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La Paz » Politica con vos
Fecha: 29/10/2025 08:41
Mientras pilotos internacionales prueban que menos horas pueden mejorar productividad y salud, la reforma laboral impulsada por el gobierno de Javier Milei apuesta por más flexibilidad y jornadas extensas. En un mundo que busca más tiempo libre, Argentina se encamina hacia más horas de trabajo. Por Roberto García El mundo experimenta con menos horas y más bienestar La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que más de un tercio de los trabajadores del planeta supera las 48 horas semanales. Y que ese exceso no solo afecta la salud, sino también la productividad. Experimentos en Islandia, Reino Unido, España y Japón muestran que reducir la jornada laboral puede mejorar el bienestar sin disminuir el rendimiento. En el ensayo británico de 2023, el 92 % de las empresas que probaron la “semana de cuatro días” decidieron continuar con el esquema: hubo menos estrés y ausentismo, y la productividad se mantuvo estable o creció. “Reduced working hours and more flexible working time arrangements can benefit economies, enterprises and workers.” (Informe OIT, 2023) La lógica es simple: el tiempo libre bien distribuido no es un lujo, es una política de desarrollo humano. Milei propone ampliar la jornada a 12 horas con el reloj hacia atrás del mundo Mientras el mundo debate cómo trabajar menos y vivir mejor, la reforma laboral del gobierno de Javier Milei propone ampliar la jornada laboral hasta 12 horas diarias. Según los borradores difundidos por medios como La Nación y Ámbito Financiero, el plan oficial incluye mayor flexibilidad horaria, extensión del período de prueba y facilidades para pagar indemnizaciones en cuotas. En la práctica, esto significa más horas exigibles y menos protección. Es decir: un retroceso histórico en derechos laborales conquistados hace más de un siglo. Productividad, desigualdad y sentido del trabajo El discurso oficial promete que trabajar más horas hará crecer la economía. Pero los estudios internacionales muestran que más tiempo no equivale a más productividad. La verdadera diferencia la hacen la organización del trabajo, la inversión en tecnología y la calidad de vida de los trabajadores. Sin esa base, ampliar la jornada no mejora nada: solo traslada el desgaste. Y en sectores como el reciclado, la construcción, los cuidados o la educación pública —los más precarizados— el impacto puede ser devastador. Otra agenda es posible Reducir la jornada no significa trabajar menos por capricho, sino repensar la economía desde la dignidad. Un país que promueve la ciencia, la universidad pública y el trabajo con derechos debería avanzar hacia una reorganización del tiempo laboral, no hacia su ampliación. La alternativa pasa por: limitar la jornada a 35-37 horas semanales. Promover incentivos fiscales para empresas que adopten modelos de menor carga horaria con productividad sostenida. Fortalecer la inspección laboral y los convenios colectivos. Invertir en formación y tecnología para sostener esa transición. Cada reforma laboral expresa una visión de país Mientras en el mundo se busca más tiempo para vivir, en Argentina se impulsa más tiempo para producir bajo presión. No se trata de técnica, sino de valores ¿Defendemos la dignidad del trabajo o su sacrificio como única moral posible? La “hora” que propone el gobierno nacional no es un detalle administrativo. Es una frontera política y cultural. Y esa hora -como sociedad- todavía podemos decidirla. Imagen elegida: «Los picapedreros”. Entre la dignidad y la esclavitud retrata por Courbet
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