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  • “Guirula tuvo un sangrado por arriba de los 2 litros y el cerebro hinchado”

    » Elterritorio

    Fecha: 29/10/2025 07:11

    En el cuarto día de juicio por la muerte del albañil de 33 años declararon -entre otros- dos trabajadoras sexuales, una mucama y el subjefe del Cuerpo Médico Forense. miércoles 29 de octubre de 2025 | 5:00hs. “Había lesiones calcadas, compatibles con un puntapié”. Foto: Marcelo Rodríguez “Tenía el cerebro edematizado, hinchado, y eso marcó la gravedad del trauma. Una cosa es una lesión superficial, pero un defecto intracerebral tiene otra connotación y es riesgoso para la vida”. Así resumió un especialista del Cuerpo Médico Forense de Misiones, al referirse a la magnitud de las lesiones que Carlos Guirula (33) sufrió en la cabeza el 19 de julio de 2014 por la madrugada, cuando una comitiva policial lo detuvo y trasladó a la Comisaría Decimotercera de Posadas, donde llegó sin vida. Hoy, desde las 8.30, comienza la quinta jornada del debate oral que tiene en el banquillo a seis policías: Lourdes Tabárez, Lucas Nahuel Saravia Allosa, Ricardo Rafael Escobar, Claudio Marcelo Servián, Carlos Alberto Da Silva y Carlos Alberto Sidorak, acusados por los delitos de tortura seguida de muerte. La explicación casi académica que brindó ayer Carlos Wolhein, subjefe del CMF, arrojó luz sobre las heridas y traumatismos que reconocieron en la autopsia hecha al joven albañil. Varias de ellas, según precisó, eran compatibles con la marca de un calzado, principalmente en las costillas (a la víctima le fracturaron ocho costillas que provocaron perforación pulmonar). Su informe se conoció después de que dos trabajadoras sexuales, que habían estado con Guirula la noche de su detención, declararan sobre lo ocurrido en 2014 y la seguidilla de hechos que derivaron en el operativo. Una trabajadora del motel de avenidas Santa Catalina y Andresito también aportó su versión de aquello y confirmó que “cuando el señor (Guirula) estaba boca abajo, lo pateaban en la cabeza y le pisaban”. En particular, la audiencia de ayer se extendió con las voces de ocho testigos -entre oculares y médicos policiales que intervinieron en la muerte de Guirula-. Las primeras en presentarse ante el Tribunal Penal Dos -presidido por Gregorio Busse y los jueces Fernando Verón y Miguel Mattos-, fueron Natalia y Andrea, dos trabajadoras sexuales contratadas por Guirula -aquella noche de julio- y dos amigos. Discusiones previas La primera de las mencionadas fue quien compartió algunas horas con la víctima en el motel posadeño y recalcó en más de una oportunidad que “el señor no tuvo nada conmigo, me pagó para tomar dos cervezas. Habló de temas personales, de su señora y de su hijo”. Al tiempo que señaló que “nunca se comportó agresivo”. Recordó que, antes de retirarse del lugar, debían avisar sobre la consumición del mini bar y que Guirula intentó evadir el pago de una botella de whisky que había tomado esa noche. “En ese momento él negó: ‘Te voy a pagar, pero yo no consumí nada’, le decía a la mucama”. Tras ese intercambio de palabras, la joven contó que se retiró del motel mientras que el albañil se pasó a la habitación contigua, donde permanecían dos de sus amigos con otra mujer. Natalia recordó: “Cuando salgo de ahí me voy a juntar con otra persona, iba a ingresar al hotel y se cierra el portón, entonces nos fuimos a otro. Cuando vuelvo estaba lleno de policías, pero Guirula ya no estaba”. Norma, otra trabajadora sexual citada como testigo ocular, negó haber escuchado peleas o encontronazos en la habitación en la que estaba Guirula. Además, señaló tener poco contacto con el hombre aquella noche: “Yo cumplí mi turno y al chico no lo vi”. Por otro lado, una mucama del motel en ese entonces, identificada como Andrea S., recordó a Guirula en estado de ebriedad y señaló que intentó robar consumición del lugar. Tras revisar las habitaciones y advertir que faltaban bebidas, se lo intimó a pagar la cuenta, pero “estas personas no querían pagar y se empezaron a poner violentos, y ahí estuvieron entre el conserje y el seguridad hablando para devolver la mercadería. Guirula se había ido hasta la consejería y se puso muy violento, empezó a golpear la puerta de vidrio: estaba sacado”. Según declaró, Guirula “gritaba, amenazaba, golpeaba el vidrio” y fue ante esa situación que decidió llamar a la Policía. “Cuando llegó la Policía querían calmarlo, decirle que pague la mercadería. Lo sacaron de ahí y le empezaron a pegar”, precisó. También reconoció que “en el intento de reducirlo, empezó el forcejeo