09/11/2025 18:28
09/11/2025 18:27
09/11/2025 18:26
09/11/2025 18:24
09/11/2025 18:22
09/11/2025 18:17
09/11/2025 18:17
09/11/2025 18:16
09/11/2025 18:16
09/11/2025 18:16
» La Capital
Fecha: 09/11/2025 15:56
Una enfermedad inflamatoria que no solo afecta la piel sino también el bienestar y la rutina diaria de quienes tienen este diagnóstico La Dermatitis Atópica (DA), también conocida como eczema, es una enfermedad crónica, inflamatoria y pruriginosa de la piel que afecta tanto a niños como a adultos. Se caracteriza por la presencia de zonas de erupción que provocan una intensa picazón , lo que lleva al rascado constante y puede derivar en hinchazón, agrietamiento, formación de costras y descamación . Según Sanofi, empresa de la industria farmacéutica, se estima que el 10% de los adultos y el 20% de los niños a nivel mundial padecen esta condición. El 50% de los casos comienza durante el primer año de vida y el 85% dentro de los primeros cinco años. “Los pacientes que padecen Dermatitis Atópica conllevan una importante carga de enfermedad. El rascado continuo por la picazón que generan las lesiones produce riesgo de sobreinfecciones. Además, suele acarrear alteraciones del sueño, dificultad para concentrarse, ausentismo laboral o escolar, estrés, ansiedad y el consecuente impacto negativo en su calidad de vida y la de sus familiares o cuidadores”, explica Patricia Garnero , especialista en alergias e inmunología del Grupo Gamma. Asimismo, puede asociarse a otras complicaciones, como el desarrollo de asma, fiebre del heno, alergias alimentarias y cambios en el color de la piel , que puede volverse más clara u oscura que el resto del cuerpo. Según detalla la especialista, se trata de una afección inflamatoria multicausal , es decir, una patología multifactorial . Por un lado, se encuentra el factor genético . En este aspecto, lo principal es interrogar al paciente sobre los antecedentes familiares . “Quizás tiene antecedentes de algún familiar directo de línea materna o paterna con alergia respiratoria”, advierte. Por otro lado, también influyen los antecedentes personales de alergia. “Puede ser un paciente con rinitis o que tuvo algún broncoespasmo en su infancia y que ahora presenta esta enfermedad inflamatoria en la piel”, agrega. Es importante aclarar que no es una enfermedad contagiosa, es decir, no se transmite de persona a persona por contacto físico. Diagnóstico y pruebas El diagnóstico de la DA es clínico y debe ser realizado por un profesional de la salud a partir de la revisión de los síntomas y un examen físico detallado de la piel. Durante la consulta, el especialista puede hacer preguntas sobre el inicio y la evolución de los síntomas, así como sobre cómo afectan la vida diaria. También se revisa el historial médico del paciente y los antecedentes familiares de alergias u otras enfermedades relacionadas. En algunos casos, el médico puede recomendar análisis de laboratorio o una biopsia de piel, que ayudan a descartar otras patologías. Tratamientos posibles Si bien no existe una cura definitiva para la DA, hay distintos tratamientos que se utilizan dependiendo del grado en el que se encuentre. “Si la enfermedad está en un grado leve, en donde tenemos placas de eczema bien distribuidas en el pliegue del codo, en el cuello, en la nuca, detrás de las rodillas o alguna placa en el abdomen, en el tórax o cerca de las axilas, en ese caso se trata con cremas, es decir, tratamientos tópicos como corticoides”, afirma Garnero. No ocurre lo mismo cuando las placas afectan más partes del cuerpo. “En este caso pasamos a hablar de un tratamiento sistémico, con medicamentos por vía oral”, agrega. Además, la especialista manifiesta que en los últimos años se ha logrado conocer mejor la condición, lo que permitió no solo entender sus causas, sino también desarrollar tratamientos específicos. “Ahora se cuenta con un medicamento biológico que actúa desinflamando la vía alterada en la dermatitis atópica, es decir, va directamente al punto donde se encuentra la alteración principal de esta enfermedad. De esta forma, no se produce una supresión inmunológica como la que generan los corticoides u otros inmunosupresores utilizados en las dermatitis graves. Este tratamiento modifica la enfermedad porque es una medicina más personalizada”, confirma la dermatóloga.
Ver noticia original