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Rio Negro » Adn Rio Negro
Fecha: 16/11/2025 12:49
(ADN). – «Río Negro tiene el mercado laboral privado más pobre y más débil de la Patagonia. No por una cuestión geográfica, ni por falta de recursos, ni por una maldición histórica inevitable, sino por las características de un modelo económico y político sostenido durante más de una década», concluye trabajo del sitio 2920, de Viedma, y que dirige Gonzalo Santos. Se trata de un estudio que analiza el mercado laboral patagónico, donde nuestra la provincia con un conjunto de debilidades. El documento concluye que el predominio del empleo público, la primarización de la matriz productiva, la ausencia de una política industrial y la dependencia de los fondos nacionales conforman un círculo vicioso: una provincia que no invierte porque no produce y que no produce porque no invierte. «Mientras Neuquén, Chubut y Santa Cruz construyen motores económicos de alcance nacional, Río Negro administra una economía periférica, sin estrategia productiva propia y sin una visión clara de futuro. En una región diseñada para competir en complejidad, la provincia se conforma con sobrevivir en la periferia del mapa productivo argentino», puntualiza. Concluye en que «la evidencia empírica no deja margen para el autoengaño: si no se modifica de raíz el modelo económico y la forma en que se piensa el desarrollo, el mercado laboral privado rionegrino seguirá siendo el más frágil de la Patagonia». Mercado laboral El estudia analiza que durante los últimos 14 años de administración de JSRN, la provincia consolidó una matriz económica que combina tres rasgos estructurales: Primarización productiva, sin agregación de valor. Sobredimensionamiento del Estado, que absorbe empleo y recursos. Dependencia creciente de la Nación, sin capacidad de generar riqueza propia. El resultado es un mercado laboral privado que no solo es más pequeño en productividad que el de sus pares patagónicos, sino también más pobre,más precario y sin motores de crecimiento autónomos. Un mercado laboral grande en población, pero pequeño en productividad.Según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA, Ministerio de Trabajo), el empleo privado registrado en el último trimestre disponible (1º trimestre de 2025) muestra la siguiente foto: Neuquén encabeza la región en cantidad de trabajadores privados formales; le siguen Río Negro, Chubut y, bastante más abajo, Santa Cruz. A primera vista, Río Negro no parece estar tan mal posicionada: tiene más empleo privado que Chubut y Santa Cruz. Pero ese volumen se explica casi exclusivamente por su tamaño poblacional. Lo que no surge en los titulares es que no existe correlación entre cantidad de trabajadores y calidad del entramado productivo. Los salarios privados más bajos de la Patagonia Si en lugar de mirar cuántos empleos hay miramos cuánto pagan esos empleos, la diferencia estructural se vuelve evidente. A partir del procesamiento del archivo “Remuneración promedio por rama y provincia” del Observatorio de Remuneraciones del Sector Privado Registrado (MTEySS) para junio de 2025, el promedio simple por rama arroja un dato contundente: Río Negro registra el salario privado más bajo de toda la Patagonia. Mientras Neuquén, Santa Cruz y Chubut superan holgadamente los 3,4 millones de pesos promedio mensuales, Río Negro se ubica por debajo de los 3 millones. La brecha salarial no es un detalle, es síntesis: donde predominan industria, minería, energía y servicios empresariales, los salarios tienden a ser altos; donde domina el comercio y los servicios básicos, los ingresos se estancan. No se trata de una fotografía aislada ni de un bache coyuntural. Es la expresión persistente de un mercado laboral anclado en actividades poco intensivas en capital, tecnología e innovación. El salario privado rionegrino no alcanza los niveles del resto de la Patagonia porque la estructuraproductiva de la provincia no lo soporta.