y le pegaron”. Para la trabajadora hotelera, la detención de Guirula fue entre tres y cuatro agentes policiales, aunque no logró precisar la identidad de ninguno, salvo la de la oficial Lourdes Tabárez, una de las imputadas. “Cuando el señor (Guirula) estaba boca abajo, lo pateaban en la cabeza, le pisaban… La señora policía. Se ve que le pateaban por todos lados porque el señor se quejaba y se movía”, ilustró Andrea. En el debate de ayer, el comisario retirado Gustavo González, entonces jefe de la División Homicidios, reconstruyó parte de su intervención en el caso y recordó que el celular de la víctima fue encontrado entre las pertenencias de la oficial Tabárez, cuando ésta y sus colegas fueron inspeccionados en la Comisaría Decimotercera, al poco tiempo de registrado el fallecimiento de Guirula. “La Saic sacó un teléfono de un armario, estaba dentro de una bolsa de supermercado”, precisó el ex funcionario. Perdió el 40% de su sangre A su turno, Wolhein detalló cómo se procedió al análisis del cuerpo cuando el juez Marcelo Cardozo, por entonces a cargo del Juzgado de Instrucción Uno, le pidió asesoría en la comisaría para revisar, a la distancia, el cuerpo de Guirula. El subjefe del Cuerpo Médico Forense recalcó que “a vista macroscópica había lesiones puntiformes”: con un examen minucioso, se identificó que el albañil tenía heridas vitales y otras que sufrió post-mortem, “compatibles con arrastre”. “Algunas escoriaciones tenían formas lineales, otras lesiones externas dan la interpretación que eran por compresión”, aclaró. Guirula sufrió trauma torácico grave y cerrado; en la parte derecha tenía tres costillas fracturadas, y cinco del lado izquierdo del cuerpo. Lo llamativo, señaló, era que “en el tórax y abdomen había muchas lesiones equimóticas (moretones consecuencia de roturas de vasos sanguíneos): estaba calcado y era compatible con la plantilla de un calzado”. “Para nosotros era compatible con un puntapié”, precisó con la mirada puesta al Tribunal. Además de los golpes en el tórax, el hombre de 33 años sufrió “lesiones graves y gravísimas en el cráneo”, precisó el perito. Al respecto, precisó que tenía el “cerebro edematizado, es decir, hinchado, y eso marcó la gravedad del trauma. Un defecto intracerebral tiene otra connotación y es riesgoso para la vida”. Traumatismo de cráneo Sobre la mecánica de esas lesiones, explicó que “las placas escoriativas (raspones) se producen por compresión o fricción” y afirmó que “las lesiones craneales fueron por compresión”, lo que se ajustaría a las declaraciones del imputado Carlos Da Silva y de otros testigos, que reconocieron que Guirula fue pateado y pisado en la cabeza. Lo estremecedor del informe pericial se entiende si se revisa la cantidad de sangre que el hombre perdió en aquel episodio: “Tenía un sangrado por arriba de dos litros, aproximadamente, lo que, para una persona de 1,80 metros, representa la pérdida del 40% de la volemia”. Wolhein reconoció que “fue una lesión fatal” y que el cúmulo de traumatismos -de tórax, craneal, costales y otros- llevaron a que sufriera un paro cardiorrespiratorio: “Hay que entender que una persona con pérdida de 750 mililitros de sangre ya está en estado inconsciente, y la víctima tuvo un sangrado mayor a litro y medio”. El perito aclaró, ante la insistencia de los abogados defensores de los ex policías, que “estábamos ante un individuo con 3 gramos de alcohol. Entonces no es lo mismo soportar un golpe amortiguando (la caída) a que te agarren en estado de confusión”. Además, recordó que en el cuerpo del albañil se vieron lesiones por compresión y otras compatibles con arrastre -por el formato lineal de las escoriaciones-. Si bien reconoció que “no puedo precisar la mecánica del golpe, sí puedo decir que si hubo algún golpe o compresión torácica se pudo provocar ese desplazamiento sanguíneo”. Lesiones en dos de 6 imputados Cuando fue su turno, una médica policial llamada de urgencias a la Comisaría Decimotercera aquel 19 de julio contó que las inspecciones a los policías involucrados se demoró más de lo pensado: “Ya había amanecido cuando me pidieron que examine a los policías que estaban en la com0isaría”. Precisó que a Lourdes Tabárez se le reconoció un hematoma en la mano derecha y enrojecimiento de la piel. Al imputado Saravia, por otro lado, se le diagnosticaron escoriaciones en la palma de la mano izquierda, próxima a la muñeca. “A Escobar, Da Silva y Bogado sin lesiones”, reza el informe policial incorporado a la elevación a juicio y que se hizo leer ayer por la mañana.

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