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  • La experiencia verdulería llegó a la moda: ahora se puede comprar ropa por kilo a 35 mil pesos en Buenos Aires

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 06/11/2025 12:49

    Informe - Ropa por kilo La experiencia de llenar bolsas con ropa y disfrutar de elegir cada prenda volvió a cobrar vida en el corazón de San Telmo gracias a una propuesta que rompe con los modelos tradicionales de venta de indumentaria usada. El cliente selecciona los artículos hasta completar el peso deseado y paga por kilo, no por unidad. Así, se redefine la lógica del consumo y se recupera esa sensación de abundancia que muchos creían perdida. María Machado Cherny, fundadora y propietaria de La Kilo Vintage, explica que la idea surgió como respuesta a la caída de ventas en el formato vintage convencional. La tienda, ubicada en Estados Unidos 657, propone una experiencia mayorista pero abierta al público general. “En Argentina se se vende mucho ropa de fardo. Pero en estos mayoristas no podés elegir prenda por prenda cuando comprás por kilo. Entonces mi idea fue acercarle al consumidor final una propuesta para que compre como mayorista, pero pueda elegir qué va adentro de su kilo”, remarcó. El modelo de compra por peso permite a los clientes seleccionar prendas una a una y pagar solo por el peso exacto, sin redondeos forzados El entusiasmo de la clientela se refleja en la satisfacción de salir con bolsas repletas, una práctica que, según la emprendedora, muchos extrañaban. “Lo que más me comenta la gente es que hace mucho que habían perdido esta capacidad de compra, de irse con mucha ropa y hay un disfrute en eso”, afirmó María. El sistema de venta por kilo se adapta a las estaciones y a los métodos de pago. En la tienda física, el kilo de ropa ronda actualmente los 35 mil pesos, aunque el precio varía según la temporada y la forma de pago. “Si abonás en efectivo tenés un 10% de descuento”, precisó. En la plataforma digital, el precio por kilo asciende a 49.500 pesos, pero disminuye a medida que se incrementa la cantidad adquirida, reforzando el perfil mayorista del negocio. “Si comprás más kilos, más barato te queda el valor del kilo”, señaló Machado Cherny. La experiencia de compra recupera el placer de salir con bolsas llenas de ropa a precios accesibles, en contraste con el alto costo de la indumentaria nueva “La compra mínima es un kilo, pero no tiene precio sino peso. Por ejemplo, este pantalón pesa 400 gramos y voy sumando, y puedo elegir cada una de las prendas que van a ir adentro de ese kilo”, explicó. La comparación con la verdulería resulta inevitable. “Vas eligiendo y poniendo cuántos gramos de cada cosa querés”, detalló. La tienda online replica este sistema, mostrando en cada producto no solo la foto sino también una imagen de la prenda en la balanza, para que el cliente conozca el peso exacto antes de comprar. “Siempre vendemos fraccionado, no es que si te pasaste del kilo te vamos a cobrar dos kilos. Si te compraste un kilo y 115 gramos, se te cobra el proporcional de eso. Lo bueno es que sabés cuánto vas a gastar y eso también es una tranquilidad”, destacó María. La plataforma online extiende la propuesta mayorista a todo el país, con transparencia en precios y detalle del peso de cada prenda Esta modalidad ha generado estrategias entre los compradores más frecuentes, que pesan cada prenda y buscan maximizar la cantidad dentro del kilo permitido. “He llegado a ver compras con diez prendas en un kilo, porque hay gente que viene siempre, pesa prenda por prenda y, si es muy pesado, no se lo lleva”, contó la dueña del comercio. El modelo de La Kilo Vintage también fomenta la circularidad: los clientes no solo compran, sino que venden ropa al local, alimentando un stock que supera las 10 mil prendas. “Nosotros apuntamos a vender mucha cantidad de ropa y no un pantalón a un precio muy alto. Por eso tenemos un stock permanente. Si vendemos 20 kilos, reponemos 20 kilos. No puede haber menos que esa cantidad”, analizó. La procedencia de las prendas es variada: la tienda adquiere lotes mayoristas de más de 20 piezas y también realiza el llamado “rescate de placard”, que consiste en comprar grandes volúmenes de ropa directamente de particulares, incluso en situaciones sensibles como el fallecimiento de un familiar. “Voy a domicilio cuando hay más de 300 prendas. Por ahí falleció una persona y tenemos que ir a comprarle esa ropa a la familia”, indicó la emprendedora, quien encuentra en esta práctica un valor emocional. “Lo más lindo es cuando vamos a rescatar prendas vintage. Es lindo, inclusive para la familia que nos contacta porque esa prenda que la persona eligió y usó, es revalorizada”, afirmó María. La tienda ofrece prendas unisex, de diseñador, marcas internacionales y fast fashion, todas listas para usar y adaptadas a las tendencias actuales La oferta del comercio es amplia y diversa. “La ropa es unisex, de segunda mano y vintage. Lista para usar. Ya está lavada, curada, planchada, tiene todo el proceso como para que vos te la lleves a tu casa y la uses”, describió la fundadora. El surtido abarca desde básicos hasta piezas de diseñador, marcas internacionales y fast fashion, con una selección que se ajusta a las tendencias y demandas del momento. “Hay ropa de marcas y hay prendas de Zara o Forever 21. Es un popurrí. Lo que me importa a mí es que la ropa esté en buen estado”, enfatizó. La variedad se mantiene gracias a una reposición constante y la atención a las preferencias de los clientes. “La idea es que sean modelos que se busquen. Por ejemplo, ahora no tengo chupines”, detalló María. El local de San Telmo funciona bajo una lógica mayorista, pensada tanto para revendedores como para consumidores finales que buscan cantidad y variedad. La ausencia de probadores responde a esta dinámica. Sin embargo, los clientes pueden probarse las prendas por encima o llevar una prenda de referencia para comparar talles. “El cliente puede probarse la ropa por encima, o puede también traer una prenda modelo, e ir midiendo todo lo demás”, explicó la dueña del local El sistema puede resultar abrumador para quienes lo experimentan por primera vez, pero los clientes habituales desarrollan sus propias estrategias para optimizar la compra. “Hay gente que se agobia con la propuesta porque siente que tiene que llevarse un kilo de ropa y no sabe cómo elegir. El que la conoce, ya viene mentalizado”, observó Machado Cherny. La transparencia en el gasto y la posibilidad de ajustar la selección hasta el último momento refuerzan la confianza del público. “Podés gastar 35 mil pesos, a lo sumo un poco más si te pasás”, aclaró. El modelo de La Kilo Vintage, flexible y adaptado a la realidad argentina, busca proteger tanto al pequeño comprador como al revendedor, con incrementos de precios moderados y una política de descuentos amigable. La posibilidad de llevarse “un montón de cosas” y la certeza sobre el gasto son, para la fundadora, los pilares de una experiencia que recupera el disfrute y el poder de compra en tiempos de crisis.

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