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Concordia » Hora Digital
Fecha: 04/10/2025 05:21
Ricardo Juncos la pegó con el sueño americano. Se rajó a principios de 2002, en plena crisis, la peor de Argentina. Cayó en Estados Unidos con 400 mangos que le prestó la abuela y de laburar en una carpintería, armó su propio equipo de karting. Sabía que la tenía jodida para seguir corriendo, pero a los 27, se hizo un camino y hoy es dueño de una escudería en la IndyCar, la segunda categoría de monopostos más grosa después de la Fórmula 1. Juncos se re jugó con Agustín Canapino y en 2023 y 2024 la gente flasheó con él acá. Fue el primer argentino en correr las 500 Millas de Indianápolis en 83 años, ¡mirá vos! Todos hablaban de óvalos, las redes estallaron en cada carrera y la popularidad del campeón de autos con techo explotó. Pero en agosto del año pasado se pinchó esa sociedad. Pasaron trece meses e Infobae charló con el team-manager de San Fernando, que tiró la posta de todo. La juntada fue en el Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires Oscar y Juan Gálvez, en el marco de los 200 Kilómetros del TC 2000. El finde pasado su hijo, Leandro, el ex futbolista, arrancó como piloto y corre en la GB3 de Inglaterra (una Fórmula 3 con DRS). Recién debutó en autos con techo y lo invitó Facundo Aldrighetti, con quien compartió un Chevrolet Tracker. Sobre eso, Ricardo cuenta que “es la primera vez en una pista argentina. Para él es una experiencia zarpada, jodida porque comparte auto y no es moco de pavo debutar así. No tiene ni idea de autos de turismo, tampoco del automovilismo en general. El TC 2000 es re diferente al auto de fórmula con tracción trasera. Él la tuvo clara con el objetivo: terminar la carrera (9°), no mandarse ninguna cagada, aprender y agarrar cancha. Acá el nivel siempre es picante”. Sobre el plan para la que viene, dice que “la idea es seguir en Inglaterra o algún otro lado de Europa, todavía no lo cerramos”. Este año su equipo fue levantando en la IndyCar y con Conor Daly (18° en el campeonato) terminaron entre los diez de adelante en cuatro de las últimas cinco carreras. Su compañero Sting Ray Robb, terminó 25° y su mejor resultado fue un noveno puesto. Del balance, Juncos larga que “estuvo bueno. Mejoramos una banda el tema de la guita con los sponsors que venían con los pilotos. Al final, era lo que precisábamos porque el año pasado fue un quilombo en ese aspecto y este año nos acomodamos”. No solo levantaron con la guita sino que también “técnicamente mejoramos un montón. De hecho, se notó en las 500 Millas y en otras carreras que posta estábamos peleando adelante y con chances de ganarla. Después, siempre por una cosa u otra, mala leche como en una de las carreras con bandera amarilla (neutralización) con Connor (Daly), que veníamos para pelear el podio sí o sí y la perdimos justo con la bandera amarilla en el momento que no iba. Eso pasa una banda en Estados Unidos, sobre todo en óvalos cortitos donde cada vez que parás, perdés dos vueltas. Pero más allá de eso, creo que siempre la hicimos valer en todas las pistas y para el año que viene es simplemente seguir por esta línea técnica que traemos”. Todavía no tienen a los pilotos para 2026, pero tira que “falta un par de semanas más para ver si cerramos quiénes van a ser y los papeles legales”. Uno de los nombres que se barajó es el de otro argentino, Nicolás Varrone, que corre en el Campeonato Mundial de Endurance con un Porsche 963 del equipo Proton Competición y está viendo si entra a la Fórmula 2 para 2026. Si no se da, como es piloto oficial de General Motors, tendría el apoyo para correr en la IndyCar en algún equipo que use motores Chevrolet, como el de Juncos, ponele. Ricardo suelta que hubo charlas: “Estuvimos hablando, pero todavía no hay nada cerrado. Sí, estuvimos viendo la chance de que por ahí pueda probar un IndyCar. Las pruebas están re limitadas por reglamento en la categoría, así que todavía está en veremos. No tengo idea de los planes de ellos (el grupo de Varrone), pero si pinta la chance de que Nico pueda probar y nosotros tenemos día de prueba libre, me encantaría probarlo”. Del pibe bonaerense de 25 años remarca que “habría que probarlo a Nico porque viene haciendo mucho GT (Gran Turismo) y carreras de Endurance (carreras de larga duración). Él tiene pasta, de eso no hay ninguna duda, y habría que ver cómo le calza el auto en la prueba y de ahí ver qué chances posta tenemos. Generalmente todo lo que hace es al ochenta por ciento porque nunca tenés el auto solo para vos, tenés que compartirlo con tu compañero. En ese sentido, la onda es distinta al IndyCar, que es un pura sangre solo para vos. Entonces, el piloto va llevando al ingeniero y al auto para su lado y se la juegan en detalles. El IndyCar está a un nivel zarpado en ese sentido, tiene una banda