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  • El joven que mató a su novia de 20 puñaladas y convivió con el cadáver antes de confesar el crimen: “Solo quiero ir a la cárcel”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 13/10/2025 02:39

    La historia de Phoenix y Ewan: de influencers en redes sociales a un brutal femicidio en Escocia Corren y se abrazan. Se besan para la cámara con la playa como telón de fondo. Son jóvenes sub 30, perfectamente dorados por el sol. Rubios, sonrientes y de dientes impecables. A él se lo ve tatuado y musculoso; a ella, sonriente con un estilo casual y el pelo sujetado con una coleta bien alta. Son los típicos influencers de las redes y de TikTok. Los que viajan, los que degustan platos gourmet ante paisajes y atardeceres envidiables. Los que se enfrentan al lente del celular para exhibir felicidad. Ewan y Phoenix se filman, una y otra vez, en su moderno departamento de la calle Glen Lee, un cul de sac en East Kilbride, Lanarkshire, en las afueras de Glasgow, Escocia, en el Reino Unido. Las selfies probando delicias se reproducen con el efecto multiplicador de un caleidoscopio. Ensayan gestos clásicos para su supuesta audiencia y se muestran jugando con su perro, un cachorro staffordshire cuyo cuidado comparten. Componen la bella postal tan habitual de las redes sociales. Llevan dos años viviendo juntos en este barrio ubicado en las afueras de esta ciudad escocesa donde trabajan, se divierten y salen con sus amigos. Punto final. Porque ya nada de todo esto que relato existe. La historia de Phoenix y Ewan ha pasado a escribirse en tiempo pasado. La vida de la pareja acabó de manera abrupta y brutal el sábado 16 de noviembre de 2024. Como en los cuentos infantiles, justo al filo de la medianoche, el sortilegio acabó y la magnífica carroza se convirtió en tétrico ataúd. El crimen de Phoenix Spencer-Horn: una relación perfecta en redes que terminó en tragedia ¿Ausencia de banderas rojas? No lo sabremos nunca, pero por ahí la magia del amor intramuros se había terminado mucho antes de que el infierno devorara con su fuego la farsa exhibida en la web. Resultaría mucho más tranquilizador pensar que existieron infinitas banderas rojas y detalles pasados por alto y, que de asomarse a los ojos del asesino, uno podría haberse anticipado el abismo al que se enfrentaba Phoenix. Pero no nos engañemos: lo que tranquiliza no necesariamente es cierto. Los monstruos suelen ser vecinos corrientes y normales, jóvenes que sonríen, hombres con familia o señores con traje. Vayamos a la brutal historia del cartero y la moza que sorprendió a todos. Ewan Methven (27) volvió ese sábado de su empleo en el Royal Mail al mediodía. Su novia Phoenix Spencer-Horn (21) estaba en uno de sus dos empleos como moza, en la cafetería de un hotel. Ewan estaba aburrido y se sentía solo en el departamento de dos ambientes ubicado en el último piso de un edificio en East Kilbride. Por eso empezó a molestarla con mensajes quejosos. Protestó porque ella trabajaba mucho y él estaba ahí pasando solo el sábado. Phoenix fue conciliadora y amable y le respondió que llegaría para que cenaran juntos. Ewan pidió comida a domicilio y la esperó. A las 21 horas, ya con Phoenix en casa, se dispusieron a comer. A las 21.37 de ese 16 de noviembre de 2024 ella intercambió un par de mensajes con su madre Alison Spencer. Le dijo que estaban cenando. Alison conocía bien a Ewan, era la pareja estable de su hija. Pero después de ese horario algo pasó. ¿Qué ocurrió antes del final? ¿De qué hablaban? ¿Qué provocó el desenlace? ¿Por qué la extrema violencia? No se sabe. Lo que sí se supo, luego, es qué y cómo ocurrió el tremendo final de Phoenix Spencer-Horn. Caso Ewan Methven Una noche más Los peritos médicos establecerían la cadena de sucesos estudiando el cuerpo de Phoenix. Ewan primero comprimió su cuello hasta asfixiarla y, cuando estuvo inconsciente, tomó primero un cuchillo, luego, otro y, por último, un tercero. La apuñaló repetidas veces intercambiando esas tres armas blancas. Fueron veinte cuchilladas exactas, diez de las cuales se hundieron en su cara y varias en los glúteos. La puñalada fatal fue la que le propinó en medio del pecho. Cuando Ewan comprobó que ella ya no respiraba vino otro episodio truculento: el intento de desmembramiento. Pudo cortar su cabeza, pero el resto no le resultó nada fácil. Probó con cortar piernas, un tobillo, la muñeca derecha… No pudo concretarlo, así