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  • “Si Frondizi viviera...” Nieto del expresidente destaca su legado a 117 años de su nacimiento

    Colon » El Entre Rios

    Fecha: 28/10/2025 11:30

    La persona y pensamiento del ex presidente Arturo Frondizi, cuyo 117 aniversario de nacimiento conmemoramos hoy, continúan interpelando el presente de Argentina.El pensamiento de Arturo Frondizi fue revolucionario porque buscaba la transformación profunda de la matriz productiva argentina, no sólo un mero crecimiento económico pasajero. Su visión de que el desarrollo debía ser integral y plenamente humano, no solo una acumulación de riqueza, lo llevó a ser un interlocutor consultado y admirado por líderes mundiales. Tal fue la estatura de su visión sobre el desarrollo de los pueblos no industrializados, que, años después de su derrocamiento, Su Santidad Pablo VI lo invitó a colaborar directamente en la redacción de la Encíclica Populorum Progressio, publicada en 1967. Esta encíclica denunciaba que "Verse libres de la miseria... ser más instruidos; en una palabra, hacer, conocer y tener más para ser más: tal es la aspiración de los hombres de hoy, mientras que un gran número de ellos se ven condenados a vivir en condiciones que hacen ilusorio este legítimo deseo" (Puntos 14 y 6, Populorum Progressio, https://www.vatican.va/content/paul-vi/es/encyclicals/documents/hf_p-vi_enc_26031967_populorum.html). Lamentablemente lo que denunciaba, continúa siendo aplicable a la Argentina de hoy, en la que muchísimas personas se encuentran sumidas en la miseria.“Si Frondizi viviera” es el título de un libro publicado en 2008 por el Dr. Javier Vigo Leguizamón, y presentado recientemente en el Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe. El libro refleja el pensamiento del estadista, no para provocar nostalgia sino para desafiar nuestro presente.Seguir hoy el pensamiento y ejemplo de Frondizi implica poner al desarrollo integral de todos los hombres en el centro del debate. Con el norte puesto en el desarrollo, Frondizi tuvo el coraje necesario para interpretar, en cada momento histórico, cuál era el nudo del subdesarrollo, y de ser necesario, sin vacilar, modificar su pensamiento anterior, incluso plasmado en discursos y libros. Este concepto es central en el pensamiento de Frondizi: un nacionalismo de fines y no de medios. Su flexibilidad y firmeza para cambiar el pensamiento, ajustándolo a la realidad y en favor del progreso de la Argentina, era una de sus cualidades más destacables. Para alcanzar el fin de gozar de una Argentina desarrollada, autónoma, justa y soberana, los medios (tales como el capital extranjero, la tecnología importada o las alianzas geopolíticas) deben ser elegidos con pragmatismo y audacia. El verdadero patriotismo no reside en el método, sino en la determinación inquebrantable de alcanzar la grandeza nacional.El pragmatismo de Frondizi también se evidenció al buscar el capital extranjero y la tecnología en Estados Unidos, búsqueda que no era una claudicación, sino un medio para que la política exterior estuviera al servicio del desarrollo nacional. El libro "Si Frondizi viviera" nos recuerda que la clave es trazar la estrategia a largo plazo y luego alinear a los socios.Otro de los aspectos a resaltar en este aniversario de su nacimiento, fue su convicción de que el proyecto argentino requiere la convergencia de personas con pensamientos diversos e incluso disidentes.Frondizi creció en el seno de una familia en la cual la libertad de pensamiento y la disidencia se practicaban a diario. Arturo era una persona que le asignaba un valor muy importante a la libertad y al respeto por el otro y sus ideas, y trataba de encontrar puntos en común. Al respecto, una imagen vale más que mil palabras. Existe una foto que muestra a mi abuelo en el balcón de la Casa Rosada y a su hermano Risieri, Rector de la UBA, en la Plaza de Mayo, manifestándose junto sus estudiantes, en contra de la autorización de apertura de universidades privadas. El debate que la historia ha denominado “Laica o libre” trasluce la impronta familiar de los Frondizi, fundada en los ideales de la libertad. El debate finalizó con la sanción de la ley Nº 14.557/1958. Luego de su derrocamiento, Frondizi -en diálogo con Félix Luna- recordó que “La ley fue la consagración del principio de libertad, que era necesario extender a la enseñanza y el cumplimiento de una promesa formulada públicamente por mí, en la campaña electoral. La ley de enseñanza libre ya ha dado algunos frutos, y los dará mayores en el futuro”, profecía de Frondizi que ha sido confirmada por la historia.El legado de Frondizi tiene que ver con esta libertad de pensamiento, el saber tender puentes, el no guardar odio. Mirar el país, interesarse