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  • Las canciones de la juventud: el secreto detrás de los recuerdos que nunca se olvidan

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 10/11/2025 12:56

    Las canciones de la adolescencia influyen en la identidad y el bienestar emocional durante toda la vida, según un estudio internacional (Imagen Ilustrativa Infobae) Las melodías que marcaron la adolescencia tienen una asombrosa capacidad para anclarse en la memoria y evocar emociones intensas, incluso décadas después. Un reciente estudio internacional coordinado por la Universidad de Jyväskylä (Finlandia) ha evidenciado cómo las canciones escuchadas durante la juventud son determinantes en la construcción de la identidad y pueden influir en el bienestar emocional a lo largo de toda la vida. El impacto del “bache de reminiscencia” La investigación, que incluyó a casi dos mil personas de 84 países, pidió a los participantes que señalaran una canción personalmente significativa y que calcularan la edad que tenían cuando fue lanzada. Los resultados indican que la mayoría de los recuerdos musicales más poderosos surgieron entre los 10 y los 30 años, periodo conocido como bache de reminiscencia. En esa etapa, el cerebro muestra especial sensibilidad hacia las emociones y las experiencias sociales, favoreciendo la fijación de recuerdos profundos. El bache de reminiscencia explica por qué los recuerdos musicales más intensos se fijan entre los 10 y los 30 años (Imagen Ilustrativa Infobae) De acuerdo con la revista Muy Interesante, esta conexión entre música y memoria se produce porque durante la adolescencia y los primeros años de adultez se consolidan la identidad personal y los lazos afectivos más relevantes. La música no solo acompaña estas vivencias, sino que participa activamente en la construcción de la personalidad, dejando una marca persistente. Lo que revela la neurociencia sobre música y memoria Desde la perspectiva neurocientífica, escuchar una canción vinculada al pasado activa regiones cerebrales asociadas tanto a la emoción como a la memoria, tales como el hipocampo y la amígdala. Esta reacción puede hacer que una melodía antigua regenere no solo imágenes mentales, sino también sensaciones originales, permitiendo revivir emociones con una intensidad inesperada. Así, una misma pieza musical puede funcionar como una especie de máquina del tiempo, devolviendo al oyente a episodios centrales de su juventud en cuestión de segundos. La neurociencia demuestra que la música activa regiones cerebrales asociadas a la emoción y la memoria, como el hipocampo y la amígdala (Imagen ilustrativa Infobae) Los expertos explican que esto ocurre porque la música estimula las zonas cerebrales involucradas en la recuperación de recuerdos autobiográficos, lo que refuerza aún más la importancia de las canciones experimentadas en momentos de cambios vitales. Diferencias entre hombres y mujeres en la formación de recuerdos musicales El estudio también identificó matices en la manera en que hombres y mujeres establecen sus recuerdos musicales. En los hombres, estos recuerdos se fijan con mayor intensidad hacia los 16 años y suelen asociarse a procesos de autoafirmación o búsqueda de autonomía. Por su parte, en las mujeres, los recuerdos musicales significativos tienden a surgir alrededor de los 19 o 20 años, estrechamente ligados a relaciones afectivas y momentos de transición emocional. Además, con los años, mientras los hombres frecuentemente conservan sus canciones favoritas de siempre, muchas mujeres tienden a incorporar música nueva en su repertorio emocional, reflejo de su apertura a nuevas experiencias y cambios vitales. Hombres y mujeres forman recuerdos musicales en etapas distintas, vinculados a la autoafirmación y a las relaciones afectivas, respectivamente (Imagen Ilustrativa Infobae) Esta distinción demuestra que la música puede tener funciones distintas según la trayectoria de cada persona, vinculándose tanto a la identidad individual como a las relaciones sociales. La evolución del vínculo musical a lo largo de la vida Contrario a la creencia extendida de que las preferencias musicales quedan estancadas en la juventud, los investigadores hallaron que las personas siguen estableciendo lazos emocionales con nuevas canciones a lo largo de toda la vida. Este fenómeno, denominado recencia musical, implica que melodías descubiertas recientemente pueden evocar emociones tan fuertes como las vividas en la adolescencia. Así, la música nunca deja de generar recuerdos y significado, independientemente de la edad. La recencia musical permite que nuevas canciones sigan generando lazos emocionales y recuerdos significativos en la adultez y la vejez (Imagen Ilustrativa Infobae) Incluso en la vejez, las canciones adquiridas en los últimos años pueden desempeñar un papel activo en la salud emocional, mostrando que el desarrollo musical no tiene fronteras temporales. Aplicaciones en salud mental y musicoterapia La musicoterapia utiliza canciones de la juventud y la recencia musical para promover el bienestar emocional y reactivar recuerdos en pacientes (Imagen Ilustrativa Infobae) Estos hallazgos resultan especialmente valiosos para profesionales de la musicoterapia y el trabajo con la memoria. Los terapeutas pueden utilizar las canciones asociadas a la adolescencia o la recencia musical para diseñar estrategias personalizadas que reactiven recuerdos, promuevan el bienestar emocional y generen nuevas experiencias significativas. La música se convierte así en un recurso terapéutico vital en todas las etapas del ciclo vital, y no solo en una herramienta de nostalgia. Herencia musical y puentes generacionales La herencia musical y el acceso digital facilitan que jóvenes se apeguen a canciones de décadas anteriores, creando puentes generacionales (Imagen Ilustrativa Infobae) La investigación también abordó el fenómeno de la herencia musical, observando cómo jóvenes menores de 30 años experimentan un fuerte apego a canciones que fueron lanzadas décadas antes de su nacimiento. Esto se debe tanto a la influencia familiar como al acceso ilimitado a la música de cualquier época a través de plataformas digitales. De esta manera, las melodías que resonaron en la infancia de los padres pueden convertirse en símbolos de unión afectiva y puentes emocionales entre distintas generaciones. Así, la música cumple una doble función: acompaña el desarrollo individual y consolida el tejido emocional entre familiares, trasladando recuerdos y sensaciones a través del tiempo. La música como hilo conductor de la identidad La música actúa como hilo conductor de la identidad personal, marcando momentos clave y acompañando la transformación a lo largo de la vida (Imagen Ilustrativa Infobae) En última instancia, la música trasciende su rol de entretenimiento para convertirse en uno de los principales vehículos de la memoria biográfica. Las canciones que consideramos “nuestras” suelen estar ligadas a vivencias cruciales, marcando capítulos de independencia, amistad y transformación personal. Cada individuo lleva consigo una banda sonora que entrelaza acordes y letras con los episodios determinantes de su vida, y que permanece como un hilo invisible, otorgando sentido a la experiencia humana desde la juventud hasta la vejez.

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