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» El Ciudadano
Fecha: 20/10/2025 01:31
Salomé Davida (txt) – Delfina Giosa (ph) / Especial para El Ciudadano Sobre la calle Sarmiento, entre Córdoba y Santa Fe, se encuentra la galería Cassini, una de las tantas clásicas de Rosario. Durante mucho tiempo estuvo casi sin movimiento, pero en los últimos años se ha transformado: ahora se caracteriza por sus tiendas de ropa vintage. En uno de los primeros locales están Tomás y Ezequiel, quienes hoy venden ropa usada, pero además son los artistas detrás de 337 gato. Todas aquellas personas que alguna vez hayan caminado por el centro de Rosario reconocerán estas siglas, este nombre, esta marca; 337 gato es la firma de los graffitis que se encuentran en incontables paredes de la ciudad con diversos personajes que lucen la estética típica del graffiti y colores estridentes, sus personajes más conocidos son los gatos, que, según la pared y la esquina, siempre tienen una actitud diferente, algunos están enojados, varios tristes y otros con sonrisas pícaras. El local, además de tener camisas, jeans, camperas y demás prendas cuyos anteriores dueños decidieron poner a circular, está lleno de cuadros propios y objetos intervenidos. Tomás habla frenéticamente, entusiasmado y sin parar, pasando de un tema a otro sin escala, dice que tiene 200 pinturas en su casa y que pinta todos los días. ¿Sobre qué materiales puede intervenir? Paredes, remeras, autos, un teléfono fijo de disco, billetes, celulares viejos, prendas de ropa, cuadros; las posibilidades son infinitas, dale un objeto y él lo interviene. Ezequiel, por su parte, también habla mucho pero tiene una actitud más relajada. Responde a todas las preguntas y cuenta cosas que le vienen a la mente. Ambos tienen algo claro: quieren contar lo que hacen y por qué lo hacen. Se posicionan en contra del vandalismo. A diferencia de quienes rayan una pared sin pensar, solo porque sí, ellos planifican sus obras: eligen la superficie, imaginan la idea, y salen con aerosoles en mano y el cuerpo preparado para el trabajo, que, aseguran, es físicamente agotador. En cuanto al dúo artístico que conforman, cuentan: “Somos dos, pero, a la vez, somos individuales, nos identificamos como una crew, pero una pequeña crew, porque no tenemos otros compañeros, intentamos agrandar el equipo pero no pasaron la prueba de admisión. El amor que le damos nosotros al proyecto no lo pudimos encontrar en otros colegas. Somos amigos, socios, compañeros; cuasi familia”. Ambos nacidos y criados en Rosario, cuentan que han vivido en otros lugares y eso afianzó su relación, cuando comenzaron a dedicarse al graffiti venían de hacer un viaje por Ushuaia que les sirvió como experiencia: “Ya veníamos con el arte de dibujar en papel, en habitaciones de amigos, alguna boludez, un poco de arte, pero nada con respecto a la calle. El aerosol es la herramienta principal para el grafitero, es un bote de pintura con gas pero para nosotros significa un mundo”. Al finalizar cada año, para despedirlo, hacen una pintada de navidad y otra de año nuevo en la que convocan a amigos artistas: “Ahora hace mucho que no tenemos tiempo para salir a pintar, pero antes la invitación era también a pasar una tarde. Se armaba un picnic: amigos y vecinos venían, se quedaban, nos asistían, nos alcanzaban agua, nos acompañaban y sacaban fotos. No hay nada más lindo que compartir eso” De dos personas que no pueden parar de dibujar, nació un estilo, un nombre y una marca. Lo vemos en paredes, remeras, estampas, la historia que cuenta cada una de las obras hacen al paisaje de Rosario como ciudad, pero ¿Qué significa 337 gato? ¿Cómo surgió?: “Cuando empezamos a pintar era la época de Macri, entonces quedó como un chiste pero le fuimos dando un giro porque no podés construir desde el arte algo agresivo, y qué mejor que pintar gatitos más amorosos. También viene de que a los rosarinos nos dicen “come gato”. El concepto nos pareció chistoso, fue mutando y le dimos un sentido”. En enero de este año fueron contratados por la Municipalidad de Rosario para llevar a cabo junto al sector de Higiene y Cultura, una serie de obras con temática de Argentina: “Ellos se dedican a reacondicionar espacios en los que antes se juntaba basura. Ese trabajo fue como un salto en la propia carrera porque pudimos monetizar nuestro trabajo como corresponde”. Con respecto a la situación actual de su carrera, comentan: “Tenemos mucha ganas de salir a pintar, pero queremos dedicarnos a hacer algo preparado, una obra grande, que tenga un fondo, un personaje y letras: eso es lo que llamamos una pieza completa”. 337 gato es un proyecto que mezcla amistad, arte y trabajo. Sus personajes felinos ya forman parte de la identidad visual de Rosario y, aunque todavía sueñan con piezas más grandes y ambiciosas, sienten que el camino que eligieron les abrió un mundo.
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