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» Diario Cordoba
Fecha: 13/11/2025 12:01
¿Para qué sirven los lobos? Por ejemplo, y entre otras cosas, para que crezcan árboles y bosques allí donde antes no podían hacerlo. Esto es lo que ha ocurrido en el famoso parque nacional de Yellowstone, en EEUU, que se ha convertido en escenario de una de las historias de restauración ecológica más sorprendentes de las últimas décadas. Y es que, después de la reintroducción de lobos grises en dicho parque en 1995, se ha logrado devolver un equilibrio ecológico alterado desde hacía décadas. Los científicos han confirmado que, por primera vez en más de 80 años, vuelven a crecer los álamos en el norte del parque, algo que ya se daba por imposible y que ha sorprendido gratamente a las autoridades ambientales. El lobo gris mantiene a raya a los grandes herbívoros en Yellowstone / Pinterest Tal y como publica el portal LiveScience, la recuperación de estos árboles está directamente relacionada con el regreso de los grandes depredadores, como el lobo gris, que fue reintroducido en 1995 para tratar de recuperar el equilibrio ecológico en la zona. Los alces estaban devastando la vegetación Los efectos empezaron a notarse en breve plazo. La presencia de lobos redujo drásticamente el número de alces, cuyas poblaciones estaban creciendo desmesuradamente por falta de depredadores. Los alces habían estado devorando los brotes de álamos durante décadas, impidiendo así el crecimiento de arboledas. Cuando, gracias a los lobos, se redujeron las poblaciones de estos herbívoros, la vegetación volvió a prosperar y pudieron volver a crecer los álamos, los cuales, a su vez, juegan un importante papel ecológico para el mantenimiento de los ecosistemas. Los grandes herbívoros comían los brotes de los álamos / iStock La clave está en lo que los ecólogos llaman “cascada trófica”, la cual consiste en el efecto que tiene un depredador cuando se incorpora a un ecosistema: su influencia se extiende a múltiples niveles de la cadena alimenticia. En Yellowstone, la presencia de lobos obligó a los alces a cambiar sus rutas y zonas de movimiento, de tal modo que se redujo su población desde casi 18.000 ejemplares a unos 2.000. Como consecuencia de este control natural, los brotes de álamo pueden desarrollarse hasta convertirse en árboles adultos y formar grupos densos donde se desarrolla una rica biodiversidad. Aumenta la biodiversidad Investigadores de la Universidad Estatal de Oregón han confirmado que en más de una tercera parte de los puntos analizados los álamos experimentan ahora un crecimiento vigoroso, alcanzando alturas que no se veían desde la década de 1940. En otros sectores, aunque la recuperación es más lenta, los signos son claros: la diversidad vegetal está aumentando y con ella regresan aves, insectos y otras especies dependientes de estos bosques ribereños. Parque Nacional de Yellowstone, en EEUU / Agencias Si bien los lobos fueron el desencadenante de este cambio, los científicos subrayan que no todo depende de ellos. Osos y pumas también contribuyen a mantener bajo control a los alces, reforzando así el proceso de regeneración forestal. A medida que los álamos se expanden, los suelos se estabilizan, los cursos de agua se benefician y los hábitats se vuelven más ricos para la fauna silvestre. Junto al papel de los depredadores, los científicos afirman que también han influido en este renacer variaciones en el clima registradas en los últimos años. El lobo gris (Canis lupus) fue eliminado de Yellowstone en 1930 a través de campañas de erradicación impulsadas por los cazadores y administraciones públicas, lo que causó un gran desequilibrio en el ecosistema.
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