(Fuente: SIPA / MTEySS — Elaboración DosNueveVeinte) Una matriz laboral de baja complejidad El análisis del empleo por sector, construido a partir del archivo de “Asalariados privados registrados por sector y provincia (SIPA)”, permite ir más allá de la cantidad de puestos y la remuneración. Muestra cómo está compuesta la matriz laboral privada de Río Negro. En la provincia, aproximadamente el 63 por ciento del empleo privado se concentra en sectores de baja productividad: comercio, turismo, servicios personales y agro primario. Solo el 37 por ciento se ubica en sectores de alta productividad: minería, industria, construcción, energía, transporte, finanzas y servicios empresariales. El contraste con el resto de la Patagonia es contundente: Neuquén supera el 60 por ciento de empleo en sectores de alta productividad, Chubut ronda el 55 por ciento y Santa Cruz el 53 por ciento. Río Negro es la única provincia donde la estructura laboral privada está dominada por ramas de bajo valor agregado. La interpretación es clara: el problema no es solo cuánto empleo hay, sino dónde está ese empleo. La provincia sobrerrepresenta actividades de baja densidad tecnológica y baja escala, y subrepresenta los sectores estratégicos que en el resto de la región funcionan como motores del desarrollo. (Fuente: SIPA / MTEySS — Elaboración DosNueveVeinte). Dónde se consolida el atraso rionegrino La disección del empleo por rama confirma esta anomalía. Al comparar la participación del empleo en minería, industria manufacturera, construcción, energía y comercio, Río Negro queda rezagada en todos los rubros estratégicos y se destaca únicamente en comercio. En minería, su participación ronda apenas el 3 por ciento del empleo privado, contra más del 20 por ciento de Santa Cruz y valores muy superiores en Neuquén y Chubut. En construcción —habitualmente un indicador del nivel de inversión en infraestructura y obra pública Río Negro también se ubica en el furgón de cola. En energía, su peso es marginal. En cambio, el comercio explica más de una quinta parte del empleo privado rionegrino, la proporción más alta de la región. El perfil es nítido: una economía que vive del consumo y de la intermediación, no de la producción y el valor agregado. En términos estructurales, esto implica menos capacidad de generar encadenamientos, menos innovación y menos resiliencia ante las crisis. (Fuente: SIPA / MTEySS — Elaboración DosNueveVeinte) Vaca Muerta: una oportunidad que Río Negro observa pasar El gobierno provincial sostiene un discurso optimista respecto del impacto de Vaca Muerta sobre Río Negro. Sin embargo, cuando se analiza la estructura productiva y la dinámica del empleo, se observa que la provincia reproduce el mismo patrón que marcó la gestión de JSRN durante los últimos 14 años. Río Negro no participa del negocio petrolero desde un perfil productivo propio. Las empresas no radican sedes corporativas de peso en la provincia, no instalan bases logísticas de alto valor, no conforman clústeres industriales ni tecnológicos rionegrinos. La provincia cumple un rol periférico: presta territorio a ductos, rutas y prestadores secundarios. Lo que en otras provincias funciona como motor productivo, en Río Negro se reduce a plusvalía territorial. No hay transferencia tecnológica significativa ni encadenamientos productivos que derramen sobre el empleo local de calidad. La estrategia oficial se limita a esperar un derrame que, estructuralmente, nunca llega. En lugar de un proyecto para insertar a Río Negro en Vaca Muerta con un perfil productivo propio, la provincia se comporta como un mero espectador de un proceso ajeno. Un índice que sintetiza el problema Para ordenar la evidencia se construyó un índice que combina dos variables: el salario promedio del empleo privado y la participación de sectores de alta productividad en cada provincia. Normalizando a Neuquén como 100, las demás jurisdicciones se ubican por debajo, pero con diferencias muy marcadas. Chubut y Santa Cruz quedan relativamente cerca del liderazgo, mientras que Río Negro cae al último lugar, con un valor cercano a los 70 puntos. Es decir, el mercado laboral privado rionegrino muestra más de 30 puntos menos de calidad estructural que el neuquino, y una brecha considerable respecto del resto de la Patagonia. Lejos de ser un dato aislado, este índice sintetiza todo lo anterior: menos salario, menos complejidad productiva, menos participación en sectores estratégicos y menos capacidad de capturar los beneficios de procesos como Vaca Muerta.
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