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» Diario Cordoba
Fecha: 13/10/2025 11:53
-¿Cómo valora ese año y medio al frente de la brigada y qué retos ha tenido que afrontar durante este tiempo? -La primera palabra que me viene a la mente es agradecimiento. Me considero un privilegiado por haber tenido, tras mi ascenso, el reto de mandar una brigada. Es un desafío siempre positivo, aunque con el tiempo uno percibe la verdadera intensidad de lo que implica. Asumí el mando a comienzos de 2024, lo que me permitió incorporarme en uno de los ciclos de preparación de nuestras unidades. Concretamente, era el año dedicado a estar en disposición de responder ante cualquier eventualidad, tras el periodo de preparación intensa del año anterior. En esa fase de respuesta tuvimos también la oportunidad de ser designados como dirección del Toledo Training Coordination Center, el órgano encargado de organizar y coordinar la preparación de los distintos módulos de adiestramiento de las Fuerzas Armadas Ucranianas en España. Ese primer periodo me permitió entrar de lleno en la actividad operativa de la brigada. Después llegó la preparación para nuestro despliegue, previsto para finales de ese año y principios de 2025. Esta fase nos permitió afrontar el despliegue en Letonia y Líbano. Actualmente seguimos desplegados en Letonia, misión que se prolongará hasta finales de 2025 o principios de 2026. -¿Y en cuanto a retos? -Ahora mismo, lo fundamental es completar estos despliegues y empezar a pensar en el siguiente ciclo de tres años. En 2026, el principal objetivo será recuperar todas las capacidades de la brigada tras las misiones y reiniciar —no desde cero, pero sí con un nuevo impulso— ese ciclo que nos permite alcanzar un nivel de adiestramiento cada vez mayor. Cerraremos el año con el ejercicio Gamma, que reúne todas las capacidades de la brigada en el Centro de Adiestramiento de Zaragoza, con apoyo de unidades externas —helicópteros, apoyos de fuego y otros elementos de combate— que simulan los refuerzos de la unidad superior. Ese ejercicio sirve como evaluación y certificación de que la brigada está lista para afrontar cualquier nuevo reto. -¿Qué distingue a la Guzmán El Bueno de otras brigadas del Ejército de Tierra? -Es una brigada tipo A, lo que antes se conocía como mecanizada y acorazada, aunque hoy esa distinción tiene menos peso con los nuevos medios. Más allá de lo técnico, nuestra principal diferencia es el factor humano. Nos nutrimos principalmente de las provincias de Córdoba y Jaén, lo que nos proporciona un personal con fuerte arraigo. El soldado andaluz destaca por su compromiso y eso se refleja en unos índices de cobertura muy buenos y en una notable permanencia, lo que se traduce en mayor experiencia y mejor adiestramiento. También es una brigada con medios técnicos avanzados y con un marcado carácter internacional y expedicionario desde sus inicios, algo no muy normal en una unidad pesada. Fue la primera gran unidad integrada plenamente en el Eurocuerpo. Hemos participado en despliegues en Bosnia, Kosovo, dos veces en Irak y somos la unidad que más veces ha estado en Líbano en la operación Unifil. Fernando Ruiz Gómez, General Jefe de la Brigada Guzmán El Bueno X / Víctor Castro -Ha hablado de nuevos medios. ¿En qué se diferencian los conflictos actuales de los del siglo XX? -La principal diferencia es que ahora los conflictos son multidominio. Antes predominaba el dominio físico —tierra, mar y aire —. Hoy se suman el dominio virtual, que engloba el ciberespacio y el espectro electromagnético, y el dominio cognitivo, que siempre ha existido, pero que ahora tiene un mayor impacto gracias a las redes sociales y las nuevas tecnologías. También ha cambiado el marco guerra-paz. Antes había una declaración formal de guerra; hoy existe una zona gris entre la crisis y el conflicto armado. Además, la llamada guerra híbrida difumina la identificación clara de los actores: atribuir responsabilidades es más complejo, y en eso tiene mucho que ver la guerra virtual. Aun así, la guerra sigue ganándose con un empeño de fuerzas. Lo vemos en Ucrania: hay mucha tecnología, pero los frentes apenas se mueven. Lo que antes era una trinchera con ametralladoras, ahora son drones que controlan franjas de hasta 15 kilómetros, generando una enorme vulnerabilidad. -¿Y cómo se está adaptando la brigada