de variables el auto. Temas técnicos para cambiar de todos lados: amortiguadores libres, barras estabilizadoras libres, geometrías, tenés cien combinaciones de geometría”. También Juncos asegura que no está caída la chance de una posible carrera de la IndyCar en Argentina: “La fecha de México se cayó porque coincidía con partidos del Mundial. Yo sigo metiéndole al tema de la carrera acá, pero la joda ahora es que Fox compró un tercio de las acciones de Roger Penske, así que ya no es solo hablar con Penske, ahora es un quilombo donde Fox también mete la cuchara y hay que explicar todo. IndyCar tiene ganas de venir para Argentina y hay que ver qué onda con Fox”. De la patriada que se mandaron con Canapino, asegura que “para mí fue una etapa terrible. Intentamos lo imposible, porque era una locura lo miraras por donde lo miraras (NdR: Canapino nunca había corrido en Fórmula). En teoría no tenía ni pies ni cabeza. Lo hicimos con Agustín porque él se la re jugó, yo me la jugué en todos los sentidos, sobre todo la guita de nuestro lado. Fue una demencia y lamentablemente de Argentina nunca pudimos tener un apoyo, sobre todo en 2024 que fue el año más jodido para nosotros porque venía la tecnología híbrida en los autos y el costo de los equipos se multiplicaba por seis, y eso nos complicó una banda. No me arrepiento de una. Con Agustín hicimos una banda de cosas tremendas. Tuvimos mala leche, los resultados por ahí no salieron por una cosa u otra. Ya en 2023 estaba para ganar la carrera o pelear el podio, el toque con Callum (Ilott). Hubo situaciones injustas a mi modo de ver que le pasaron a Agustín en ese sentido, por ejemplo con Calum, y obvio, siempre estuve del lado de Agustín a morir. Siempre fue el piloto que yo elegía antes que a cualquiera. Se hizo hasta donde dio, el equipo no es cien por ciento mío, tengo un socio al que le voy a estar agradecido siempre porque es el que puso la guita con los ojos cerrados, confió en mí, confió en Agustín y siempre le voy a estar agradecido. Lamentablemente, por ahí los resultados no se dieron. Hubiera estado bueno seguir con todo lo que la gente sabe, lo que la gente esperaba, yo también, y bueno, se hizo lo que se pudo y para mí fue una etapa bárbara”. Sobre la salida de Canapino, es categórico: nada que ver con Héctor Martínez Sosa, el ex sponsor principal de Agustín, que es broker de seguros y está metido en una causa judicial desde mitad del año pasado. “No, nada que ver con eso, Agustín ya lo aclaró. Sé que (Martínez Sosa) es un tipo re importante para Agustín, más que nada en lo personal por la amistad que tienen. No hubo ni hay relación de Martínez Sosa con el equipo. Pero el vínculo con Agustín no tiene absolutamente nada que ver con lo que pasó. Los motivos, como siempre dije, son varios, no es uno solo y hay un montón de cuestiones legales que nos atan de manos para poder explicar por qué. Sé que la gente precisa saber eso y como no se sabe, a mí me crucifican. Yo tengo compromisos legales que voy a respetar siempre. Como digo siempre, pude elegir al piloto que quería de todo el planeta y lo elegí a Agustín. Lo hicimos en IMSA (24 Horas de Daytona de 2019), lo volvería a hacer, creo que él lo reconoce y lo dijo siempre públicamente”. Asegura que la puerta está abierta para una vuelta de Canapino: “Totalmente. Incluso me preguntaron si podría correr las 500 Millas de nuevo y sería tremendo. Quedó la espina porque veníamos bien en 2024 y él hizo de todo para ganar esa carrera. Nosotros ahora mejoramos todavía más y lo comprobamos con Conor Daly. Con el equipo ya le agarramos la mano al óvalo en serio para pelear la carrera. Con la experiencia que Agustín tuvo esos dos años, sería un combo de la hostia para poder intentarlo. Pero es como todo, la guita tiene que salir de algún lado y no puedo ser yo solo el que la consiga. Obvio que lo voy a seguir intentando”. Y plantea lo jodido de que Canapino pueda correr las 500 Millas de Indianápolis de 2026: “Por lo menos hay que empezar a laburar un año antes para tener el equipo bien armado. Para 2026 tendríamos que armar un auto más, conseguir a la gente, tener todo aceitado, para que por meter un tercer auto no se nos caigan los dos titulares de toda la temporada. Pero eso se puede hacer con tiempo, lo que no podemos es hacerlo a las apuradas y que salga todo como el traste, porque eso no le sirve a nadie. Pero apuro no hay, porque hoy siguen corriendo con 50 años Takuma Sato o Hélio Castroneves y la performance está en el óvalo de las 500 Millas, donde le agarrás la mano o no le agarrás. Agustín demostró que la tiene clara. Habría que tomar la decisión, ver cómo la encaramos y darle para adelante. Pero es todo un proyecto que primero tienen que darse las condiciones, laburarlo con paciencia y de forma piola”.
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