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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 23/10/2025 22:19
La tolerancia al contacto social varía según personalidad, edad, tipo de relación y estilo de vida (Freepik) Sentirse agotado tras varias horas de interacción social es una sensación común, aunque poco reconocida, que afecta a muchas personas en su día a día. Reuniones familiares, salidas con amigos o actividades laborales pueden llevar a un punto en el que la energía se desvanece y el deseo de aislarse aparece. Un nuevo estudio, respaldado por la opinión de diversos expertos, ofrece claves para comprender el delicado equilibrio entre socialización y bienestar emocional, así como formas de reconocer a tiempo los límites saludables en las relaciones con los demás. ¿Cuál es el “punto óptimo social”? Un informe reciente citado por SELF, basado en una encuesta de Hinge a más de 10.000 participantes, señala que el 38% de los encuestados nota signos de agotamiento social —pérdida de energía o sobrestimulación— después de solo dos o tres horas de convivencia. El 38% de los adultos experimenta agotamiento social tras convivir más de tres horas, según un estudio reciente (Imagen Ilustrativa Infobae) Este “punto óptimo social”, como se denomina en la encuesta, respalda lo que advierten numerosos especialistas en salud mental: la duración de la llamada batería social varía en cada persona. Según los datos obtenidos en el relevamiento, la mayoría de los adultos considera que dos o tres horas bastan para disfrutar de actividades familiares o con amigos —ver una película, compartir una comida o salir de compras— sin llegar a sentirse abrumados. Nari Jeter, terapeuta de parejas en Florida, explicó: “La mayoría de mis clientes son adultos con agendas ajustadas, cónyuges e hijos, así que dos o tres horas parecen suficientes para satisfacer sus necesidades sociales sin sentirse abrumados”. Factores que determinan la duración de la batería social La tolerancia al contacto varía según la personalidad, el tipo de relación, la actividad, la edad y el estilo de vida. Jeter remarcó a SELF que incluso entre familiares y amigos cercanos es habitual experimentar irritabilidad o aburrimiento tras cierto tiempo juntos. “El agotamiento o las ganas de irse no reflejan necesariamente la fortaleza de la relación, sino las necesidades, preferencias y límites individuales”, puntualizó. Expertos en salud mental recomiendan identificar señales de cansancio social para preservar el bienestar emocional (Freepik) En ese sentido, un estudio publicado en Personality and Social Psychology Bulletin afirma que la socialización, aunque suele ser beneficiosa para el bienestar emocional y cognitivo, puede resultar fatigante si excede los niveles habituales de energía social de una persona. Los autores observaron que el esfuerzo mental requerido por la interacción social depende tanto del contexto como de las diferencias individuales, generando cansancio psicológico cuando no se respetan los propios límites. Es que el tipo de vínculo influye de manera significativa: algunas personas pueden pasar horas con amigos sin percibir fatiga, mientras que otras se agotan tras menos de una hora con conocidos o compañeros de trabajo. La naturaleza de la actividad también importa: conversaciones largas e ininterrumpidas suelen desgastar más rápido que actividades pasivas, como una película. En ese tono, otra investigación, publicada en Academy of Management Proceedings, explica que no solo la cantidad de vínculos sociales, sino la posición estructural que se ocupa dentro de una red (relaciones laborales, familiares o de amistad) puede aumentar la probabilidad de fatiga emocional o agotamiento social. Ver una película en compañía puede resultar una forma placentera de socializar sin agotar la batería emocional, al permitir compartir tiempo con otros sin la exigencia de una conversación constante. (Imagen Ilustrativa Infobae) El estudio identifica que mantener lazos múltiples y cumplir roles sociales exigentes incrementa la probabilidad de agotamiento mental, especialmente si no se dispone de momentos de recuperación personal. Laurie Helgoe, doctora en psicología y profesora asociada en la Universidad de Augsburgo, indicó a SELF que los introvertidos, en particular, tienden a experimentar agotamiento social antes, especialmente con personas nuevas. “Socializar, especialmente con alguien nuevo, es más agotador para un introvertido”, advirtió la experta y sugirió pausas regulares para quienes se reconozcan en este perfil. La edad y el estilo de vida también son decisivos. Para Jeter, los jóvenes y quienes tienen pocas responsabilidades familiares suelen soportar periodos más largos de socialización, pues no sienten la presión de otras obligaciones. Detectar el límite social: claves para prevenir el agotamiento Estrategias como cambiar de ambiente o adoptar un rol pasivo facilitan la gestión del cansancio social (Freepik) Reconocer las señales que indican llegar al límite social es esencial para evitar el cansancio extremo. Entre los indicios más frecuentes, SELF destaca la irritabilidad repentina, la impaciencia, el retraimiento —respuestas breves o cambios en el lenguaje corporal— y una sensación de desconexión mental, como fantasear con estar en otro sitio o distraerse con el móvil. Para quienes desean ampliar su batería social o gestionar el cansancio cuando no es posible retirarse, los especialistas sugieren estrategias prácticas. Helgoe recomienda cambiar de ambiente, salir a tomar aire o hablar con alguien diferente para recargar energías. Mientras que Jeter aconseja adoptar el rol de “participante pasivo”: esforzarse menos en liderar la conversación y enfocarse en escuchar activamente, hacer preguntas, mantener el contacto visual y participar con gestos básicos como reír. “Estas estrategias de comunicación demuestran que estás presente, pero no requieren tanta energía como ser un participante activo”, explicó la terapeuta. En definitiva, los expertos citados por SELF y los estudios científicos coinciden en que identificar y respetar el propio límite social resulta esencial para conservar el bienestar emocional y la energía necesaria para futuras interacciones. Saber cuándo hacer una pausa puede marcar la diferencia en la calidad de las relaciones y el equilibrio personal.
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