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Parana » NSA
Fecha: 30/10/2025 22:19
 
                            A una semana de la elección de las nuevas autoridades de la CGT, la disputa interna por cómo quedará integrada la futura conducción volvió a escalar fuerte este jueves y amenaza derivar en una ruptura de la principal central sindical, justo en momentos en que desde distintos espacios gremiales reclaman fortalecer la unidad para enfrentar la ofensiva del gobierno de Javier Milei para apurar una amplia reforma laboral en el Congreso. El quiebre del equilibrio interno que venía amagando en las últimas semanas se corporizará este jueves por la tarde en la reunión de mesa chica ampliada convocada en la sede de la UOCRA con la aspiración de definir entre todos los sectores de peso de la central la integración de un nuevo triunvirato de conducción, que reemplazará al que actualmente integran Héctor Daer (Sanidad), Octavio Argüello (Camioneros) y Carlos Acuña (estacioneros). En la previa al encuentro, el gastronómico Luis Barrionuevo junto a un grupo de gremios del transporte, encabezado por el jefe de la UTA, Roberto Fernández, se bajaron de la reunión, molestos por las candidaturas que se barajan para la nueva cúpula. El portazo de Barrionuevo y los sindicatos que le responden no tomó por sorpresa al buena parte de los dirigentes que estarán en la UOCRA, que -incluso- advierten que el gastronómico no participará del congreso cegetista del miércoles 5 de noviembre, donde se elegirá al nuevo triunvirato, y alentará una fractura de la central. «Luis y sus diez gremios se van a ir de la CGT y serán otra vez la CGT Azul y Blanca conducida por Daniel Vila (carga y descarga, uno de los sindicatos barrionuevistas)», aseguró a Clarin uno de los principales dirigentes de la jefatura cegetista. Otros gremialistas, en cambio, buscaron minimizar el movimiento: «Barrionuevo está pulseando, siempre repite lo mismo, pero va a terminar acordando porque sabe que no hay margen para que se rompa la CGT», apuntó otro referente de la actual conducción. La disputa está centrada en los nombres para conformar el nuevo triunvirato. Como informó Clarín, Barrionuevo y Fernández resisten la candidatura de Cristian Jerónimo, el dirigente del sindicato del vidrio cuya candidatura es alentada por Gerardo Martínez y los otros dos «independientes», Andrés Rodríguez y José Luis Lingeri. Incluso en una cumbre secreta en Sanidad la semana pasada, el gastronómico buscó cerrar filas con los referentes de los «gordos» Daer y Armando Cavalieri para bloquear la llegada de Jerónimo al triunvirato. En el sector aseguraban contar con una mayoría de congresales para imponer los nombres de la conducción. Sin embargo, la derrota electoral del peronismo el último domingo, dejó heridos dentro de la CGT y reacomodó las fichas internas, por lo que las chances del candidato de Martínez se reavivaron, lo que motivó el portazo de Barrionuevo y los suyos. En ese marco, la reunión de mesa chica de esta tarde se inscribe como una instancia clave en la búsqueda de un consenso sobre cómo se integrará el nuevo triunviro. Mas allá del debate por el nombre de Jerónimo, también hay dudas respecto de la candidatura de Jorge Sola (seguros), el referente alentado por los «gordos» y la oportunidad de incluir a una mujer en el nuevo triunviro, una alternativa para el que se barajan dos nombres: Maia Volcovinsky (judiciales) y Marina Jaureguiberry (Sadop). Pero en el medio también crecen las voces internas que sostienen la conveniencia de nominar en la futura cúpula a un dirigente de un gremio poderoso, en la pretensión de fortalecer la central de cara a la disputa contra la reforma laboral impulsada por el Gobierno. En ese esquema es que en las últimas horas volvió a plantearse la alternativa de mantener a Argüello, el representante de Humo Moyano, en el trío de mando. «Se necesitan caras y una estética nueva pero también darle un mensaje a Milei en la pelea por la reforma, y eso solo lo puede aportar un gremio fuerte en la conducción», explicó otro dirigente. Es que el trasfondo de la discusión del armado de la nueva conducción supone, además, una definición de la postura que asumirá la nueva jefatura cegetista en su vínculo con la administración libertaria. Allí, más allá de la disposición dialoguista que enarbolan algunos dirigentes, aparece una necesidad de cerrar filas en la interna y estar preparados para dar la pelea en todos los frentes contra los cambios laborales que alienta el Ejecutivo. Algo de eso esbozó esta semana el propio Daer, uno de los triunviros salientes, sobre la estrategia de la central: «la CGT Tiene que atar los hilos parlamentarios, constituir mayorías parlamentarias que nos permitieron frenar avances como hasta ahora. Si eso no alcanza, generar presión política, presión gremial, como lo hicimos cuando nos metieron el DNU 70, que es el único que no está vigente es el capítulo laboral», afirmó el gremialista.
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