que colocó el cuerpo decapitado en el hall de entrada a la vivienda, puso la cabeza parada de Phoenix junto al cuerpo y debajo de su brazo izquierdo. Dejó el espectáculo dantesco montado. Cuando su suegra Alison Spencer, la mañana del domingo, le envió un mensaje a su hija quien respondió fue Ewan: le dijo que Phoenix dormía. Más tarde decidió escribirle de nuevo, pero ahora haciéndose pasar por Phoenix: “Perdón, acabo de despertarme” y, luego, siguió con la frase “estoy muy bien”. Ewan Methven tardó dos días en confesar el asesinato y desmembramiento de su novia Phoenix en East Kilbride Minutos después de enviar esos mensajes, y con los pedazos del cuerpo de su novia desparramados por ahí, Ewan se dispuso a buscar pornografía en la web. Lo hizo alternativamente desde las 8.12 hasta las 18.32 de ese domingo visitando un total de 170 sitios pornos. Más tarde salió a buscar droga en el Vauxhall Corsa rojo de Phoenix. Fue recién cuando el lunes Phoenix no se presentó en su trabajo que saltaron las primeras alertas. Ewan sabía que tendría que hacer algo. A las 12 llamó al 999 de emergencias. Al operador le dijo que había tenido un brote psicótico inducido por el consumo de cocaína, alcohol y esteroides y que durante el mismo había asesinado a su novia. Le confesó que había tenido que tomar coraje para poder llamar y aseguró no recordar nada porque sostuvo que durante el hecho había estado “totalmente ausente, fuera de mi cabeza”. Cuando el operador le preguntó si estaba seguro de que su novia estaba muerta, él con suma calma le respondió: “Sé que está muerta amigo, ¡está muerta!”. En la grabación se lo escucha decir además: “Solo quiero ir a la cárcel”. Eran las 12.10 del mediodía cuando la policía se hizo presente en el lugar y encontró a Ewan parado en el hall de su departamento junto a los restos desnudos de Phoenix, cerca de dos cuchillos manchados con sangre. El tercer cuchillo lo hallaron en el baño. Ewan seguía calmo. Ante el estupor de los policías contó que había intentado desmembrarla porque “no podía estar aquí con ella así. Por eso traté de desmembrarla. Y la moví del baño y la puse ahí”. ¿Cómo podía ser que hubiera consumado semejante hecho con tanta frialdad? Phoenix Spencer-Horn tenía 21 años y trabajaba como moza en dos locales gastronómicos Frases anticipatorias y la cárcel Ewan y Phoenix se habían conocido en una fiesta familiar más de dos años antes. Ella lo describía en redes sociales como su alma gemela: “La vida es tanto más linda y llena de color con vos” escribía y sus familias se conocían. Ewan se desempeñaba como empleado en la empresa de correo Royal Mail y Phoenix tenía dos trabajos como moza: en el Hotel Strathaven y en una cafetería local cerca de donde vivían. El resto del tiempo lo pasaban juntos. Subían a redes sociales muchas de sus actividades (la que más usaban era TikTok). De los besos y las muecas habían pasado en un abrir y cerrar de ojos al horror, la sangre, la muerte y la mutilación. Enteradas del salvaje crimen las familias no se expusieron públicamente. Sí lo hicieron algunos conocidos de Ewan. Fue entonces que off the record aparecieron algunos indicadores inequívocos de la personalidad violenta del joven. En su antiguo Facebook, entre los años 2013 y 2015, habían existido posteos cuanto menos llamativos. Uno decía: “Siempre tienes la persona para ahorcar y aplastar…”; en otro en 2014 escribió que se trataba de “asesinar o ser asesinado”. En un tercer posteo explicó: “Yo siempre tengo como un hormigueo cuando estoy enojado, y me pongo agitado”. De una mujer no identificada, en diciembre de 2015, expresó: “quisiera patearle esos dientes horribles”. Más adelante sostuvo con furia “Mierda quiero paz, todos van a morir” y a un amigo le respondió en redes: “Quiero matar tu mierda”. También hablaba allí de las drogas duras. Entre sus ocupaciones había puesto una leyenda desafiante: Dealer local y estrella porno ocasional. ¿Broma pesada o deseos concretos? Muchas de sus cuentas ya fueron borradas, pero siempre quedan algunos registros y amigos que recuerdan. Un conocido explicó: “A primera vista Ewan parecía un tipo más bien tranquilo. Pero tenía un costado raro. Podía volverse muy loco y violento por momentos. Siempre veías a la muerte detrás de sus ojos. ¡Merece lo que le tocó!”