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» Diario Cordoba
Fecha: 03/10/2025 13:32
José Manuel Belmonte (Córdoba, 1964) se siente un torero con ese apellido. Este jueves ha hecho el paseíllo en Madrid, acompañado por una selección de sus esculturas más importantes. "Llegar aquí y torear en Casa de Vacas, quizás la sala más emblemática de la Comunidad de Madrid, donde han expuesto los más grandes, es como cruzar la Puerta Grande de Las Ventas", comparaba durante una entrevista telefónica concedida a Diario CÓRDOBA desde el callejón de la plaza. - Faltan pocos minutos para saltar al ruedo. ¿Tiene miedo? -Me está dando hasta un poco de vértigo. El otro día embalando en mi taller, me di cuenta que no había perdido ni un minuto de mi vida a ver la dimensión de mi obra. -¿Qué significa para usted presentarse en el Parque del Retiro de Madrid con esta muestra retrospectiva de 60 piezas? -Imagínate, para mí es un orgullo. Aquí está la parte más personal, no está ni la obra pública ni los encargos particulares. La directora de sala me decía el otro día que va a ser un antes y un después en mi carrera y yo pienso que va a ser así. Un espaldarazo y un peldaño más que subir en mi pasión, que es el arte. -Su carrera ya había alcanzado ciertas cimas. ¿En qué sentido puede seguir creciendo? -En Córdoba y provincia soy muy conocido, e incluso muy querido; a nivel nacional e internacional también soy muy reconocido en el mundo artístico, pero esta exposición me permite exhibir mi obra y que me descubra el gran público. Al Centro Cultural Casa de Vacas, pueden venir 3.000 personas en un día. Yo he estado toda mi vida encerrado en el taller y venir aquí con 60 obras, unos 30 relieves y 30 esculturas, algunas de tamaño natural y otras de hasta tres metros y medio..., creo que puede darme a conocer entre la gente y eso es importantísimo. -¿Cómo se transportan 60 obras con esos tamaños hasta Madrid? -Es muy complicado. Lo primero de todo, me gustaría agradecer al Imdeec, porque gracias a ellos conseguimos una subvención de la línea ESAL con la que hemos podido financiar esta exposición. Ha sido un trabajo bastante largo: llevamos dos años dándole forma a esta exposición y al tema del diseño, y estas dos últimas semanas, imagínate, ha sido un trabajazo embalando obra por obra y las peanas, cargarlas en el camión, desmontarlas, desembalar y montar la exposición en la sala. Es lo más tedioso, pero eso lo conlleva la profesión y luego lo merece la recompensa. Cuarenta años de escultura de Belmonte / -Nos falta una obra de Belmonte en la Semana Santa de Córdoba. -Bueno, yo soy un escultor más profano. Además, tengo una cierta dignidad profesional, y yo creo para hacer imaginería hay que sentirla. Aparte de las connotaciones religiosas, es un estilo absolutamente distinto en el que yo no puedo desarrollarme ni hablar de mi vida o de los temas sociales que he tratado en mis esculturas, como el Alzhéimer o el cáncer. Es un mundo en el que empecé haciendo cosas, hasta que descubrí que lo mío era buscar más la creatividad dentro de la figuración contemporánea. -¿Cree que le hubiera dado más notoriedad? -No lo sé. Mucha gente me lo ha dicho, que, tal y como trabajo la anatomía humana sería un imaginero a tener en cuenta, pero soy honesto conmigo mismo y es una cosa que no me siento cómodo. La admiro profundamente y la parte estética de la Semana Santa me atrae muhchísimo, pero yo me desenvuelvo en otro mundo. -¿Está trabajando en algún otro proyecto que podamos saber? -Ahora mismo tengo la cabeza frenada. Voy por etapas y ahora mismo es Casa de Vacas, que estará hasta el 26 de octubre. Por supuesto, tengo proyectos en cartera de obra pública y encargos, que son los que me dan esa solvencia económica que luego empleo en mi obra personal. Ésa es la dualidad que he llevado siempre. -¿Qué sueño le queda por cumplir a Belmonte? -Tengo muchos, pero no me atrevo a soñar que después viene la frustración. Soy de los que piensan que la vida le va llevando a un camino, y no sé ni donde ni cómo terminaré, pero lo que sí tengo claro es que el arte me sirve para desarrollarme como persona y gracias él soy más libre y más tolerante. Aún me quedan por lo menos otros diez años de trayectoria.
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