a estos cambios? -En el Ejército nada se improvisa, estamos en continua preparación. Para eso seguimos un ciclo de tres años. Comenzamos con una preparación genérica que da una base global al combatiente, buscando siempre escenarios complejos: ambientes degradados electrónicamente, presencia de drones, actores no convencionales... Todo ello se aplica de forma progresiva y, al final, se evalúa mediante ejercicios con agentes externos que certifican nuestra capacidad de adaptación. Paralelamente, mantenemos una formación intelectual continua mediante seminarios y foros como el 2E+I, donde analizamos tendencias. Precisamente, se habla de Inteligencia Artificial como tendencia clave. «Ahora los conflictos son multidominio, antes predominaba el uso de la fuerza» -¿Cómo afecta todo esto al soldado? -Lo hace tanto en la propia formación como en la acción de mando. Lógicamente con estas nuevas tecnologías las decisiones tienen que ser muy rápidas. El tiempo es un factor clave y para eso y el concepto del mando orientado a la misión te permite de alguna forma aligerar el número de cometidos a dar. Lo que se da es un propósito y que sea según las circunstancias el que está sobre el terreno el que tenga esa capacidad de decidir con una mayor flexibilidad y rapidez. -Volviendo a las nuevas tecnologías, ¿qué papel tendrán en las operaciones militares y en su unidad la IA y la robótica? -La Inteligencia Artificial y la robótica no son cosas de futuro, es ya el presente. Igual que hablamos que en la revolución industrial ha habido una serie de hitos que han pasado de evolución a revolución. Nosotros en esa evolución bélica pasamos de la pólvora a la energía nuclear y ahora yo creo que es la época de la Inteligencia Artificial. La IA es clave en la automatización de los procedimientos. La batalla la gana la que tiene el tipo de decisión más corto y la Inteligencia Artificial es clave en eso. Si la IA nos ayuda en todos los aspectos del combate, lógicamente tendremos una mayor posibilidad o una ventaja frente al adversario en todos los aspectos, tanto en el campo de batalla como en la logística. La Inteligencia Artificial es el cerebro de las guerras del siglo XXI, que nos permite tener ventaja frente al adversario. -Entonces, ¿es comparable la llegada de la IA a la de la pólvora? -En el ámbito militar estamos en un periodo que es revolucionario y necesario. Si nos salimos de esa capacidad tecnológica es muy difícil competir. Cuando apareció la pólvora era muy difícil luchar con una espada, pues ahora estamos en eso. Si no tenemos ese dominio, no tenemos esa superioridad en el campo tecnológico, es muy complicado ser competitivos en el ámbito convencional de la guerra. «Ha cambiado el marco guerra-paz, hoy existe una zona gris entre la crisis y el conflicto armado» -Revisando su trayectoria, ha pasado por Bosnia, Kosovo, Afganistán, Etiopía e incluso la Antártida, ¿qué experiencia le marcó más? -Cada misión aporta, tanto en lo personal como en lo profesional, mucho conocimiento y experiencias. Pero si tuviera que destacar una de ellas sería Afganistán. Para los ejércitos supuso el cambio de mentalidad de ese combate convencional a la guerra de la insurgencia, que tampoco era nueva. Todo son ciclos. Para nosotros fue cambiar el concepto de preparación. Ya no valía el combate convencional y hubo que hacer un esfuerzo importante en ese otro modelo de combate de la insurgencia. -La BRI X está presente en Líbano y Letonia, dos contextos muy diferentes. ¿Cómo es la preparación para escenarios tan distintos? -El primer año nos centramos en la preparación y evaluación general, que nos acredita como fuerza de respuesta inmediata. El segundo año es el de adiestramiento operativo orientado a cada escenario. Se genera el contingente, se determinan las capacidades requeridas y se desarrolla un adiestramiento específico de seis meses, tanto físico como político y geográfico. Después se realiza un periodo de integración en el que se suman capacidades propias y externas para operar como una unidad cohesionada. -También han tenido participación en emergencias, como la dana de Valencia o incendios forestales. ¿Cómo se organiza una respuesta tan rápida en la Guzmán El Bueno? -Una de las misiones de las Fuerzas Armadas es actuar en crisis y catástrofes naturales como incendios o danas y no lo obviamos cuando hacemos el