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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 24/10/2025 06:30
Flor Capuano es una creadora de contenido e influencer argentina reconocida por su presencia en redes sociales, especialmente en Instagram, donde comparte contenidos sobre estilo de vida, maternidad y moda, con una comunidad que supera los 200 mil seguidores. Desde un enfoque cercano y auténtico, publica reflexiones personales, muestra su experiencia dentro de una familia ensamblada y participa en campañas vinculadas al bienestar y la cosmética. Su crecimiento digital la llevó a colaborar con diversas marcas. En sus publicaciones combina momentos cotidianos, como rutinas de cuidado, viajes o la crianza de sus hijos, con experiencias vinculadas a su trabajo y participaciones en eventos, consolidándose como una referente dentro del universo del lifestyle y la maternidad en las redes. Flor Capuano cuenta cómo nació su marca Las Pochis y su salto al mundo de las redes sociales Luli: — Tu historia de vida es un testimonio espectacular. Me interesa hablar de las familias ensambladas, porque muchas mujeres sienten temor al conocer a alguien con hijos o al pensar en separarse... Flor: — A mí lo que más me preguntan en redes es cómo volví a arrancar, por qué me separé, cuánto tiempo estuve sola... Yo estuve de novia desde muy chiquita, desde los 18 hasta los 28. Fui madre joven y bueno, se acabó el amor. Sufrí como todas cuando se separan, obvio, pero siempre, desde que me separé, supe que quería volver a formar una familia. Soy muy Susanita, muy del amor, de los niños, del casamiento que, todavía no me casé, pero pronto. No es que planeaba volver a estar en pareja ni bien me separé, pero en mi cabeza no era: “Bueno, me separo para estar soltera o para joder”. Yo me separé porque no iba más y tenía dos nenes muy chiquitos, de 2 y 4 años. Fue duro, obvio. Luli: — ¿Qué les contestás a las que te escriben con miedo a que sus hijos sufran? Flor: — La verdad es que yo creo que si un hijo ve a su madre feliz con o sin el padre, ellos son felices. Cuando uno es niño, lo que más quiere es ver a sus papás contentos. Y no importa si andan juntos o separados. Porque vos podés seguir en una pareja que ya no va más, pero ser una infeliz y tus hijos van a crecer con eso. Al principio es mucha culpa, pensás ¿qué le hice a mis hijos? Me separé, les rompí la familia, van a sufrir y no. Después de mucho tiempo de terapia, entendí que no es así. Luli: — Se rompe la pareja, no se rompe la familia. Flor: — Exacto. Uno se puede llevar mucho mejor separado y eso es mejor para los nenes, más sano. Mis hijos la verdad que hoy los veo bien. No es que no sufrieron la separación, pero lo transitaron muy natural y muy bien. Con su papá nos llevamos re bien, entonces para ellos es como normal. Luli: — Con esta idea de: “Quiero formar una familia y quiero vivir en familia”. ¿Cómo fue ese volver a empezar? ¿Cómo arrancaste? Flor: — Estuve un año y medio soltera y, en el medio, primero que conocés cualquier cosa. Y segundo es difícil conectar con alguien que esté en la misma sintonía que vos, que sientas que va a querer a tus hijos, que va a querer ensamblar, que te acepta con el combo que venís. Luli: — ¿Te daba miedo separarte con dos hijos por esto que mencionabas recién de ir a conocer una persona y por ahí no quiere avanzar porque tenés chicos y es una complejidad? Flor: — No, no me daba miedo separarme. Obviamente, me daba lástima y me sentía culpable de esto que te digo de la familia, de los nenes, pero no porque piense que no iba a poder volver a encontrar a alguien para mí. Después, obviamente, cuando te separás y conocés algunas personas con las que nada que ver, decís: “¡Uh! Me va a re costar”, porque yo tenía 28 años, era pendeja, pero estaba en una sintonía de: tengo hijos, trabajo lo que me gusta... Tenés requisitos también, ¿viste? Te sentís independiente, te va bien. Entonces, es como que los requisitos eran varios. "En la primera cita, en nuestra primera cena, dije: 'Es él'", confesó Flor en diálogo con Luli El encuentro con Danilo y el ensamble familiar Luli: — Y a medida que empezó a pasar ese año y medio... Flor: — Tuve momentos como que medio me frustré y dije: “No creo que