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» Elterritorio
Fecha: 22/10/2025 11:22
Alumnos de sexto año recuperan el propulsor de un Renault de 1986 con materiales reciclados y planean dejarlo en la escuela como herramienta de prácticas. miércoles 22 de octubre de 2025 | 4:00hs. En las escuelas técnicas de Misiones, la creatividad y el ingenio de los estudiantes se convierten en herramientas fundamentales para aprender haciendo. Frente a la escasez de recursos, los talleres se transforman en espacios donde las ideas se concretan con materiales reciclados y soluciones propias. En este sentido, la Epet 39 de El Soberbio desarrolla un proyecto de reparación de un motor y construcción de un banco de pruebas, en el cual los alumnos aplican sus conocimientos para crear una herramienta de aprendizaje que quedará en la institución. “Ellos tienen que hacer proyectos integradores dentro de la materia Proyecto Electromecánico. Uno de los chicos comentó que su abuelo tenía un motor tirado hace décadas y me planteó la idea de ponerlo en marcha. Al principio lo vimos casi imposible, porque las escuelas están desfinanciadas y los recursos son escasos, pero aún así aceptamos el desafío”, relató el director Sergio Vallejos. Además del motor también están creando un banco de pruebas. Precisamente, el proyecto comenzó a desarrollarse al inicio del ciclo lectivo, cuando los alumnos de sexto año decidieron recuperar un motor Renault M2000 de 1986 que el abuelo de uno de ellos -exmecánico- conservaba en su taller. El estudiante le propuso donarlo para que sirviera como material de práctica y con la autorización de la escuela lo trasladaron al establecimiento. Desde entonces, el motor se convirtió en el eje de las prácticas profesionalizantes que los jóvenes realizan durante el año. “El motor es un Renault M2000 del año 1986. Estuvo mucho tiempo sin uso, y desde que empezó el año lo trajimos al taller para repararlo. Primero tuvimos que fabricar un soporte para colocarlo, con hierros reciclados, porque nada fue comprado. Todo lo hicimos con lo que teníamos a mano”, explicó Cristian Hermes, uno de los estudiantes que participa en el proyecto. Asimismo, junto a sus compañeros fueron adaptando y reacondicionando cada una de las piezas con materiales reciclados. Con el acompañamiento de sus docentes, aplicaron los conocimientos adquiridos en la orientación en Mecánica, mientras sumaban las 200 horas de prácticas profesionales obligatorias. En el proceso aprendieron a armar el carburador, el alternador y el distribuidor, además de realizar tareas de mantenimiento del sistema de refrigeración y puesta a punto. Banco de pruebas “Estamos reparando el motor y ya casi terminamos; sólo nos falta solucionar una pequeña pérdida de nafta en el carburador. Además, construimos un banco de pruebas que permitirá encenderlo y comprobar su funcionamiento”, explicó Eduardo Ermann, otro de los estudiantes. Una vez finalizado, el conjunto quedará instalado en la escuela como material permanente, para que futuros alumnos y docentes puedan utilizarlo en las clases prácticas. Con creatividad y recursos limitados, diseñaron una estructura metálica hecha con hierros viejos y reforzada con los tacos originales del motor, lo que permitirá verificar fugas o fallas de lubricación antes del montaje y será utilizada como herramienta formativa en las clases de mecánica. “Con la ayuda de una profesora hicimos el banco de pruebas. Sirve para verificar si un motor está en condiciones antes de colocarlo en un vehículo. En nuestra zona casi no hay mecánicos que tengan uno, así que quisimos construirlo nosotros mismos”, contó el estudiante de la Epet 39. Desafíos En este marco, el director resaltó el esfuerzo, la vocación y la capacidad de los estudiantes, además de remarcar las limitaciones con las que deben trabajar las escuelas técnicas. “Hay un desfinanciamiento nacional. La Ley 25.058, en su artículo 52, establece que el 0,2% del PBI debía destinarse al sostenimiento de las escuelas técnicas, pero hoy no tenemos nada. En el proyecto del presupuesto se prevé la derogación de ese artículo, lo que dejaría sin respaldo a más de 15 mil escuelas del país. Espero que nuestros legisladores estén a la altura, porque necesitamos esos fondos para seguir apostando a estas juventudes que tienen una capacidad infinita”, expresó. En sintonía, destacó el compromiso de los alumnos, que incluso debieron trasladarse hasta colonia Pepirí, donde las condiciones del camino eran muy difíciles y tuvieron que cruzar un arroyo para conseguir un repuesto. “Por eso realmente tiene mucho valor el esfuerzo que pusieron, porque todo lo hacen con compromiso y con el acompañamiento de la comunidad, los docentes y los directivos”. Y agregó: “Nosotros como docentes nos sentimos interpelados por el potencial de estos jóvenes y por no poder acompañar con los recursos que su creatividad demanda. Los chicos que pusieron en marcha este motor y fabricaron el banco de pruebas saben más que yo, y eso me llena de orgullo”, Por último, Vallejos indicó que la Epet 39 no cuenta con edificio propio y que las actividades se desarrollan en un espacio acondicionado por la escuela. “Estamos trabajando en un SUM reformado por la institución, pero no es lo que corresponde. Incluso la puesta en marcha del motor se realizó en un taller improvisado de machimbre. Hace doce años que esperamos un edificio propio”, concluyó.
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