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» El Ciudadano
Fecha: 19/11/2025 15:27
Por estas horas, el mundo del espectáculo europeo se muestra consternado luego de conocida la noticia de la muerte de Alice y Ellen Kessler, las icónicas gemelas del espectáculo del Viejo Mundo que durante décadas brillaron en la televisión, la música y el baile, quienes fallecieron juntas a los 89 años a través de suicidio asistido en su residencia de Grünwald, cerca de Múnich. Así lo confirmaron la Policía bávara y la Sociedad Alemana por una Muerte Digna (DGHS), según publican diversos medios nacionales e internacionales por estas horas. Según fuentes oficiales, las hermanas planearon su despedida con gran cuidado. Su muerte fue un acto voluntario, coordinado y legal: cumplieron con todos los requisitos establecidos por la legislación alemana para acceder al suicidio asistido y finalmente lo concretaron. Se informó que estuvieron presentes un médico y un abogado durante el proceso, tal como establece el protocolo de la DGHS para garantizar que la decisión fue tomada de forma autónoma y responsable. Alice y Ellen no dejaron su destino al azar. Siempre habían dicho que no concebían la vida separadas. “Nacimos juntas y queremos morir juntas”, declararon en algunas entrevistas recientes. En sus últimos meses de vida, manifestaron además su temor a un deterioro físico prolongado y a perder la autonomía. Esa decisión final, según fuentes cercanas, fue parte de un proyecto de vida compartido que reflejó la profunda interdependencia que las definió tanto en la vida pública como privada. Las gemelas Kessler habían nacido el 20 de agosto de 1936 en Nerchau, en la antigua Alemania Oriental. Se formaron en ballet y, con tan solo 16 años, huyeron con su familia hacia la Alemania Occidental. Durante los años 50 y 60, se convirtieron en figuras del entretenimiento internacional: actuaron en cabarets, cine, televisión, e incluso representaron a Alemania en Eurovisión 1959. Su carrera las llevó a Italia, país donde se transformaron en símbolos de la “Dolce Vita” gracias a su elegancia, talento y presencia mediática. En su testamento, las Kessler dejaron instrucciones claras: querían que sus cenizas reposaran en una única urna, junto a las de su madre Elsa, y su perro Yello. Además, su patrimonio fue donado a organizaciones benéficas: entre ellas Médicos Sin Fronteras.
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