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  • Brasil va por capitales chinos para sumar más tierras a la agricultura

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 13/10/2025 14:58

    Se estima que Brasil cuenta con unos 82 millones de hectáreas de pastos degradados. La idea es ir incorporando esa superficie a la producción de alimentos.(EMBRAPA) Los grandes de Sudamérica parecen metidos de lleno en una contienda que por ahora no tiene fin y que en alguna medida obliga a tomar posiciones. Mientras la Argentina estrecha lazos con Estados Unidos, Brasil profundiza su relación con China, que se ha convertido en su gran socio y en un inversor al que hay que cuidar especialmente. En este camino, el gobierno de Lula da Silva busca ampliar la cooperación con Beijing y sumar a los asiáticos al Programa Caminho Verde Brasil, con la idea de recuperar 40 millones de hectáreas de pastos degradados en los próximos diez años. La iniciativa fue presentada recientemente en Santos, San Pablo, a funcionarios del Departamento de Relaciones Económicas Internacionales del país asiático. La delegación china expresó su interés en el proyecto y debatió los detalles de las propuestas. Por cierto, se establecerán nuevas agendas para continuar con las negociaciones. El Ministerio de Ganadería y Agricultura del vecino país (Mapa), indicó que ya hay disponibles 30.200 millones de reales (unos USD 5.500 millones) para la primera fase, obtenidos a través de Eco Invest Brasil. El objetivo inicial es restaurar hasta 3 millones de hectáreas en zonas de baja productividad actual. Los recursos se distribuirán entre diferentes biomas: 3.500 millones de reales para la Amazonia, 3.000 millones de reales para la Caatinga, 1.200 millones de reales para la Pampa y 1.100 millones de reales para el Pantanal. La producción de granos y carnes en el vecino país ha crecido en forma exponencial y aún tiene resto para seguir sumando superficie que lleve a generar nuevos volúmenes (EMBRAPA) Se habla de dos formatos de inversión. El modelo de participación permite a extranjeros convertirse en accionistas minoritarios de propiedades rurales, mientras que el modelo de trueque prevé el reembolso de la financiación con parte de la producción agrícola obtenida tras la recuperación de tierras. Es importante destacar que Caminho Verde Brasil busca expandir la producción de alimentos y biocombustibles sin necesidad de desbrozar nuevas tierras, alineando la iniciativa con la transición energética y la agenda de preservación ambiental. De acuerdo con la información disponible, los productores que se unan al programa tendrán acceso a líneas de crédito con tasas de interés reducidas, ofrecidas por diez bancos, con el compromiso de no caer en la deforestación y la obligatoriedad de realizar un balance anual de carbono. Es razonable que el proyecto pueda interesar a los chinos. Los asiáticos buscan generar soja propia en otros países; de hecho la siembra ya ha comenzado en África. En el futuro el continente podría convertirse en un importante proveedor de esta oleaginosa para el gigante asiático. Se sabe además que los investigadores chinos están detrás de variedades adaptadas a los países vecinos, las zonas tropicales, África y Centroamérica. La propuesta de incorporar áreas degradadas a la producción de alimentos tiene una premisa clave: hacerlo sin recurrir a la deforestación (Reuters) Beijing ha convertido la isla de Hainan en una zona libre de visados, ofreciendo incentivos para facilitar la entrada de científicos extranjeros. Además de este centro oficial de investigación, que tiene la vista constantemente puesta en Brasil, empresas privadas chinas también buscan ganar espacio en el mercado de genética del socio del Mercosur. Una de ellas planea ocupar el 30% de este mercado en los próximos diez años en el sector de la biotecnología. El concepto es concreto. ¿Por qué no participar con tecnología, evitando pagar regalías a otras empresas y obteniendo soja a menor costo? Esta novel compañía de genética vegetal china asegura que sus productos para la resistencia a insectos y la tolerancia a herbicidas son competitivos. La empresa logrará este crecimiento mediante alianzas. Algunas ya están en marcha, como el proyecto con una conocida empresa argentina, y otros aún se hallan en etapa de negociación. Sus técnicos advierten que se vislumbra una nueva generación de plantas tolerantes a herbicidas. La empresa también desarrolla modelos integrales de resistencia a hongos, como la roya asiática de la soja, y está avanzando con una línea de productos resistentes a insectos, incluyendo la chinche hedionda y el picudo del algodón. Por si todo fuera poco, planea construir un laboratorio de investigación y desarrollo en Brasil. China lucha por expandir su producción de granos en casa, mientras silenciosamente crece su presencia en otras áreas del planeta (Reuters) Desde luego este es un tema que alarma especialmente al sector agrícola de Estados Unidos, que está perdiendo la batalla de la soja con su par brasileño. Dos reconocidos analistas afirman que los farmers deberían estar atentos a estos movimientos, ya que Brasil sigue teniendo una ventaja competitiva sobre Estados Unidos en la producción de soja. Arlan Suderman, de StoneX Group, asegura que los agricultores brasileños tienen menores costos fijos para producir soja y una moneda más barata para vender la cosecha. Dice que la ventaja en costos le permite a China comprar lo que necesita en Brasil y depender menos de Estados Unidos. Desde luego este escenario se ha agravado después del retorno al poder de Donald Trump. China aún no ha comprado soja de la nueva cosecha a Estados Unidos en la campaña comercial actual, en tanto cada vez se complica más la chance de que el republicano y Xi Jinping se reúnan a fines de octubre para terminar con una guerra de tarifas que ha vuelto a agravarse. El retorno de Trump a la Casa Blanca no hizo sino acelerar los planes de China en términos de invertir en la producción de alimentos en distintos países del mundo en desarrollo (Reuters) En su último informe, la Compañía Nacional de Abastecimiento (CONAB) afirma que Brasil planea exportar 112 millones de toneladas de soja este año, lo que representa un aumento con respecto a los 106 millones de la campaña anterior, otra mala noticia para Estados Unidos. “Nuestras exportaciones totales anuales (a China) han disminuido constantemente -afirma Suderman-. Ahora, el país asiático ha acumulado suficientes reservas como para que, si así lo desea, este año no tenga que comprar ni una sola tonelada a Estados Unidos, a menos que firmemos un acuerdo que los obligue a hacerlo". La CONAB proyecta un aumento del 3,6 % en la producción brasileña de soja para 2025/26 debido al aumento de la superficie sembrada y a la recuperación de la productividad en Rio Grande do Sul. Conservadora como es habitual, habla 177.7 millones de toneladas, pero los privados no descartan un volumen incluso en torno de los 180 millones de toneladas. Suderman afirma que es posible que algún día Estados Unidos logre una ventaja competitiva sobre Brasil en la producción de soja, pero no sucederá a corto plazo.

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