encuentre a alguien que esté en mí misma sintonía”. Mi ideal era separado con hijos, para que me entienda. Sentía que un hombre que no tenga hijos no me iba a entender. Que puede pasar que no, porque conozco un montón de casos de chicas que están con hombres que no tienen hijos y les va super bién. Pero a mí me pasaba que sentía que no me iba a poder entender en un montón de cosas. Y un día estaba en un casamiento y le digo a una amiga: “¿Tu novio no tiene un amigo para presentarme?” Luli: —P orque en la vida hay que salir a buscar (risas). Flor: — De una. Yo lo busqué porque dije: “En el boliche no vamos a conseguir nada”. Por ahí no es. Ella me miró y me dijo: “Sí, Danilo”. Imaginate, en un casamiento. Y cuando le pregunta al novio, él dice: “Pero Danilo se separó hace poco. No creo que esté para…”. Porque yo ya sabía que quería un novio, no joder. Y me dice: “Bueno, anota el Instagram”. Y ahí empezó todo y miranos ocho años después... Luli: — Hoy totalmente constituidos, están los tuyos, los míos y los nuestros. Flor: — Exacto. Luli: — Pero en ese momento te encontrás con Danilo, que venía una separación y de también tener dos chicos. Flor: — De la misma edad que los míos. Luli: — Pasaste de dos a cuatro, de una. Flor: — Exacto. Cuando empezamos a chatear, porque empezó todo por Instagram y por WhatsApp, me dice: “Yo tengo dos hijos”. “Ah, yo también”, le dije. “¿Qué edades?” “Seis y cuatro”. “¡Ay! Los míos también seis y cuatro”. “¿Hace cuánto estás separado?” Yo ponele que estaba separada hace un año y pico; y él también. Era como que todo encajaba, pero yo no me quería ilusionar tanto. Pero cuando ya empecé a hablar con él dije: “Puede ser por acá”. Y en la primera cita, nuestra primera cena, dije: “Es él”. Luli: — ¿En la primera cena que tuviste, la primera vez que lo viste, dijiste: “Es él”? Flor: — Sí, sí, sí, me enamoré. Fuimos a cenar, cerraron el restaurante y nosotros seguíamos hablando y hablando, y nos fuimos a la camioneta y seguíamos hablando y hablando… Eran muchas coincidencias en lo que vivimos, en lo que estábamos viviendo y en lo que queríamos. Luli: — ¿Qué le viste que te flasheó? Flor: — Muy buen padre. Él hablaba de sus hijos y me enamoró. Aparte de que me gustaba él, obviamente. Más o menos de mi edad, fachero, con hijos… Lo único que me daba miedo es que la estaba pasando muy bien soltero. Yo ya estaba para: mañana somos novios. Él después de 10 o 12 años en pareja, le abrieron la puerta y dijo: “Es por acá”. Con el tiempo me dijo que re flasheó: “La conexión que tuve con vos ese día no la tuve nunca”. Pero, bueno, él luchaba internamente con “me encanta, voy para adelante, pero también quiero disfrutar mi soltería”. "Yo ya sabía que quería un novio, no joder", recordó Florencia sobre el momento en que conoció a Danilo, su pareja desde hace ocho años El ensamble: desafíos, convivencia y consejos Luli: — ¿Y cómo dieron el siguiente paso? Flor: — Nos fuimos un finde a Uruguay y se nos hizo difícil despegarnos. Pero él vivía en zona norte y yo en zona sur. Entonces el tema era: nos encantamos, la pasamos increíble, pero ¿cómo sería un futuro juntos? Con todo lo que lleva la mochila de él y la mía... Luli: — ¡Qué increíble! Porque muchas personas, después de separarse, quedan heridas y ven muy lejano volver a formar una familia, sobre todo si ya son padres. Flor: — Sí. A ver, yo tengo dos varones y siempre me quedó querer tener una nena. Y con él me pasó algo muy loco que yo siempre dije que si tenía una hija, se iba a llamar Juana y su hija se llama Juana. Y cuando conocí a Juana fue especial… Después de siete meses de salir, presentamos a nuestros hijos y me dice: “Mirá que la nena es muy celosa. No sé cómo se lo va a tomar”. Tenía 4 añitos. Y me vio, vino y me abrazó. Desde ese día fue una conexión hermosa y tenemos una conexión increíble hoy en día. Luli: — ¿Y cómo fue el ensamble? Porque pasaron siete meses, resolvieron que que querían estar juntos, pero llega el momento de ensamblar. Flor: — Fue todo un tema coordinar dónde, porque él estaba en zona norte y yo en zona sur. Dijimos: “Bueno, en el medio”. Ahora estamos en Vicente López, pero pegadito a Núñez. Y tuvimos que hablar con nuestros ex y coordinar toda la logística. Por suerte todo se acomodó