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» El Ciudadano
Fecha: 31/10/2025 12:20
 
                            Por José Odisio Newell’s juega una final. La frase es trillada y en cada año se recicla un par de veces. Pero no está ajena a la realidad, a la relevancia que tiene en la previa el choque de esta noche ante Unión. La Lepra quiere escapar definitivamente de la angustia que supone verse en la pelea por no descender, y por eso será clave obtener un buen resultado ante el Tatengue. El cambio de entrenador era necesario. Y la llega de Lucas Bernardi al interinato estuvo acompañada de un aluvión de apoyo externo hacia el nuevo DT y los jugadores. Primero fueron las agrupaciones que se presentarán en las elecciones de diciembre; luego apareció el Tata Martino por Bella Vista; y en los días posteriores dijeron presente Maxi Rodríguez, Diego Mateo, Nacho Scocco, Mauro Formica, Roque Alfaro, Iván Gabrich y muchos más. Incluso hubo llamadas a Bernardi de Mario Zanabria y el Flaco Schiavi. El mundo Newell’s se encolumnó detrás de Lucas en estos tres partidos. El sentido de pertenencia apareció otra vez en un momento difícil. E incluso se espera un recibimiento de los hinchas con mucho color y ruido. Bernardi trabajó mucho lo anímico. Por eso las concentraciones de dos o tres días. También hubo charlas individuales y mucho trabajo táctico con pelota. Cambiar dentro de lo que se pudiera fue el objetivo. Hoy en cancha se verá si alcanzó con diez días de trabajo. El equipo no está confirmado. El DT probó mucho y dio pocas pistas hacia afuera, aunque internamente ya tiene todo decidido. Es posible que aparezcan los juveniles Alan Mereles y Valentino Acuña, como doble cinco. Y Jero Russo podría jugar de tres o de carrilero. Guch tiene chances de seguir adentro, y en el banco aparece Scarpeccio, el nueve de la reserva. Habrá pibes, también experimentados. Y ahí aparecen Cuesta, Herrera, Mosquera, Espínola, Cocoliso González y tal vez Gonzalo Maroni. La duda es quién será el zaguero derecho, Salcedo o Noguera. Más allá del once, la clave será la entrega, la concentración y el juego. Y esta vez será con mucha banca desde afuera. Ganar es una obligación, porque un triunfo sería el boleto a la calma, a olvidarse de esa tabla de abajo que tanto angustia.
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