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Parana » ER 24
Fecha: 13/11/2025 13:27
BORDET SE DEFENDIO EN EL CONFESIONARIO DE CUESTION DE FONDO En la política entrerriana parece haberse instalado un nuevo sacramento: antes de ir a Tribunales, hay que pasar por el confesionario de Cuestión de Fondo. Bajo las luces prolijas de Canal 9 Litoral, Gustavo Bordet, Edgardo Kueider, Laura Stratta, Guillermo Michel, Adán Bahl, Juan José Bahillo, Adrián Fuertes y anexos se absuelven entre amigos. Del otro lado, un Daniel Enz cada vez más pálido, cada vez menos parecido al periodista que decía incomodar al poder y cada vez más similar a un coordinador de terapia grupal del peronismo. La última sesión fue para Bordet, que volvió a elegir el living de Enz para explicarse por la causa ENERSA–Securitas: repitió que “los chats estaban en la causa hace un año y nunca fui citado”, que no conoce a los Tórtul y que todo es una operación mediática sobre pruebas “viejas”. Lo dijo con tono calmo, casi pedagógico, sin una sola repregunta incómoda sobre contratos, responsabilidades políticas o el sistema de decisiones en las empresas del Estado. No es un caso aislado: es un formato. Ya había tenido una entrevista extensa para hablar de su patrimonio, de Milei, de OSER, de la interna justicialista, de todo… menos de por qué hace años que el poder se recicló en la misma mesa chica. La escena es siempre parecida: Bordet habla, Enz asiente, se indigna un poco, baja el tono y el televidente se va a dormir con la sensación de que en Entre Ríos pasan cosas graves, pero nadie es realmente responsable. Lo mismo ocurre con Laura Stratta: una y otra vez, la ex vicegobernadora se sienta en el mismo sillón, con el mismo vaso de agua y la misma lógica de “balance”; un poco de autocrítica controlada, algo de discurso de género, el relato de la “oposición responsable” y cero preguntas de fondo sobre contratos, cajas y negocios. Más que invitada por momentos parece co-conductora de la etapa post-Bordet. El caso Kueider llevó ese formato al ridículo: del lado judicial están los chats, las empresas, los dólares y las causas que miran hacia Paraguay; del lado mediático, el spa. Primero Bordet “decepcionado” del ex senador; después, defensas ensayadas, siempre en el mismo estudio, con el mismo periodista y el mismo tono de comprensión casi pastoral. Es Peronia TV en estado puro. Mientras tanto, el programa que se vende como “periodismo de investigación” se fue convirtiendo en otra cosa: un confesionario justicialista de alta gama. Ahí no se interroga al poder, se lo masajea. La repregunta dura que alguna vez existió queda reservada para los perejiles: funcionarios de cuarta línea, intendentes sin espalda, opositores menores. Contra ellos sí hay golpes bajos, ironía y escarnio. Con Bordet & Cía, alfombra roja. El archivo es brutal: el living de Cuestión de Fondo es hogar estable del peronismo histórico entrerriano y satélites. Desfilan Bordet, Michel, Romero, Bahl, Stratta, Bahillo, Fuertes; todos tienen su turno en el confesionario, algunos varias temporadas. En cambio, cuando uno se pregunta por los que ganaron Paraná, la escena es distinta. Joaquín Benegas Lynch aparece en notas: recorridas, actos, declaraciones polémicas, conferencias. Andrés Laumann también: campaña, el traje de Batman, el Volcadero, el voto urbano, la banca ganada. Pero lo que no aparece es el sillón. No hay media hora cómoda, no hay vaso de agua, no hay charla distendida: no tienen derecho al confesionario. Son los tipos que arrasaron en las urnas, pero siguen viendo el show desde afuera. Con ellos, el tratamiento es asimétrico: se los construye como curiosidad, amenaza o fenómeno raro del mileísmo, nunca como interlocutores en igualdad de condiciones con quienes se adueñaron de la provincia durante veinte años manejando todas las palancas del Estado. La pregunta cae sola: ¿por qué el living está siempre disponible para el elenco estable del peronismo entrerriano –aun salpicado por causas pesadas– y nunca para quienes hoy concentran el voto que barrió al peronismo en Paraná? ¿Por qué el millón de dólares de Kueider, los contratos de Securitas, las empresas de seguridad, OSER, IOSPER, ENERSA, los seguros, las licitaciones y los retornos se discuten siempre en un ámbito amigable, con un periodista que parece más preocupado por dejar una frase de archivo que por incomodar de verdad? La escena del último programa lo resume: Bordet entra serio, se muestra ofendido, repite que los chats ya estaban, afirma que él no firmó nada, que eso es competencia del directorio de ENERSA, que está tranquilo y ni abogado tiene. Enz amaga con una repregunta, la deja pasar, deriva hacia la autocrítica blandita del peronismo y termina hablando de Milei, la antipolítica y las redes sociales. Mientras tanto, la causa Securitas–ENERSA sigue su curso en otro lado, con jueces y fiscales mirando contratos millonarios, mientras en la tele el guion es otro: “yo no sabía nada”, “se exagera”, “me usan políticamente”. Lenguaje de víctima, no de ex gobernador que tuvo todas las llaves del poder provincial durante ocho años. La ironía es evidente: Cuestión de Fondo se construyó denunciando la promiscuidad entre poder político, justicia y negocios. Hoy, buena parte de su prime time funciona como lavadero de imagen para la misma dirigencia que aparece en los expedientes. Nadie pide linchamientos televisivos; lo mínimo sería una vara pareja. Si a los perejiles se los destroza al aire, si a los sin padrino se los exhibe como culpables desde la carátula, entonces con Bordet, Kueider, Stratta, Michel, Bahl, Bahillo y compañía la exigencia debería ser igual o mayor. Hoy no lo es: Cuestión de Fondo es el confesionario de Peronia TV, el lugar donde el viejo peronismo entrerriano entra, se golpea un poco el pecho, culpa a Milei, al clima y a la antipolítica y sale con la conciencia lavada, listo para la próxima elección o la próxima indagatoria. Los otros –Benegas Lynch, Laumann y toda la fauna que rompió el mapa político de Paraná– miran desde la vereda de enfrente cómo los dueños del pasado se confiesan entre amigos, sin que nadie les recuerde que además de cámaras hay expedientes, chats, contratos y causas que algún día van a tener que explicar en serio. Ahí no va a alcanzar con la escenografía del living, y la historia, cuando repase este ciclo, no va a preguntar qué rating tuvo el programa, sino de qué lado de la pantalla estaba cada uno: del lado de los que investigan o del lado de los que prestan la pantalla para maquillar la caída.
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