perfecto como para que funcione, pero con miedo, obvio. Aparte, nosotros nos mudamos juntos y nos agarró la cuarentena. Al mes de mudados. Luli: — Bueno, prueba de fuego, ¿no? Flor: — Mal. Luli: — Cuando te preguntan cómo hiciste para ensamblar o qué consejos me das para que el ensamble resulte, ¿qué les decís? Flor: — El ensamble siempre tiene sus cosas. Uno piensa que es todo color de rosas porque en Instagram uno muestra toda la parte linda. Obvio que en el medio pasaron cosas para que hoy podamos estar como estamos. Ya uno viene con dos niños, con ex... Yo creo que la comunicación es la clave, no guardarte nada y saber cómo decirlo. Nosotros tenemos muy buena comunicación y vamos para el mismo lado. Yo creo que cuando los dos piensan lo mismo sobre un tema o sobre la vida o lo que quieren, se hace más fácil. Tuve la suerte de encontrar un hombre que pensaba como yo en muchísimas cosas y que en las que no pensamos iguales tratamos de ceder uno y el otro, de negociar. Luli: — De eso se trata una relación, un matrimonio, ¿no? Ir generando y gestando acuerdos. Naturalmente, cuando ensamblas niños de otras administraciones, los acuerdos son un poco más complejos. Flor: — Está el miedo de: ¿se querrán? ¿Nos querrán? ¿Tus hijos me van a querer? ¿Se querrán entre ellos? Era una incertidumbre total y la verdad es que ellos tenían 4 y 6 años, hoy tienen 14 y 12, y son hermanos. La verdad que la relación que tienen ellos es increíble. Tuve suerte, no es en todos los casos así, porque yo hablo con muchas chicas que ensamblaron y les recuesta. La verdad que nosotros tuvimos mucha suerte. Los nenes, el primer día que se conocieron, se hicieron amigos, y hoy son hermanos, no se dicen hermanastro o medio hermano... Luli: — ¿Y cómo pasaron del ensamble, de mil desafíos superados a pensar en un hijo en común? Porque vos me decías que sabía que quería volver a estar en pareja, armar familia, ensamblar, pero ¿sabías que querías seguir teniendo más hijos? Flor: — Yo sí, Danilo no tanto. A Danilo le gustaba mucho el tema de nuestra relación de súper familia, pero cuando los nenes se van a las otras casas, novios, que es la ideal. Seamos sinceros, es la ideal. Pero yo estaba re enamorada y quería un hijo y quería la nena y moría por ser mamá de nuevo. Y bueno, en pandemia pasó. No es que buscamos, pasó y hoy Cata es el broche de oro a nuestra relación, a nuestra familia. Él está súper enamorado de su hija. Está viviendo ser padre más grande, con más tiempos y disfruta a full. Luli: — Y fluyó y quedaste embarazada... Flor: — Las semanas que estábamos solos en pandemia, viste que no había mucho para hacer. Ocupábamos el tiempo (risas). Luli: — Y lo bien que lo han ocupado (risas). Flor: — Ahí cuando quedé embarazada, dije: “Es la nena”. Sabía que era como mi broche de oro a lo que siempre pensé que quería. Las Pochis, la identidad propia y el salto a influencer Luli: — ¿Cómo encajás a Flor con todos sus laburos, sus emprendimientos con una mamá súper activa? Porque claramente sos una mujer muy pujante en esa dinámica familiar. Flor: —Yo mi marca la tengo desde que estoy embarazada de Salva, mi primer hijo. O sea hace 14 años. Empezamos fabricando con mi socia, que es Rachel, que la amo, Arrancamos de a poco y en un momento abrimos un showroom cuando no eran tan comunes... Luli: — No había. Flor: — No, ni existía casi el término showroom y fue un éxito. Nos empezó a ir re bien y nos recopó. Siento que es mi otro bebé Las Pochis, porque creció con Salva, con Venu. Crecimos juntos. Y lo de Instagram y hacerme influencer, se dio muchos años después, ya estando con Danilo. A mí lo que me pasaba cada vez que subía looks de Las Pochis es que me decían: “¡Ay! Se ve tu hijo de fondo. Mostrá más de tu vida”. Me empezaban a preguntar cosas que nada que ver con la marca y cuanto más me mostraba, más le gustaba a la gente. Entonces, dije: “Bueno, me tengo que abrir un Instagram mío”, que debe tener 5 o 6 años, para mostrar el detrás de escena y mi vida. Y ahí empiezan nuevos emprendimientos, yo como influencer, que antes me daba vergüenza… Luli: — ¿Y él comulgó con eso? Flor: — Al principio no le gustaba tanto, pero ahora sí. Él es mucho más reservado. Tiene un Instagram de 60 seguidores, que sos amigos. No sube