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» Radiosudamericana
Fecha: 09/10/2025 15:14
Jueves 09 de Octubre de 2025 - Actualizada a las: 11:46hs. del 09-10-2025 CORRIENTES Kuarahy y Jasy, rescatados solos en los Esteros del Iberá, reciben atención veterinaria especializada y aislamiento humano en el Centro de Recuperación de Especies de la Fundación Temaikèn para favorecer conductas silvestres previas a su futura liberación Kuarahy y Jasy, dos cachorros de aguará guazú, protagonizan una historia de supervivencia y esperanza en los Esteros del Iberá. Hallados solos a muy corta edad y sin la presencia materna, fueron rescatados por personal especializado y, tras una primera etapa de atención en Corrientes, comenzaron un proceso de rehabilitación que hoy continúa en el Centro de Recuperación de Especies Temaikèn (CRET), en Escobar. Este recorrido no solo busca devolverlos a su hábitat natural, sino también reparar parte del daño que enfrentan las especies autóctonas amenazadas en Argentina. El hallazgo se dio cuando Kuarahy y Jasy tenían apenas 45 días. La Fundación Rewilding Argentina se encargó de las primeras atenciones y los trasladó al Centro de Conservación Aguará. Allí, durante un mes, recibieron los cuidados iniciales hasta que la Fundación Temaikèn asumió su rehabilitación, otorgándoles un protocolo estricto que evita la impronta con humanos y prioriza el desarrollo de habilidades silvestres. Un entorno especialmente diseñado para la reinserción La vida en el CRET pone a prueba cada instinto de estos cachorros. Kuarahy y Jasy no solo permanecen bajo monitoreo sin contacto humano, sino que todo su entorno simula lo que enfrentarán en libertad. Al ingresar, se les realizaron análisis clínicos, ecografías, radiografías, colocación de microchips y registro biométrico. Hoy, desarrollan conductas propias de su especie: buscan refugio natural, interactúan entre sí a través del juego y conservan un rechazo instintivo a la presencia humana. Esta fase resulta clave para su futuro. La fundación ha documentado que mientras Jasy despliega una personalidad inquieta y activa, motivando a Kuarahy incluso durante el reposo, ambos consolidan comportamientos que aumentan sus probabilidades de adaptación a la naturaleza. El monitoreo sanitario y de conducta se realiza mediante cámaras trampa, lo que permite evaluar cada avance sin interferencias externas. “El objetivo es que puedan desarrollar todas las habilidades naturales necesarias para sobrevivir en la naturaleza. Es fundamental que crezcan sanos y sin contacto humano directo”, sostuvo Guillermo Delfino, coordinador del Programa de Especies Amenazadas de Fundación Temaikèn. Alta tecnología y ciencia para la conservación El camino de Kuarahy y Jasy no termina con la rehabilitación. Cuando alcancen la madurez suficiente, serán equipados con collares satelitales con tecnología GPS. Este recurso permitirá monitorear en tiempo real sus movimientos, adaptación y supervivencia. Es una herramienta científica vital: ayuda a detectar amenazas, como atropellamientos y fragmentación del hábitat, y orienta las políticas y estrategias de conservación regional. De acuerdo a la experiencia acumulada por Fundación Temaikèn con otros cachorros de aguará guazú, este sistema de seguimiento resultó determinante en el éxito de reintroducciones anteriores, sumando evidencia concreta sobre la viabilidad de su método de trabajo. “La conservación solo es posible trabajando en red. Cada institución aporta su experiencia en diferentes etapas del proceso, y es esa articulación la que nos permite darle a estos animales la mejor oportunidad de volver a la naturaleza”, explica Delfino. El aguará guazú: símbolo, leyenda y desafío para el futuro La historia de Kuarahy y Jasy expone el esfuerzo colectivo para proteger a una especie que atraviesa su momento más crítico. El aguará guazú (Chrysocyon brachyurus) es el cánido más grande de Sudamérica, con una altura en cruz que puede superar los 90 centímetros y un característico pelaje rojizo. Su nombre en guaraní significa “zorro grande”, aunque también es conocido como lobo de crin. En Argentina ocupa humedales y pastizales de Corrientes, Formosa, Chaco, Santa Fe, Córdoba, Santiago del Estero, Misiones y norte de Entre Ríos. Es omnívoro, caza roedores, armadillos, aves y pequeños vertebrados, pero también incorpora frutos silvestres. Este hábito lo convierte en un importante dispersor de semillas, sosteniendo la diversidad de los ecosistemas donde habita. Las amenazas para la especie son múltiples. La pérdida y fragmentación de hábitat, el atropellamiento en rutas, la caza ilegal, el mascotismo y las enfermedades transmitidas por perros domésticos ponen en riesgo la permanencia de poblaciones silvestres. Según la categorización nacional, el aguará guazú está considerado Vulnerable, mientras que la Lista Roja de la UICN lo ubica como Casi Amenazado a nivel global. En las últimas tres generaciones, expertos estiman una reducción poblacional superior al 30%, motivada principalmente por el avance agrícola y la presión humana sobre su ambiente. Algunos sectores asocian al aguará guazú con mitos y supersticiones, considerándolo una amenaza para animales domésticos o incluso como parte de leyendas locales —como la figura del lobisón—, aunque para culturas originarias, como los tobas y mocovíes, es un animal sagrado y protector. Fundación Temaikèn participa, además, en iniciativas internacionales como el programa S.A.F.E. (Saving Animals From Extinction) de la Asociación Americana de Zoológicos y Acuarios y promueve la articulación de recursos y conocimiento entre instituciones regionales para fortalecer capacidades ante desafíos ambientales crecientes. La normativa argentina prohíbe la caza, captura y comercio del aguará guazú. Los esfuerzos estatales se conjugan con operativos contra el tráfico ilegal, programas de restauración de hábitat y generación de corredores biológicos para asegurar la conectividad entre poblaciones. La próxima etapa de Kuarahy y Jasy guarda la expectativa del regreso definitivo a la naturaleza. Su reinserción no solo representa una nueva oportunidad para dos ejemplares, sino también una señal de avance en la recuperación de una especie clave para los ecosistemas argentinos. El monitoreo satelital, sumado a la información científica recogida en cada paso, permitirá ajustar estrategias y multiplicar los casos exitosos de rehabilitación.
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