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  • Qué factores impidieron que Beethoven y su enigmática amada inmortal pudieran vivir juntos a pesar de su pasión compartida

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 16/11/2025 10:32

    La carta “a la amada inmortal” es uno de los documentos más enigmáticos que dejó Ludwig van Beethoven tras su muerte (foto: Wikipedia) Ludwig van Beethoven, el genio indiscutible de la música clásica, dejó tras de sí una vida marcada por la gloria artística y el anhelo romántico. A pesar de su fama y fortuna, murió solo el 26 de marzo de 1827 no dejó viuda ni descendencia; solo una multitud que recorrió las calles de Viena para despedirlo. Sin embargo, tras su muerte se halló una carta no enviada, apasionada y lírica, que reveló los matices más íntimos del compositor: una pasión secreta que lo perseguiría hasta el final de sus días. La destinataria de esa carta, a quien Beethoven llamó su “amada inmortal”, continúa siendo un enigma. Esas palabras de amor nunca enviadas, cargadas de deseo y desolación, definieron para siempre la imagen más humana y vulnerable de Beethoven. El hallazgo que desató la leyenda El misterio cobró vida cuando Anton Schindler, secretario de Beethoven, encontró la famosa carta escondida en el escritorio del maestro al revisar sus pertenencias tras su muerte. El texto, rebosante de emociones, no estaba dirigido a alguien remoto o inalcanzable. Por el contrario, transmitía reciprocidad y una unión casi mística con su destinataria. “Solo puedo vivir por completo contigo o no vivir en absoluto... sí, estoy resuelto a vagar lejos de ti hasta que pueda volar a tus brazos y decir que realmente estoy en casa, enviar mi alma envuelta en ti a la tierra de los espíritus”, escribió Beethoven en uno de los fragmentos más citados. Para Julia Ronge, curadora de la colección Beethoven-Haus Bonn, la carta era el reflejo de una pasión compartida: “El texto sugiere que su amor fue correspondido”, señaló a National Geographic. No obstante, el destino separó a Beethoven de su amada, y el compositor nunca contrajo matrimonio. El misterio sobre la verdadera destinataria de la famosa misiva ha intrigado a generaciones de historiadores y amantes de la música (Imagen Ilustrativa Infobae) Claves y misterios de la “amada inmortal” La carta, escrita los días lunes 6 y martes 7 de julio, ha sido datada en 1812 gracias a un análisis del papel y el calendario. En ese entonces, Beethoven viajaba de Praga a Teplitz, mientras su amada se dirigía hacia Karlsbad (actual Karlovy Vary, en la República Checa). Esta precisa ventana temporal y geográfica ha permitido a los investigadores reducir la lista de posibles candidatas a quienes de verdad estuvieron en ambos lugares durante julio de 1812. Sin embargo, la identidad de la amada inmortal sigue sin resolverse. Como explica Ronge, “se han considerado hasta 13 candidatas a lo largo de dos siglos”. Pero solo dos nombres han logrado destacar en este recorrido detective: Antonie Brentano y Josephine Brunsvik. Además del tiempo y lugar, existía otro obstáculo: el impedimento para su relación. Beethoven lamentó la imposibilidad de vivir juntos, preguntándose: “¿Puedes cambiar el hecho de que no eres totalmente mía, ni yo totalmente tuyo?”. Para la mayoría de los estudiosos, esto indica que la destinataria era una mujer casada. Las dos eternas candidatas: Brentano y Brunsvik La primera sospechosa, Antonie Brentano, nació en 1780 y estaba casada con el rico comerciante Franz Brentano. Beethoven conoció a Antonie en 1810; su esposo y ella se convirtieron en amigos y benefactores del compositor. Antonie sentía una profunda admiración por Beethoven y en una carta de 1811 aseguró: “camina como un dios entre los mortales”. Su paso por Praga y luego Karlsbad en julio de 1812, y su condición de mujer casada, la convierten en una candidata evidente. La musicóloga Sylvia Bowden sostiene que “todas las pruebas señalan a Antonie como la destinataria”, aunque otros, como John David Wilson, argumentan que “no hay evidencia de que ella y Beethoven hayan sido algo más que amigos”. La investigación histórica plantea la paradoja del sufrimiento de Beethoven: “Su amor por Antonie estaba en conflicto no solo con su imposibilidad para el matrimonio, sino también con la traición a un amigo”, según el difunto estudioso Maynard Solomon. Por otro lado, Josephine Brunsvik representa la alternativa más romántica y trágica. Beethoven la conoció en 1799, al darle clases de piano. Su vínculo se volvió mucho más cercano a raíz de la viudez de Josephine, intercambiando 14 cartas de amor entre 1805 y 1807, donde Beethoven utilizó las mismas expresiones de ternura que en la carta de la “amada inmortal”. Además, el maestro compuso piezas dedicadas especialmente a Josephine, como el “Andante favori”. La investigadora Rita Steblin aportó documentos que reforzarían la teoría Brunsvik: “Ella cumple muchas de las condiciones mencionadas en la carta: estaba casada, era noble y se encontraba en Praga en la noche referida”, detalló Ronge sobre Josephine. Sin embargo, falta una prueba documental de que Josephine estuviera también en Karlsbad en julio de 1812. Más aún, Josephine tuvo una hija, Minona, nueve meses después de la fecha de la carta. Algunos han especulado que podría ser hija de Beethoven, pero sin pruebas genéticas es imposible confirmarlo. El conductor y estudioso Jan Caeyers ha sugerido la realización de pruebas de ADN con los restos de Minona y el cabello de Beethoven analizado en 2023. “Si Minona es hija de Beethoven, entonces queda claro que Josephine fue la amada inmortal”. Para Karl Josef Brentano, el hijo nacido de Antonie ocho meses después de la misiva, se plantea la misma posibilidad. Ambas tumbas son conocidas, pero el acceso a los restos está restringido y la incógnita permanece. El hallazgo de la carta contribuyó a humanizar la figura de Beethoven y acercar su historia al público actual (Imagen Ilustrativa Infobae) La carta que reveló el corazón de Beethoven El legado sentimental de la carta inédita sigue vigente. “Esto forma parte del retrato de un gran artista que sufrió un revés romántico devastador”, afirma Wilson. Antes de escribir la carta, Beethoven ya había renunciado casi por completo a la esperanza de casarse o formar una familia, lo que terminó reforzando su dedicación total a la música. La misiva, aún envuelta en misterio, cambió la percepción del compositor. “La historia lo humaniza. No era solo un genio solitario que trascendía las banalidades; experimentó un amor profundo y un gran desengaño, igual que cualquier ser humano”, sentenció Caeyers.

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