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  • La última junta de vecinos de Antonio Famoso, hallado muerto en Valencia: sin noticias desde enero de 2013

    » Diario Cordoba

    Fecha: 14/10/2025 13:34

    Todos los pagos de la vivienda ubicada en la puerta 12 del número 6 de la calle Luis Fenollet de Valencia, desde la cuota de la comunidad a la luz o el gas, pasando por el IBI o el agua, estaban al día; incluso estaban pagadas las polémicas derramas para arreglar la fachada que no todos los propietarios han abonado y que están siendo un quebradero de cabeza para la comunidad. Eso, unido a que la Seguridad Social ha seguido pagando religiosamente, año tras año, con sus extras y sus aumentos, la pensión -la fe de vida, el documento que acredita que un pensionista sigue vivo, solo es obligatoria cuando se trata de españoles que residen en el extranjero-, y al carácter reservado y solitario de Antonio Famoso Jiménez, que hoy tendría 86 años, es lo que ha hecho posible que su muerte haya permanecido en el más absoluto de los desconocimientos hasta que el aguacero del sábado y la aparente negligencia de alguien con acceso a la azotea convirtieron su piso y los de más abajo en una charca inmunda de agua y palomina, lo que permitió encontrar, por fin, su cadáver en ese piso, tal como adelantó en exclusiva Levante-EMV. Pero, ¿desde cuándo llevaba muerto Antonio? Es la pregunta del millón y el reto al que deberán responder los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) de Valencia y la pericia del grupo de Homicidios de la Policía Nacional. De momento, ya hay algunas pistas y las da el administrador de la finca, Alejo Pérez, quien no supo lo sucedido hasta que vio la fachada del edificio en una información periodística y reconoció la finca como una de las que gestiona su despacho. "'Es Antonio. Y sí que estaba fallecido', pensé en cuanto vi la noticia", explica a este diario. La vivienda donde se ha hallado un cadáver que lleva previsiblemente 15 años muerto / J.M. López Recuerda perfectamente al hombre, aunque no hubiera trato más allá del escaso que puede darse entre un administrador y un vecino discreto. "Venía siempre a todas las juntas de vecinos, al menos, desde que yo me hice cargo de esa comunidad, en 2006". Lo ha cotejado en el libro de actas del edificio: Antonio estuvo en todas las reuniones, salvo algún fallo, como en la de enero de 2012. ¿Problemas de salud? Nadie lo sabe; no tenía suficiente trato con nadie que hoy lo recuerde -se cree que abandonó a su familia, mujer y dos hijos, cuando los críos eran unos niños, y eso habría roto para siempre las relaciones-. Pero sí se sabe que acudió a la siguiente asamblea vecinal, justo un año más tarde, el 24 de enero de 2013. Fue la última. Llevaba menos de 13 años muerto Ya no estuvo ni en la de enero del 14, ni en el 15, ni en el 16... No supo de la indignación ciudadana que llenó las plazas tras el 15M, ni de la pandemia del 2020, ni de la dana del 2024. Tampoco de la invasión de Ucrania (2022) o de la muerte de Rita Barberá (2016) en plena vorágine judicial por la corrupción generalizada en el PP. Es altamente probable que Antonio, que murió como vivió, en la más absoluta soledad, falleciera en ese año, entre enero de 2013 y enero de 2014. Pero, más allá de aclarar que no puede ser que muriese hace 15 años y que como mucho el fallecimiento se produjo hace algo menos de 13 años (con 73 o 74 años), es difícil acotar una fecha, al menos por ahora. Por no saber, los vecinos ni siquiera saben en qué trabajaba antes de su jubilación. Tampoco los parroquianos del bar al que iba muchos días. Rafael, vecino del edificio donde vivía Antonio Famoso, en la terraza inundada antes del hallazgo del cadáver. / Levante-EMV Alejo Pérez recuerda que "hace 10 o 12 años, los vecinos se inquietaron e incluso llamaron a la Policía. Lo que recuerdo es que la policía dijo que sin más elementos de juicio ni otros indicadores, no podían entrar en el piso sin una orden judicial". Y eso fue todo. El tiempo siguió pasando. En el acta de la junta de 2016 figura la última mención al asunto Antonio: "Se harán más gestiones para intentar localizar al vecino de la puerta 12". No consta si se hizo algo o no, pero lo cierto es que se propagó por la escalera lo de que "estará en una residencia" y nadie volvió a pensar en buscarlo. Así las cosas, mientras se completan los análisis histopatológicos de tejido óseo para tratar de datar con cierta eficacia el fallecimiento, la Policía explorará otras vías con autorización judicial, como acceder a su cuenta bancaria -la tenía en Bancaja, convertida después en Bankia y fue migrada, ya en su ausencia, a La Caixa en 2021- para ver cuándo dejó de haber movimientos compatibles con la vida -pagos en supermercados, consumos de agua y luz, telefonía...-. Fijar la data de la muerte no es solo una forma de satisfacer la necesidad de saber del colectivo social, escandalizado con la noticia, sino el paso previo para poner orden en sus propiedades -que se sepa, el piso y el dinero que pueda haber en el banco- y en la lógica sucesión de las mismas. Tuviera o no relación con sus hijos, estos son sus legítimos herederos, salvo que renuncien. ¿Devolver la pensión? Antonio no tuvo deudas, ni en vida ni tras su muerte, porque la pensión le daba para cubrir sus gastos en ambos casos -el fallecimiento no generó alerta alguna dado que tenía todos los pagos domiciliados-, pero es más que probable que la Tesorería de la Seguridad Social reclame ahora a los herederos la devolución de todas los importes cobrados, una vez que se fije oficialmente la fecha de la muerte. Y si eso es así, ¿qué ocurrirá con lo que ya ha sido pagado en estos años, como los gastos de comunidad -6.500 en cuotas más las derramas-? O la limpieza y adecuación del piso, invadido por las palomas, que han campado a sus anchas en todas las habitaciones, una vez que la rotura de los cristales les dio acceso a través de las ventanas. Fue la porquería acumulada por los pájaros y el abandono, diluida por las filtraciones ocasionadas desde la azotea después de que alguien tuviese la ocurrencia de dejar un vaso taponando el sumidero, lo que acabó destapando, caído en el suelo de su dormitorio, lo que un día fue el cuerpo sin vida de Antonio: hoy apenas sus restos esqueletizados, cubiertos por la ropa que el tiempo ha convertido en un hatillo de jirones y harapos. El vaso que provocó el embozo en la terraza superior del edificio donde vivía Antonio Famoso. / Levante-EMV Será el ADN, extraído probablemente del fémur o de los alveolos molares, lo que servirá para certificar, definitivamente, que esos restos humanos son los de Antonio Famoso Jiménez, nacido en 1939. Para ello, la Policía Nacional ya ha localizado a su hijo y le ha solicitado una muestra genética para poder cotejarla con la obtenida de esas masas óseas. Más difícil será establecer las causas de la muerte -también se solicitará al juzgado el acceso a la historia clínica de Antonio y se entrevistará a su médico de Primaria, para conocer qué dolencias sufría y también en qué fecha acudió por última vez a una consulta-, aunque todos los indicadores apuntan a una muerte natural o, incluso, de carácter suicida. El cadáver no solo estaba caído a los pies de la cama -es instintivo levantarse en busca de ayuda ante síntomas de un cuadro grave-, sino que además la puerta estaba cerrada por el interior, con el cerrojo echado y las llaves metidas en la cerradura, lo que desvanece cualquier posibilidad de intrusión.

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