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» Corrienteshoy
Fecha: 05/10/2025 00:20
Una rehén de Hamás liberada: «El cadáver de mi marido sigue en Gaza» Con los pájaros trinando entre sus pinos y acacias, el kibutz Nir Oz era un oasis en medio del desierto del Néguev. Para quienes vivían aquí, judíos muchos de ellos emigrados de otros países que se dedicaban a la agricultura y convivían como una gran familia, era un paraíso. Pero hace ahora dos años, aquella horrorosa mañana del 7 de octubre de 2023, se convirtió en un infierno por el salvaje atentado de Hamás , que dejó en total 1.200 muertos y 251 secuestrados que fueron llevados a la franja de Gaza , a solo dos kilómetros. Tras las liberaciones anteriores, allí quedan todavía 48 rehenes, de los que se cree que 20 siguen con vida y el resto están muertos. El destino ha querido que, justo dos años después, se abra una puerta a la esperanza para que puedan regresar al aceptar Hamás esa parte del plan de paz propuesto por el presidente de Estados Unidos , Donald Trump .En Nir Oz llevaban mucho tiempo aguardando ese anuncio. De las 400 personas que vivían en este kibutz, 64 fueron asesinadas y 76 raptadas. Una de estas últimas es Karina Engel-Bert , tomada como rehén junto a sus dos hijas: Mika , que tenía 18 años cuando fue secuestrada, y Yuval , de casi once años entonces. El esposo de Karina, Ronen , murió intentando defender a su familia. «Cayó en una cruel batalla con los terroristas. Entraron armados con bombas, granadas y kalashnikov…», nos cuenta Karina con voz temblorosa a las puertas de su casa, destrozada por el ataque. Su hijo mayor se libró porque estaba entonces en el Ejército.Los asaltantes no solo se llevaron a la mujer y sus hijas, sino también el cuerpo de Ronen, porque Hamás intercambia hasta los muertos israelíes por presos palestinos . «El cadáver de mi marido sigue en Gaza», se lamenta Karina, quien fue liberada junto a sus hijas a los 52 días, pero lleva esperando desde entonces para dar sepultura a Ronen.Noticia Relacionada estandar Si Viaje a Israel: ganar la guerra, perder el relato Pablo M. Díez Cada vez más aislado, el Gobierno hebreo se defiende de las acusaciones de genocidio y hambruna y recuerda que el conflicto en Gaza empezó con el atentado del 7-O y sigue porque Hamás no libera a los rehenes ni se rinde«Estamos esperando dos años para que este acuerdo se haga realidad. Llegó la hora de acabar con la pesadilla, llegó la hora de que todos los secuestrados vuelvan a sus casas y terminar la guerra», confía Karina, cordobesa de Argentina a quien delata el dulce yeísmo de su acento. Otra cosa que tampoco puede ocultar es su dolor, que le quiebra la voz y la obliga a detenerse para contener las lágrimas mientras cuenta su historia a un grupo de periodistas españoles invitados por la Embajada de Israel en Madrid.«Eso es una granada que explotó aquí. Esto es un tiro de bala, que entró de allá» , nos señala por el interior de la vivienda, cuyas paredes están perforadas por los balazos. Karina nos lleva hasta la 'habitación segura'. Con puertas, muros y ventanas blindadas, se trata de un refugio que tienen todas las casas israelíes para protegerse de los ataques con misiles . Pero dichos cuartos no estaban pensados para un asalto y, por tanto, sus puertas tenían un picaporte para abrirla por fuera.«Yo intentaba detener la puerta del otro lado. Y este es el pie de uno de los terroristas para abrirme la puerta», indica Karina la huella de una bota, marcada por las patadas de los comandos de Hamás. Ella y sus dos hijas resistieron dentro de la 'habitación segura' mientras su marido se enfrentaba a los terroristas con su pistola. «Estuvimos aquí desde las seis y media de la mañana hasta casi las nueve y media. Lo oímos todo, todo… la batalla que tuvo con ellos en medio del salón… Ronen luchó contra ellos intentando cuidarnos…«, recuerda todavía emocionada.