. Cuando Ewan Methven llamó a la policía para confesar el crimen aseguró no recordar nada porque había estado “totalmente ausente, fuera de mi cabeza” Sky News entrevistó a Tony Brown, una vecina de Ewan y Phoenix, quien vivía exactamente en la puerta de al lado. La joven de 25 años se lamentó: “Es horroroso y me hace temblar pensar que vivía al lado de un monstruo así. Lo que más me asusta es saber que ella estaba ahí tirada y yo estaba acá tan ajena a todo eso”. Tony reconoció que en la mañana en que encontraron los restos de la víctima justo ella había empezado a sentir muy mal olor en su casa, sobre todo en el área de la cocina donde las paredes de los dos departamentos se juntan. El caso llegó a juicio este año, el 17 de junio el acusado admitió su culpabilidad y, al fiscal a cargo de la acusación, Chris McKenna, no le costó mucho mandarlo preso. Durante esas jornadas se supo que alrededor de la medianoche el día del crimen, el vecino del piso de abajo de ellos, sintió primero un fuerte ruido y, luego, pasos apurados. Eso coincidió con los pasos rápidos registrados por el iPhone de Ewan a las 00.13 horas. El juez Lord Matthews al emitir su sentencia sostuvo: “Usted era un miembro confiable para la familia de ella, pero traicionó su confianza y les robó su vida de la manera más cruel posible. No contento con lo que le había hecho, le robó también su dignidad en la muerte decapitándola y tratando de hacerla pedazos para evitar que se hiciera justicia (...) La manera en la que usted trató a esta inocente mujer, incluso luego de su muerte, significó que su familia no tuviera siquiera el consuelo de despedirse de ella (...) Tuve la oportunidad de leer esta mañana una carta escrita por usted, pero no da ninguna respuesta a las preguntas que acosan a la familia. Usted culpa al efecto de las sustancias, pero eso no es excusa alguna”. En esa carta que refiere el magistrado Ewan reconoce saber que le ha quitado algo precioso a la familia de Phoenix porque es consciente de cuánto la querían; asegura que no puede creer lo que él mismo ha hecho. Sus palabras resuenan como un eco vacío. A nadie le alcanzan. Sobre todo porque los reportes que hubo sobre su conducta en las horas previas al crimen, alrededor de las 20 horas del 16 de noviembre, lo muestran totalmente normal, sin influencia de alcohol ni de drogas. ¿Mintió? ¿Qué pudo pasar en su cabeza? ¿Es verdad que consumió? ¿O, sencillamente, es un psicópata? La justicia condenó a Ewan Methven a 23 años de prisión por el asesinato de Phoenix Spencer-Horn El Tribunal Superior de Glasgow condenó al cartero escocés a 23 años el pasado 14 de julio. No parece tanto tiempo para semejante crueldad. La familia de Phoenix intentó transformar la pesadilla en ayuda para otros. Para poder pagar el funeral de su hija hicieron una colecta, pero los fondos superaron con creces lo que precisaba y decidieron donar las miles de libras que sobraron (unos 33.000 dólares) a una organización de Glasgow que se ocupa de mujeres y niños víctimas de abusos domésticos. Alison, la madre de Phoenix, habló: “Estará preso cómo mínimo hasta 2047 y eso es mucho tiempo. Quisiera que pase su vida tras las rejas pagando por lo que le hizo a nuestra querida Phe (así le dicen a su hija Phoenix en la familia). Lord Matthews fue justo en su sentencia y los abogados y fiscales realizaron un trabajo a conciencia en este caso terrorífico. Mi marido, el fantástico padrastro de Phe, su tía y sus tíos pasaron mucho tiempo trabajando duro en nuestra declaración donde tuvimos que revivir el mayor trauma de nuestras vidas (...) Horroroso no es la palabra… Porque he visto muchas películas de horror y eso no se parece en nada a lo que he escuchado que le hizo a nuestra bella Phe. Esas visiones lo perseguirán por siempre (...) Que nosotros supiéramos, no había abuso doméstico o violencia ocurriendo allí… Fue un fin de semana de drogas y él sin poder controlarlo (...)”. Un banco de madera se instaló en memoria de Phoenix fuera del Hotel Strathaven donde ella trabajaba. La inscripción dice: “Phe, la chica de la impresionante sonrisa, 21, por siempre joven”. Ver el video grabado por ellos eriza la piel. Parece mentira que la pareja feliz que se abraza en la imagen haya terminado en ese truculento baño de sangre. La aparente perfecta felicidad de las plataformas humanas hace agua. La vida guionada de la pantalla de la humanidad tiene un libreto B que pocos desean ver. Porque el jardín del vecino no siempre es más verde e, incluso, es probable que ese vecino ni siquiera tenga jardín.

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