por el bien común, entender la política como un servicio para tratar de cambiar la realidad de los argentinos.Frondizi buscó la reconciliación de los argentinos. Luchó incansablemente para cambiar las mentalidades perimidas y las visiones estrechas y confrontativas. Ese también es un desafío que nos plantea el libro: si Frondizi viviera, ¿tendría que seguir luchando contra los odios, mitos y prejuicios que impiden una visión de país a largo plazo?Este espíritu de perdón y reconciliación estuvo presente no sólo como idea sino como práctica en la vida de Frondizi, quien estuvo detenido injustamente varias veces. La primera fue en 1931, cuando se recibió de abogado en la UBA y mereció, por su promedio, el diploma de honor. Cuando iba a recibirlo, le avisaron que el presidente de facto José Félix Uriburu le iba a entregar el diploma. Mi abuelo se negó. A sus nietos nos explicaba, refiriéndose a este episodio: "yo me gané este título dentro del marco de la legalidad, por estudiar y esforzarme mucho, pero Uriburu era un presidente de facto". Su negativa le valió la orden de Uriburu de encarcelarlo. En muchas otras oportunidades estuvo preso por cuestiones similares. Tenía un fuerte sentido de la justicia, y lo sostenía con firmeza.La última vez que Frondizi estuvo encarcelado, fue en marzo de 1962, cuando las Fuerzas Armadas derrocaron a su gobierno y lo escoltaron, en condición de detenido, a la Isla Martín García, para luego aislarlo más aún en el Tunquelén, a 25 km de Bariloche, donde su familia temió por un atentado. Incluso hubo un intento de sus partidarios de obtener un salvoconducto a Chile, pero mi abuelo se negó.La grandeza de alma, la inteligencia estratégica y el espíritu de reconciliación de Frondizi se manifestaron de forma dramática en el momento de su derrocamiento. Ante la inminente caída, uno de los militares de la guardia le dijo: ‘Mire, Presidente, tenemos militares leales, y podemos organizar la defensa’. Pero mi abuelo le dijo que no, que él no iba a responder por fuera de la legalidad y con violencia. Él era así: siempre hacía lo que creía correcto. Entonces Frondizi diseñó, con la ayuda de Julio Oyhanarte, Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, una audaz estrategia para evitar que el General Raúl Poggi, líder de la asonada, asumiera la presidencia de facto y anulara la Constitución, facilitando en su lugar la asunción de José María Guido.Años después, la falta de rencor y capacidad de perdón de Frondizi quedaron de manifiesto en una entrevista de 1968 (disponible en youtube DiFilm - Presidente Arturo Frondizi durante una entrevista (1968): https://www.youtube.com/watch?v=oV2Yg0F7opE), al ser consultado sobre si guardaba algún resentimiento por aquellos que lo habían derrocado, Frondizi contestó, con su característica serenidad: “No, yo creo que se han confundido. Yo lo recibí al General Poggi un par de veces en mi casa, no me molesta en absoluto. Él hizo lo que creyó que debía hacer. Yo lo recibo sin ningún rencor”. Esta capacidad de separar el hombre de la circunstancia, y perdonar la ofensa personal, es la síntesis de la ética que debe guiar la vida política argentina, y que el libro nos propone como condición para la unidad.Como nieto, lo recuerdo como un hombre que no fue rencoroso, aunque tuviera razones para serlo; siempre fue comprensivo de sus enemigos.Arturo también fue un hombre íntegro, y ese es su mayor legado. Mi abuelo no solo fue un estadista de visión, sino un modelo de integridad que nos demanda una regeneración ética de los argentinos. La legalidad y la moralidad deben ser las bases del Estado, pues solo el Estado de Derecho y legalidad para todos puede garantizar el desarrollo.La herencia más valiosa que dejó mi abuelo, el Presidente Frondizi, no fue un plan quinquenal, sino una metodología de pensamiento: el convencimiento innegociable de que la Argentina no es un país condenado al subdesarrollo, sino un país que necesita liberar sus fuerzas productivas y su potencial humano a través de la inversión estratégica y la unidad política fundamental.Su permanente y fiel lucha por el reconocimiento de la dignidad y derechos de todos los seres humanos, y por el desarrollo integral del pueblo argentino y de todos los pueblos, y su programa de gobierno: “Desarrollo nacional, paz social y legalidad para todos”, son un faro que aún hoy debe iluminar el rumbo de nuestra amada Patria. Su lucidez, su honestidad, su austeridad y su inquebrantable vocación de servicio lo acompañaron hasta el final de su vida terrena.Frondizi fue un incomprendido por haberse adelantado a su tiempo. Quiera Dios que su tiempo sea nuestro presente, y que podamos entre todos construir una patria desarrollada.

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