«La última vez que vi a Ronen fue cerca de las siete de la mañana, cuando me pide que entre en la pieza, cierre y no abra más. Cuando a mí me sacaron, yo solo veo sangre», dibuja un arco con las manos en el suelo del salón. «A mí me secuestran cerca de las nueve y media de la mañana. Me secuestran sola, de forma muy violenta. Me pegan… me ponen un cuchillo… yo no sabía que tenía todo el cuello marcado… cortado. Me sacan, golpeándome, un grupo de diez o quince terroristas. No estaban armados. Pero era un número muy grande de gente. Yo intentaba pelear, intentaba escaparme, pero fue algo que no pude hacer«, explica Karina. El hecho de que sus captores no llevaran armas revela que eran civiles de Gaza que, al romper los terroristas las barreras fronterizas de Israel, salieron de la Franja para dar rienda suelta a todo su odio contra los judíos por décadas de conflicto.Los restos del horror en Nir Oz El 7 de octubre de 2023, ekibutz Nir Oz fue asaltado por terroristas de Hamás y civiles de Gaza que mataron a 64 de sus 400 habitantes y se llevaron secuestrados a otros 76, entre ellos niños. Dos años después, muchas de sus casas siguen destrozadas y nueve de sus vecinos continúan cautivos en la Franja: cuatro con vida y cinco muertos PABLO M. DÍEZSeparándolas de ella, a las hijas de Karina se las llevaron en una moto, que tuvo un accidente camino de Gaza: «Mika sufrió una quebradura, una herida muy complicada, y Yuval estuvo a punto de perder su vida. Imagínense una nena de casi once años sola, en un hospital de terroristas de Hamás…». La mujer se refiere al Complejo Médico Nasser , al sur de Gaza en Jan Yunes : «Allí no solo estaba la población civil. Había un número muy grande de secuestrados israelíes, del kibutz Nir Oz, en diferentes cuartos. Pero también los generales y los terroristas de Hamás se ocultaron en el hospital porque sabían que era un lugar seguro donde el Ejército nunca entraría porque saben que hay ciudadanos. El Ejército israelí no atacó en ese momento los hospitales«.Sin saber nada de sus hijas, de quienes los terroristas le decían que no habían sido secuestradas porque el islam prohíbe atentar contra los niños, estuvo 23 días en un sótano sin ventanas . «Éramos tres señoras en un cuarto de tres por tres. No teníamos ninguna forma de ver luz del día. Había solamente una ventanita chiquitita en el baño. Dormíamos en el piso en un colchoncito así de finito –muestra un grosor diminuto con los dedos pulgar e índice–. Comida… uhm… El pan árabe, de tres o cuatro días, seco, con hongos, quemado, con arena, un poquito de queso, tal vez un pepino, de vez en cuando un plato de arroz con un pedacito muy chiquito de carne… Yo, en los 52 días que estuve secuestrada, bajé más de doce kilos. Mika y Yuval bajaron más de 15 kilos«, relata compungida.«El 27 de noviembre (de 2023) soy liberada junto a mis hijas. Me pasan de la casa donde estaba al hospital donde se encontraban las chicas. Fue un día lleno de emociones, muy duro. A la mañana viene uno de los generales, que estaba muy bien vestidito, bañado, con el pelo cortado… Y me dice en inglés que ese va a ser mi día de suerte», recuerda Karina. Cuando por fin se reúne con sus hijas, que tenían las piernas escayoladas, se las encuentra «muy sucias, muy flacas, con el pelo con rastas, enredado, muy muy demacradas… Y Mika me dice: 'Mami, no te preocupes, estamos bien'. Ellos filmaron ese reencuentro y me obligaron a decir que me habían tratado bien, que estaban preocupados por Mika y Yuval y habían recibido todo el servicio que podían darles. Y que nosotras estábamos ahí porque Israel no nos quería devolver, no porque ellos nos tuvieran secuestradas».Aunque Karina asegura que «yo no puedo rehacer mi vida, especialmente si Ronen ya no va a estar con nosotros», está convencida de que el kibutz de Nir Oz será reconstruido y esa será «la forma de decir que la vida es más lo fuerte de todo». A Nir Oz todavía faltan por volver nueve de sus vecinos: cinco muertos, como Ronen, y cuatro con vida, como Eitan, el hijo de Itzik Horn, también judío argentino.