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  • Se disparan las internaciones judicializadas por consumo problemático en Misiones

    » Elterritorio

    Fecha: 17/11/2025 10:03

    El ministro de Prevención de Adicciones, Roberto Padilla, confirmó que también aumentó la demanda de mujeres que buscan ayuda por consumos problemáticos -tanto para asistencia propia como para familiares o personas a cargo-. Consumos más jóvenes, violencias y una red que trabaja para responder y hacer frente a la problemática. lunes 17 de noviembre de 2025 | 6:00hs. Imagen ilustrativa. Las internaciones judicializadas por consumo problemático de sustancias muestran un crecimiento sostenido en Misiones y, según confirmó el ministro de Prevención de Adicciones, Roberto Padilla, la curva se disparó en las últimas semanas. “En septiembre, octubre y lo que va de noviembre no te puedo explicar lo que ha explotado las intervenciones judiciales”, afirmó. Sólo entre abril y hasta el 1° de septiembre, el área registró 682 intervenciones en 217 personas, la mayoría de ellas atravesadas por causas múltiples. “Un mismo paciente puede estar en un multifuero: violencia, familia, penal. Llegan judicializados por varias cuestiones, porque hubo consumo o porque hubo violencia”, explicó a El Territorio. Desagregando las intervenciones, el 40,80% de ellas se motivaron por órdenes de Juzgados de Familia; el 33,30% provinieron de Juzgados Contravencionales (Correccional y de Menores, por ejemplo). Otro 21,10% de las internaciones se ordenaron por Juzgados de Violencia Familiar y un 4,80% por juzgados multifueros, esto en casos donde no sólo se presenta el consumo si no también problemáticas de violencia, tenencia de menores o agresiones, entre otros. De esas asistencias ordenadas por la Justicia, el 80% requirió atención ambulatoria y sólo un 16% debió ser internado. Otro 3% requirió externación, esto es, terapias y cuidados en el hogar o entorno inmediato del paciente, con intervención de trabajadores sociales. Lo que atrae el consumo Ese incremento se vincula, según el ministro, con un combo crítico: consumos que se profundizan, episodios de violencia y familias que ya no logran contener las situaciones. “Lastimosamente, hay una ausencia de la familia que asusta, porque si se llega a tener que judicializar un caso es porque ya se agotaron todas las instancias”, señaló. Las personas de entre 18 y 30 años encabezan las internaciones: particularmente, el 26% de internaciones hechas entre enero y julio de este año (68), era pacientes de entre 20 y 24 años-. Padilla advirtió que también aparecen casos crecientes entre adolescentes, especialmente vinculados al uso compulsivo de dispositivos, redes y juegos online. “La abstinencia del dispositivo tiene reacciones muy similares a como si estuviera consumiendo cocaína”, describió. Crece el consumo femenino, pero también la búsqueda de ayuda Otro fenómeno en aumento es el de la población femenina que atraviesa consumos problemáticos, pero especialmente el de mujeres que buscan asistencia. Padilla detalló que, entre abril y agosto, de 6.745 asistencias ambulatorias, casi el 40% de esas atenciones fueron a mujeres. “Es alto ese número”, reconoció. Pero agregó que “las mujeres son las que más vienen y buscan ayuda. Lo que no quiere decir que sean las que más consumen”. En los turnos ambulatorios, la presencia femenina también fue marcada. El 37,5% de quienes efectivamente asistieron a sus citas fueron mujeres. Para el ministro, esto tiene que ver con un rol social que se verifica en todos los dispositivos: “Son las que más se capacitan, las que más se forman, las que más buscan incorporar conocimiento para ayudar a otros”. Y en los procesos de internación, cuando ocurren, ese acompañamiento también se vuelve decisivo: “Siempre vas a ver a las mujeres acompañando a los que están internados”, dijo. Padilla alertó, sin embargo, que el consumo femenino también crece, y que ese aumento debe leerse en paralelo con otros indicadores en los que la salud pública debe poner la lupa “Las mujeres son las que más intentan suicidarse; los varones son los que más llegan al hecho por la metodología que utilizan”, comparó. Entre la sensibilización y la demanda creciente El ministro atribuyó parte del aumento de consultas al trabajo territorial sostenido por los equipos del Ministerio. “Antes a la gente le costaba hablar del tema, era muy tabú. Todo este movimiento se da porque llegamos con la sensibilización y las capacitaciones”, planteó. Al tiempo que consideró que la mayor demanda no implica necesariamente más consumo, sino mayor visibilidad y voluntad de buscar ayuda: “Intentamos fomentar la búsqueda de ayuda y no el callar o tapar la situación”. Aun así, subrayó que no toda situación requiere internación. “Los padres o la familia lo primero que quieren o piden es ‘interná a mi hijo porque está consumiendo’. Y la realidad es que el tratamiento que mejor funciona es el ambulatorio y el voluntario”, enfatizó. La clave, según el funcionario, es que quien atraviesa el problema reconozca su situación: “El gran problema es el no reconocer que la enfermedad está presente. Hay una negación sistemática”. En ese sentido, remarcó que la internación involuntaria —frecuente en casos judicializados y que representó el 15% de las internaciones hechas entre enero y julio— es mucho menos eficaz: “Llega sin la decisión propia. Sabe que lo tiene que hacer porque si no se le complica la cuestión judicial, pero no porque esté convencido de que tiene que dejar o de que tiene un problema”. Un sistema exigido en un contexto complejo Padilla describió también la diversidad de situaciones que ingresan al sistema bajo determinación judicial. Contó, por ejemplo, la llegada reciente de una madre que “quiso asesinar a sus hijos con un brote, todo por consumo”. O el caso de un joven que, mientras acompañaba a su madre, terminó confesando un abuso y quedó detenido. “Son casos de esa naturaleza”, alertó al tiempo que observó que “cada caso de judicialización es extremadamente singular porque te puede salir disparado para cualquier lado” y puede requerir la intervención de otras áreas. Las redes que sostienen Frente a la complejidad creciente, Padilla destacó el trabajo conjunto con Sedronar y especialmente con las comunidades de fe que integran los espacios de Primera Escucha 333. “Muchísima gente que buscó ayuda la encontró en esos espacios”, señaló. “No necesita siempre medicación; necesita alguien que lo escuche y lo acompañe”. Para el ministro, la fortaleza del sistema depende de esas articulaciones: “Las redes, para que funcionen, tienen que estar atadas. Si no funciona la red, en el medio se cae la persona”.

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