adiestramiento general. Contamos con planes de contingencia y procedimientos de planeamiento muy similares a los de operaciones militares, pero ejecutados en tiempos mucho más cortos. Se estudian todos los factores, como la situación específica, los medios disponibles o el factor climático. Cuando ocurrió la dana estábamos en fase de respuesta inmediata, lo que permitió una intervención casi instantánea. «Cuando ocurrió la dana de Valencia estábamos en fase de respuesta inmediata» -¿Qué destacaría del papel del soldado en estas actuaciones? -La empatía. El soldado español destaca por su capacidad de ponerse en el lugar del otro. Lo hace cuando garantiza seguridad en el exterior, cuando reparte ayuda y, más aún, cuando sirve a compatriotas. Siente que lo que ocurre podría pasarle a su propia ciudad y eso genera un nivel de implicación muy especial. -¿Qué lecciones se han aprendido de estas actuaciones? -Cada operación termina con un informe final. Hemos aprendido la importancia de la disponibilidad de medios, de la coordinación y de canalizar bien el ímpetu de ayudar. Recuerdo cómo muchos soldados se presentaron voluntariamente para apoyar en la dana. Ese espíritu es valioso, pero hay que evitar saturar accesos o colapsar canales logísticos. La organización y la centralización del mando son esenciales. -Tras producirse la muerte de los dos militares en unas maniobras en el 2023, ¿ha habido cambios en los protocolos de seguridad de la unidad? -De asuntos judicializados no podemos hablar, pero sí puedo decir que la gestión del riesgo es una directriz prioritaria. Cada actividad tiene un análisis de riesgo detallado. La cadena judicial decidirá sobre ese caso, pero nuestra responsabilidad es reforzar esa cultura de seguridad. -¿Dispone la brigada de los recursos necesarios para cumplir sus misiones? -Siempre hemos sido pioneros en tecnología y materiales. Lo fuimos con el Pizarro, los carros de combate, ahora con el vehículo Castor, y pronto con las plataformas 8x8. Estas capacidades no se adquieren de un día para otro; llevan unos procesos que no son rápidos. Pero hay un impulso económico que creo que de todos es conocido. Estamos en un momento en el que todas las tecnologías apuntan a que vamos a ir cada vez hacia una mejor disponibilidad de materiales y de medios. «A los jóvenes, el propio mundo actual envía el mensaje: vivimos en un entorno de conflicto» -Ha hablado de la vinculación con el territorio. ¿Qué impacto tendrá la nueva Base Logística del Ejército? -La logística predictiva es uno de los pilares del Ejército 2035. Sin un mantenimiento eficiente y una logística en continua innovación no hay evolución posible. Tener la base logística al lado es una suerte. No implica privilegio, pero sí facilita procesos, contactos y sinergias humanas y técnicas, esto facilitará el entendimiento. Aunque la base y la brigada pertenecen a cadenas diferentes —una dedicada a la fuerza y otra al apoyo—, estarán estrechamente conectadas funcionalmente. -Se cumplen tres décadas de la integración de la mujer en las Fuerzas Armadas. ¿Qué balance hace? -Es un hecho consolidado. En la brigada hay mujeres en prácticamente todas las unidades y escalas. Retos siempre hay, porque conformarse sería caer en la complacencia, algo que no hay en ninguna de las unidades del Ejército. Hoy contamos con medidas que facilitan la conciliación, como los centros de educación infantil, que compatibiliza la maternidad con el oficio. Pero siempre hay que intentar buscar una mayor integración y compatibilidad de ambas facetas. -¿Qué mensaje daría a los jóvenes que estén pensando en ingresar en la carrera militar? -A los jóvenes el propio mundo actual envía el mensaje: vivimos en un entorno de conflicto. Los jóvenes están viendo en su día a día despierta un sentimiento de necesidad de estar dotado de una seguridad, una seguridad que te permita como nación ser libre, tener tus libertades. No quiero decir que la defensa nacional sea exclusivo de las Fuerzas Armadas, pero quien sienta esa necesidad o ese impulso de contribuir mediante la defensa armada a la defensa nacional, decirle que ‘esto no es una profesión sino que es una forma de vida vocacional y que obliga a una serie de renuncias, pero también va a haber unas recompensas que van mucho más allá de lo físico o económico.
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