«Un paso adelante»«Yo tomaría con gran cuidado las declaraciones de una organización terrorista asesina. Pero entiendo que es un paso adelante. Por supuesto que quedan muchos puntos oscuros . Yo estaré mucho más tranquilo cuando, primero, haya un cronograma más claro de cómo y cuándo van a ser las liberaciones y, por supuesto, el día que vea a todos los secuestrados, los 48, de vuelta en casa«, advierte este profesor jubilado de 73 años que sobrevivió a la dictadura argentina y se libró por los pelos del atentado antisemita contra la AMIA en Buenos Aires en 1994.Sus dos hijos, Iair y Eitan, que tenían entonces 45 y 35 años respectivamente, fueron secuestrados por Hamás. Iair fue liberado el 14 de febrero, pero Eitan sigue cautivo. Además de la desesperación y la angustia por su larguísimo secuestro, una de las cosas que más le duele a su padre es la profunda herida que dejarán el 7-O y la guerra de Gaza. «Hasta el 7 de octubre, yo formaba parte de lo que aquí se llama el campamento de la paz. Creía en la convivencia. Recalco: creía en la convivencia. Para mí, Hamás traicionó a la causa palestina. Invadieron, mataron, violaron… ¿A quién se lo hicieron? A los kibutzim de la frontera, a la gente que les daba trabajo. Porque la gente de Gaza no se iba a atender (tratar) a los hospitales en Irán, en Egipto o en Qatar. Venían a atender (tratarse) a los hospitales en Israel. Venían a trabajar en los kibutzim. Y todos los terroristas que murieron, a los que Israel detuvo o mató, tenían un mapa de cada kibutz. Sabían exactamente dónde estaban las armerías. O sea, que mordieron la mano que les daba de comer», analiza con contundencia en un encuentro en la sede de la ONG Foro de Familias de Secuestrados.Itzik Horn recuperó a su hijo Iair en febrero, pero espera a Eitan PABLO M. DÍEZ «Me gustaría que los grupos LGTB a favor de los palestinos fueran a Gaza» Con un hijo liberado por Hamás en febrero y otro aún cautivo en Gaza, Itzik Horn se muestra especialmente ácido con las contradicciones ideológicas de las protestas contra Israel por la guerra de Gaza. «Me gustaría que las organizaciones LGTB que se manifiestan a favor de los palestinos fueran a Gaza con sus banderas, que sepan a favor de quién se manifiestan. Creo que no duran ni cinco minutos. En Gaza especialmente. En Ramala puede ser que duren diez. Pero, bueno, eso es parte de la ignorancia. No me molesta que se manifiesten a favor de los palestinos. Pero, ¿por los rehenes no hablan ni una palabra? Lo que demuestra que hay dos tipos de derechos humanos. Hay un derecho humano para todos y otro para los judíos, para los cuales no existe. Tampoco me opongo a la ayuda humanitaria, porque no tienen por qué pagar justos por pecadores. Si queda algún justo en Gaza, no sé. Porque nunca nadie dijo que vio algún rehén».Para él, al igual que para muchos israelíes, lo primero es la vuelta de los rehenes, como su hijo Eitan. Pero lo que ocurra luego ya se verá: «Creo que va a tardar mucho tiempo, pero mucho tiempo, hasta que yo vuelva a estar en el campamento de la paz. Obviamente no estoy en el campamento de la guerra. Pero, cuando yo vea del otro lado un movimiento que esté a favor de la paz con Israel, que hoy no existe del lado palestino, a lo mejor puedo volver«. Fuente: https://www.abc.es/internacional/rehen-hamas-liberada-cadaver-marido-sigue-gaza-20251004185841-nt.html
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