casi fotos, historias y yo soy todo lo contrario. Por supuesto, yo siempre le aclaro a la gente que en las redes uno sube un pequeño porcentaje de la vida real de uno. Luli: — Imaginate que alguien te empieza a seguir, no te conoce y tenés que decirle quién sos, qué hacés. ¿En qué etapa de tu vida te encontrás? ¿Cómo te describís? Flor: — Bueno, soy una mujer de 38 años, camino de los 40, que vivió muchas cosas que me hicieron ser quien soy hoy, algunas buenas otras malas. Pero me siento más fortalecida, plena, segura, mucho más segura. Viste que una dice: “Me gustaría volver a los veintipico”. No, a mí no. Sí quizás en la inconsciencia de que no tenés problemas tan reales, no vivís sufrimientos, pérdidas. Pero hoy ya, planta en la vida de una manera diferente, con una separación, con hijos, con un ensamble, con pérdidas, con trabajo, me siento muy segura de lo que quiero y tranquila por dónde voy. Eso no significa que no tenga días malos, días en los que quiero tocar un botón y eyectarme porque no aguanto más y digo: “Hoy estoy colapsada”. Eso le pasa a todos. Pero me siento muy cómoda en el laburo, muy feliz con mi pareja y mis hijos, estoy en un buen momento. Yo, Florencia, me siento muy bien. La influencer relató en Ellas, el ciclo de entrevistas de Luli Fernández en Infobae, cómo superó la culpa tras su separación y logró reconstruir su vida afectiva Aprendizajes, consejos y retrospectiva Luli: — Si pudieses tomarte un mate con vos en esa etapa en la que estabas entendiendo que querías separarte, con todo lo que me imagino te habrás planteado, habrás pensado, analizado, ¿qué te dirías? O sea, la Flor de hoy hablándole a la Flor de hace 12 o 15 años atrás. Flor: — Me diría que lo haga y que no me sienta culpable. Que me va a ir bien, que tengo 28 años, que me merezco ser feliz. Que no me sienta culpable, porque la culpa en las madres cuando una se quiere separar es muy dura. Te cuestionás: ¿cómo le voy a hacer esto a mis hijos? Y, pero si no es malo él… Más cuando no pasa algo grave de que vos decís: “Me tengo que ir de acá, porque no va más”. Pero cuando solo es que no hay más amor de pareja, cuesta mucho y para mí fue un proceso de meses de decir: “No es por acá, pero qué miedo. ¿Seré mala madre por esto que hago?” Y hoy, desde este lado, me sentaría con ella y le diría: “No, Flor. Andá por acá, jugátela. Él también va a ser feliz, vos vas a ser feliz, tus hijos van a ser felices... Es lo mejor que podés hacer”. Luli: — Y si pudieses sacarle una foto a un momento de tu vida o traer un recuerdo para volver a vivirlo, ¿cuál sería? Flor: —Este año, el 31 de diciembre y el 1º de enero. Fue una de las mejores noches de mi vida. Nosotros nos hicimos una casa en Uruguay, muy mágica, que nos transmite una energía increíble. Fuimos todos, vino mi hermano, yo tengo dos hermanos que los amo, y vino mi hermano de afuera de sorpresa. Y estaba mi abuela, la familia de mi marido, nuestros cinco hijos, mis hermanos. Estábamos los que yo quería que estén en una noche increíble. Uno de mis hermanos nos dio la noticia de que iba a ser papá. Fue espectacular. Eso me lo guardo en el corazón para siempre. Justo lo hablaba con una amiga hace muy poquito, se cómo empezó el año. Y le digo: “Yo creo que el primer el 1º de enero, fue uno de los mejores días de mi vida”. S bien faltaba el papá de Danilo y mi papá, pero bueno, es parte de la vida, también. Uno va creciendo y va perdiendo gente. Pero estaban todos los que yo quería que estén, pasándola bien. Ese día no existían los problemas, peleas. Estábamos solo nosotros pasándola increíble. Luli: — Flor, me encantó charlar con vos. Me parece que a través de tu experiencia y de la historia que elegiste escribir con tanta valentía, sos una especie de faro para muchas mujeres que están en la antesala, pueden reflejarse en vos y decir: “Si ella pudo, ¿por qué yo no?” Y animarse, sobre todo, a no negociar la felicidad. Flor: — Tal cual. Tengas la edad que tengas, ¿eh? Mirá que yo era re chica, pero creo que tengas la edad que tengas, tenés que seguir... Siempre una sabe por dónde es. Cuesta, tenés miedo, te da culpa, pero si sabés por dónde es, andá por ahí porque va a ser lo mejor que podés hacer.
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