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Parana » AIM Digital
Fecha: 04/10/2025 16:03
En medio de la presión cambiaria y la volatilidad de los mercados, el ministro de Economía, Luis Caputo, viajó de urgencia a Washington para negociar un plan de rescate destinado a garantizar el pago de la deuda y frenar la corrida. La expectativa por un anuncio inminente impulsó a los bonos argentinos, que registraron subas de hasta cinco por ciento en la última jornada. El paquete de ayuda, que se negocia con el Tesoro estadounidense y el Fondo Monetario Internacional (FMI), busca darle a la Argentina un respaldo financiero inmediato que asegure a los acreedores el cumplimiento de los próximos vencimientos en dólares. Dos alternativas en la mesa Durante las últimas horas surgieron versiones encontradas sobre los detalles del esquema. Sin embargo, dos opciones concentran las negociaciones: Opción 1: Que el Tesoro de Estados Unidos actúe como garante de una nueva emisión de deuda argentina, por un monto equivalente a los vencimientos en dólares del próximo año. Se trataría de un mecanismo similar al Plan Brady de los años 90, cuando la garantía norteamericana permitió reestructurar deudas de países latinoamericanos y recuperar la confianza de los mercados. Opción 2: Acceder a una línea de garantía de unos 5.000 millones de dólares del Fondo de Estabilización Cambiaria (ESF) del Tesoro estadounidense. Con esa garantía, el Gobierno podría negociar un préstamo sindicado con bancos internacionales y utilizar esos recursos para recomprar bonos con vencimientos en 2026 y 2027, reduciendo presiones futuras. Esta alternativa es la que, por ahora, parece tener mayores probabilidades de concretarse. Participación del FMI y “alquimia financiera” El FMI también juega un rol clave en la negociación. La directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva, confirmó conversaciones avanzadas con el Tesoro norteamericano para coordinar un paquete de apoyo financiero que incluiría el uso de los Derechos Especiales de Giro (DEG) que Estados Unidos posee. El mecanismo para liberar esos fondos implicaría una compleja operación entre el Tesoro y la Reserva Federal: la emisión de Certificados de DEG que serían adquiridos con dólares por la Fed, convirtiéndose en activos del Fondo de Estabilización Cambiaria. Se trata de una “alquimia financiera” reservada para situaciones excepcionales, que requeriría además la aprobación del Congreso estadounidense si se quisiera extender los plazos de financiamiento más allá de 12 meses. Negociaciones contrarreloj La misión de Caputo es decisiva: asegurar un esquema que provea divisas líquidas y creíbles para cubrir los próximos compromisos externos, en un contexto de reservas escasas y creciente tensión cambiaria. El diseño final del plan y sus condiciones se negociarán a contrarreloj este fin de semana en Washington, con la mirada atenta de los mercados internacionales.
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