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» Elterritorio
Fecha: 19/11/2025 19:48
El tío del acusado, Alberto Schoenfisch, y su esposa, Margarita Radke, relataron cómo encontraron la escena tras el ataque que terminó con la muerte de Faustina y dejó gravemente herido al exintendente Adolfo Schoenfisch. Recordaron discusiones familiares por dinero y bienes. miércoles 19 de noviembre de 2025 | 17:00hs. El tercer día del juicio por la muerte de Faustina Antúnez (56) y las lesiones graves sufridas por el exintendente de Santiago de Liniers, Adolfo Schoenfisch, avanzó con testimonios que describieron una escena desbordada de sangre, confusión y desesperación. En el banquillo está Pablo Schoenfisch, hijo de la víctima fatal y del funcionario herido, acusado de homicidio calificado y tentativa de homicidio calificado por el vínculo y alevosía por utilizar un arma de fuego. Al declarar ante el Tribunal Penal Uno de Eldorado, Alberto Schoenfisch, tío del imputado, contó que aquella madrugada del 20 mayo del 2020 lo llamó su nuera para avisarle que algo grave ocurría en la casa del matrimonio. “Llevo la linterna y la ventana estaba abierta. ‘¿Qué pasó?’, ‘Nada’ (le responde Adolfo Schoenfisch). ¿Cómo que nada, si había todo sangre?”, reconstruyó sobre la conversación con su hermano. Según dijo, ante ese panorama contactaron a Lucas Lukowski -hijo de Faustina y que hoy apuntó a su hermano como el culpable de la tragedia- y trasladaron tanto a Gómez como a Adolfo en una camioneta hasta el hospital Samic de Eldorado. Alberto relató que, al ingresar a la casa de sus parientes, encontró a Adolfo en la pieza y a Faustina “en la cama”, mientras el exintendente tenía “sangre en la cara”. También afirmó haber visto en la cocina, cerca de la pieza, un arma que identificó como perteneciente a su padre. Aunque ante el Tribunal hoy se desligó de conocer las internas familiares, sí reconoció en una declaración judicial que brindó en 2020 que a Pablo “le habían quitado el cuatriciclo y dinero”. El testigo tampoco pudo referir si el matrimonio atravesaba problemas y rechazó haber conversado con su hermano Arnoldo durante el traslado al hospital Samic de Eldorado. La esposa de Alberto, Margarita Radke, fue la segunda voz que se oyó en la sala este miércoles. Ante los jueces Adriana Andino, Atilio de León y Eduardo Javier Jourdan aportó otra secuencia de los hechos. Relató que se activó una cadena de llamados cuando su hijo escuchó gritos en la vivienda de los Schoenfisch. “Arnoldo llamaba desesperado en la ventana”, dijo. Ella misma se comunicó con su cuñado para intentar entender lo sucedido. “‘¿Qué pasó?’ —le pregunté—. ‘No sé qué pasó’, me respondió”, contó ante los jueces. Radke afirmó que, al entrar a la casa, vio a Arnoldo “desesperado”, repitiendo “no sé qué pasó, no veo” mientras se tocaba la cabeza. Faustina, recordó, estaba “en la cama”, sin vida. En otro sector, Adolfo buscaba su celular: “Él no quería ir al hospital, ‘no veo’, decía. ‘Dale, andate junto’, y ahí fue”. "No sé qué pasó: Pablito hizo cagada" La mujer relató que escuchó al marido de la víctima repetir “no sé qué pasó, Pablito hizo cagada”, siempre insistiendo en que no podía ver bien lo que ocurría. También remarcó que “esa casa nunca se llaveaba, estaba abierta siempre”. Consultada por la relación entre el acusado y sus padres, indicó que “a veces discutían, pero no sé por qué”, aunque confirmó —por lectura de su declaración previa— que “peleaban porque Pablito vivía rompiendo el auto”: a Schoenfisch hijo “le habían sacado la camioneta, el celular”. El hallazgo fatal de la mujer de 56 años, la recordó como si hubiera sido reciente: “Mi nuera vio que (Faustina) estaba sin vida, sin ropa, y le cambió; le puso un pantalón y una blusa”. Sobre el estado de Arnoldo -quien en la segunda audiencia se autoincriminó como autor del homicidio- “estaba salpicado con sangre, en la cara y en el pecho también tenía”. Este miércoles también declaró Claudia Padilla, nuera de Alberto Schoenfisch, quien acudió a la casa y al llamado de auxilio del exintendente.
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