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» Diario Cordoba
Fecha: 30/10/2025 00:44
 
                            El Partido de la Libertad (PVV), la ultraderecha islamófoba y euroscéptica de Geert Wilders, quedó destronado como primera fuerza en Países Bajos, ya que tendrá en el nuevo Parlamento 25 escaños y quedará así por debajo del nuevo progresismo liberal representado por Demócratas 66 (D66), según las proyecciones del instituto Ipsos, al cierre de los colegios electorales neerlandeses. El D66, liderado por el exministro de Medio Ambiente Rob Jetten, de 38 años, tendrá 27 escaños en la nueva cámara, dos más que el partido de Wilders y hasta siete por encima de los que correspoderán al bloque de izquierdas y verdes liderado por Frans Timmermans. La respuesta de este veterano político, exvicepresidente de la Comisión Europea (CE), fue anunciar su retirada como líder de su alianza, GroenLinks-PvdA: "Es el momento de dejar paso a la nueva generación", dijo, entre ovaciones de sus seguidores concretados en un antiguo silo de cereales de Rotterdam. Las primeras proyecciones, de plasmarse en resultados, suponen un duro revés para Wilders, ya que perderá 12 de los 37 diputados que tenía. Estaba de por sí descartado que encontrara aliados para liderar otro gobierno, incluso si hubiera defendido la posición de primera fuerza que alcanzó en noviembre de 2023. Las elecciones se celebraban por anticipado después de que Wilders hubiera pulverizado el pasado mes de junio la coalición de la que era fuerza dominante. Su comportamiento errático llevó al caos y finalmente al hundimiento a la coalición de gobierno capitaneada por el PVV, 11 meses después de su formación. "Los neerlandeses han dicho adiós a la política del miedo y han elegido a fuerzas positivas", afirmó Jetten ante sus militantes. Su propósito es lograr un gobierno "estable", con "todas las fuerzas constructivas del centro". Wilders, por su parte, admitía su decepción por los resultados del PVV -"una pérdida importante", dijo-, aunque destacó que sigue siendo "uno de los más grandes del país". Se perfila un camino complejo para la formación de una nueva mayoría, en un Parlamento muy fragmentado con un total de 150 escaños. Entre D66 y el bloque de Timmermans sumarán 47 escaños y se necesitan 76 para alcanzar la mayoría. Al veto compartido entre el progresismo y las derechas moderadas a Wilders, se suma que algunas formaciones del centro descartan a Timmermans u otras opciones progresistas, a su parecer, demasiado izquierdistas. Entre los partidos del centro a tantear por Jetten están los democristianos de CDA y los liberales de VVD, el partido que lideró Mark Rutte antes de convertirse en secretario general de la OTAN. Parecía de capa caída, pero finalmente ha quedado en un honroso tercer puesto, por delante del bloque de Timmermans. Entre liberales y democristianos sumarán 42 escaños. La caída de Wilders ha ido paralela al crecimiento de otras dos formaciones del espectro ultra, Ja21 y FvD, con 22 diputados entre los dos. Victoria contra pronóstico El ascenso de D66 fue contra pronóstico. Hasta prácticamente la víspera de las elecciones no se contaba con Jetten para los primeros puestos. Pero durante la misma jornada electoral empezaron a circular nuevos vaticinios, inclusive la posibilidad de que Wilders quedase destronado como primera fuerza tras habérsele dado durante semanas como favorito. A Timmermans se le otorgaba el segundo puesto, como teórico aglutinador del voto joven y urbano. Finalmente fue Jetten quien se ganó a este puesto. En las parlamentarias de noviembre de 2023, se alzó su PVV por primera vez en la historia como la fuerza más votada. Tardó luego ocho meses en ponerse de acuerdo con tres formaciones centristas, que pusieron como condición que Wilders renunciara a estar en el Ejecutivo. Como solución de compromiso se consensuó que el puesto de primer ministro lo ocupara el tecnócrata Dick Schoof, quien sigue en funciones con un equipo reducido desde que el propio Wilders retiró a sus cinco ministros. Empate técnico en el último sondeo La campaña se cerró la víspera de la jornada electoral con un debate televisado entre los candidatos de los principales partidos y con un Wilders desencajado y nervioso. Repetía su mantra de que la culpa de la escasez de vivienda es de los tres millones de inmigrantes, según sus cuentas, llegados a Países Bajos en los últimos años. Empezaron a cruzarse ya entonces nuevas estimaciones de voto, en que el PVV de Wilders estaba prácticamente empatado con los ecologistas y socialdemócratas del GroenLinks-PvdA de Timmermans, mientras subían como la espuma las opciones de Jetten. Se desinflaron asimismo las opciones de la derecha moderada de CDA, liderada por Henri Bontenbal. Y recuperaban terreno los liberales del VVD, el partido del exprimer ministro Rutte, ahora liderado por Dilan Yeligöz. Wilders aprovechó el momento de depositar su voto, en el Ayuntamiento de La Haya, para lanzar su última arenga a favor del PVV. Algo que, en rigor, no es anómalo en Países Bajos, donde incluso en la jornada electoral reparten los voluntarios de los partidos sus papeletas de propaganda. Supuestamente había millones de indecisos potencialmente reclutables. Con la sensación de que todas las posibilidades estaban aún abiertas había arrancado la jornada que, al caer en mitad de la semana, como es habitual en Países Bajos, discurrió con la normalidad propia de los comicios nacionales neerlandeses. Había 13,4 millones de electores convocados, que acudían a votar en alguna pausa de sus actividades corrientes. Lo hacían en puestos instalados en estaciones de tren, librerías, almacenes de bicicletas o ayuntamientos. Tenían ante sí una papeleta en formato 'sábana', con 25 partidos en liza, y el también tradicional lápiz rojo neerlandés habilitado en cada cabina para marcar su opción. Crispación en familia La polarización política adopta en Países Bajos perfiles de disputa en familia. Es un país con un espectro parlamentario volátil y cambiante. En su década y media en el poder, el liberal Rutte experimentó todo tipo de constelaciones políticas y bordeó a menudo la ingobernabilidad. A la fracasada coalición con el PVV como partido dominante había precedido otro corto periodo, en que el entonces primer ministro Rutte confió en Wilders como "aliado táctico". Acabaron rompiendo y enemistados para siempre. Varios de los candidatos en las presentes elecciones estaban avalados por anteriores experiencias de gobierno. En el caso del veterano Timmermans, fue ministro de Exteriores entre 2012 y 2014 en una gran coalición de Rutte. En el caso de Jetten, fue titular de Medio Ambiente en la última etapa con Rutte como primer ministro, antes de convertirse en secretario general de la OTAN.
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