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» Elterritorio
Fecha: 14/10/2025 18:21
El organismo recortó sus pronósticos para 2025 y proyecta un escenario más adverso. En su informe global, el Fondo apunta a la desaceleración del consumo y la pérdida de competitividad externa. martes 14 de octubre de 2025 | 16:51hs. Tras un cierre de trimestre marcado por la tensión económica y política, el Fondo Monetario Internacional (FMI) volvió a ajustar a la baja sus proyecciones para la Argentina. En su informe de Perspectivas Económicas Mundiales (World Economic Outlook) publicado este martes, el organismo advirtió que el país enfrentará menos crecimiento, más inflación, mayor desempleo y un déficit externo más profundo que el previsto en su reporte anterior. De acuerdo con el documento, el PBI argentino crecerá 4,5% en 2025 y 4% en 2026, lo que representa una corrección a la baja de un punto respecto de las estimaciones de julio. El FMI justificó el cambio en la desaceleración de la actividad y la persistente debilidad del consumo interno, en un contexto de políticas de ajuste fiscal y monetario. En paralelo, el organismo elevó su proyección de inflación punta a punta para 2025 al 28%, ocho puntos por encima del cálculo de abril. Si bien el Gobierno celebra la “desinflación ordenada” y la estabilización del tipo de cambio, el Fondo alerta que la baja en la nominalidad se frenó antes de consolidarse. El panorama externo también empeora: el déficit de cuenta corriente pasaría del -0,4% al -1,2% del PBI, reflejando la caída de exportaciones y la escasez de divisas, un punto que contradice las expectativas oficiales de recuperación del flujo comercial. En materia laboral, el FMI estima una tasa de desempleo del 7,5% para este año, frente al 6,3% que proyectaba seis meses atrás. Para 2026, prevé una leve mejora hasta el 6,6%, aunque todavía por encima del promedio regional. Según el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central, los analistas locales también redujeron sus previsiones: esperan una expansión del 3,9% del PBI en 2025 y una caída del 0,6% en el tercer trimestre de este año, confirmando que el crecimiento actual responde más a un efecto estadístico que a una mejora real de la actividad. En ese contexto, la estabilidad que defiende la administración Milei parece sustentarse en variables nominales, mientras los indicadores productivos y sociales se debilitan. Con menos dólares, menor empleo y un consumo retraído, la promesa de “recuperación sólida” para 2026 luce cada vez más lejana.
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