hay contaminación cruzada, no sirve, aclara. San Juan comenzó a cambiar. Hoy está muy desarrollado el tema de la celiaquía acá. He ido a otras provincias y no lo vi así, afirma. Cafés con opciones sin TACC, locales totalmente libres de gluten y almacenes especializados empezaron a multiplicarse. En San Juan conseguís de todo, y eso no pasa en todos lados, sostiene. El rol de Laura fue creciendo y su voz empezó a ser escuchada. Aunque al principio se resistió, una decisión tomada años antes terminó siendo fundamental. Mi mamá me obligó a hacer la capacitación docente. Yo le decía que no quería dar clases, que nunca iba a ser docente, cuenta entre risas. Leé también: Lograron desarrollar en la Argentina una cerveza sin gluten apta para celíacos Hoy esa formación es una de sus herramientas más importantes. Laura dicta capacitaciones sobre celiaquía para el Gobierno de San Juan dentro del programa Aprender, Trabajar y Producir. Que el Estado confíe en mí para formar a otros es un orgullo enorme, dice. Además, forma parte de Mujeres Empresarias de San Juan, un espacio desde el cual impulsa el rol de las mujeres emprendedoras. Trabajamos para mostrar que las mujeres podemos llevarnos el mundo por delante, afirma. También da cursos de cocina para celíacos en su propio local, donde enseña normas de higiene, manejo de alimentos y prevención de contaminación cruzada. La idea es que si viene un celíaco pueda comer tranquilo, sabiendo que está en un lugar seguro, explica. Te Encuentro es hoy uno de los pocos emprendimientos sin TACC en San Juan que cuenta con todas las habilitaciones oficiales, incluidas las de Salud, RNE y RNPA. Actualmente trabaja para obtener el código de barras y convertirse en proveedor del Estado. Vamos creciendo de a poco, pero a pasos gigantes, resume. El emprendimiento se transformó en el sostén económico de su familia. Gracias a Dios nos dio un techo, movilidad y estudio para nuestros hijos, dice. En un contexto donde muchos locales sin TACC cerraron, ellos siguen en pie. Eso demuestra que el emprendimiento da frutos, asegura. Laura también tiene presencia en los medios. Participa con una columna de cocina para celíacos en un programa de televisión y realiza acciones de concientización en redes sociales, visitas a cafés y campañas de difusión. Salimos a regalar productos, a mostrar que se puede, cuenta. Leé también: Dieta libre de gluten, el único tratamiento contra la celiaquía No es fácil. Laburamos un montón todos los días con mi marido. Es un vamos, vamos, que se puede constante, dice. Pero no duda del camino elegido. Lo que comenzó como una experiencia personal atravesada por una enfermedad y potenciada por la pérdida del trabajo, hoy es un proyecto que cambió la forma de comer de una provincia. Y Laura Rivera, aquella mujer que no encontraba qué comer cuando salía a un café, se convirtió en una referente en celiaquía en San Juan, con una historia que trasciende lo local y habla de resiliencia, identidad y transformación.

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