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  • Pilar Gamboa: “Mi mamá estaba preocupada porque no sabía de qué iba a vivir”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 28/09/2025 04:42

    María Laura Santillán Con Pilar Gamboa Tiene un talento descomunal. Es una actriz que se destaca y sobresale en cada uno de sus personajes, que siempre marca una diferencia. Hoy la vemos simultáneamente en tres series muy exitosas, protagoniza “Viudas negras” con Malena Pichot, es parte de “División Palermo”, y participa en “Envidiosa”, en poco presenta la tercera temporada. Además, se acaba de estrenar la obra de teatro “Las hijas” donde también se distingue. Pilar desciende de vascos y se nota, en sus gestos medidos, en su timidez, en su prepotencia de trabajo. Tiene 45 años y una historia enorme, de cine, de teatro, de novelas, de series. Desde hace muchos años participa en dos grupos autogestivos con amigos actores, Piel de Lava y El Silencio. Es la dueña de un nombre rutilante para las marquesinas, de figura estelar: Pilar Gamboa. Apenas dos sílabas para el nombre y dos sílabas para el apellido, corto, potente, para no olvidar. – ¿Te gusta tu nombre? – Sí, me encanta. Mi mamá era española, vasca en realidad, y la crió una tía que se llamaba Pilar. Sí, me gusta. Cuando era chiquita lo sufría un poco más porque no había muchas Pilares. – Era nombre de tía. – Claro, era un nombre de señora. Me decían, ¿cómo te llamás? “Valeria”, mentía, “Natalia”. Siempre mentía con los nombres de moda de ese momento, pero después ya me amigué y me gusta mucho el nombre. Me representa, siento. – Decidiste estudiar la carrera en el Conservatorio de Arte Dramático y tener un título universitario, un mandato familiar pero con vocación. Y no entraste. – Sí, me rebotaron. Yo vengo de una familia clase media absoluta, con consumos culturales, un padre melómano, pero trabajadores de otras cosas, oficinistas. Pero siempre se consumía arte en mi casa, siempre había libros, siempre música. – ¿Por qué elegiste en ese momento ser actriz y dar ese ingreso? – Me gustaba mucho. Nunca había actuado, no soy una actriz desde chiquitita. Era más bien tímida de pequeña. En mi familia, en ese momento, un título universitario era lo que había que lograr de alguna manera. – ¿Sabés por qué rebotaste? – Te hacían cantar, y no canto tan bien. Te hacían bailar danzas autóctonas, tipo folclore. – ¿De qué año hablamos? – 98, 99. Para hacer el ingreso te preparan, tenés que ir unas semanas antes y tenías que preparar un texto. El sistema era terrible porque tenías que ir a buscar una lista a ver si estabas o no, evidentemente no estaba. Raro, porque, ¿cómo se juzga eso? ¿Con qué parámetros? Si me juzgaron por lo que canté y por mi danza seguramente hicieron bien en rebotarme. – Después volviste a la universidad y entraste a Artes Combinadas. – En ese momento me deprimí un montón, porque yo no sabía dónde se estudiaba teatro. Para mí teatro se estudiaba en la Escuela de Arte Dramático, no había otro lugar, en el IUNA. Y mi hermana en su momento me dijo: en el Rojas. El Rojas estaba en un momento de mucha ebullición, entrando al 2000. Era un lugar donde pasaban un montón de cosas. Me dijo: ahí están dando iniciación teatral, anotate, no te deprimas, no te deprimas. Me anoté en el Rojas en Iniciación Teatral, tuve la suerte de que me tocó un docente muy espectacular, Cristian Drut. Y dije ok, esto es lo que quiero hacer. Pero eso no era un título universitario, entonces hice Arte Combinadas en Filosofía y Letras. Yo ya laburaba de otras cosas. "En mi familia, en ese momento, un título universitario era lo que había que lograr de alguna manera", recordó Pilar Gamboa (Fotos de Jaime Olivos) – ¿Terminaste? – No terminé porque después me pasé a Letras. Hice dos años de Letras con orientación en Letras clásicas y después empecé a actuar, actuar, actuar. Y ya no podía estudiar porque laburaba para mantenerme, iba a la facultad y ensayaba. – Tenés un backup grande de todos esos años – Sí, enorme. Además fantaseo con terminarla en algún momento de la vida. Voy a tener que rendir todo de nuevo porque me deben haber vencido las materias. Me fascina la literatura, siempre Letras fue una especie de faro a seguir, me gustaría terminarla. “ERA MUY HISTRIÓNICA, ERA BUENA IMITADORA. RECUERDO DESDE PEQUEÑA LO ADICTIVO QUE ME PARECÍA HACER REÍR” – Tus viejos no se dedicaban a esto. ¿Tenías esas características del futuro niño actor? – No, pero era muy histriónica, graciosa. Era buena imitadora, me pedían imitaciones. – ¿Quiénes? – Mis papás me pedían, yo imitaba a un tío mío y me decían: hacelo de nuevo. Y todos lloraban de risa. Yo recuerdo ese momento de hacer reír. Mi tío Enrique era particular, un tío muy carismático. Siempre imitadora, de ver a alguien un rato y después sacarlo enseguidita. De poder encontrar la esencia de las personas. Sí recuerdo de pequeña como lo adictivo que me parecía hacer reír. Cuando alguien se reía de lo que yo hacía yo decía: esto es espectacular. Pero era más tímida. De hecho, cuando mi vieja decía, “hacé a tal”, para que se riera otra persona, me daba timidez. “EL HUMOR PARA MÍ ES LA ÚNICA MANERA DE SOBREVIVIR EN ESTE MUNDO Y SOY LA QUE HACE CHISTES” – ¿De grande animás fiestas y reuniones? ¿Estás en un grupo y te ponés a hacer tus gracias? – El humor para mí es la única manera de sobrevivir en este mundo, soy la que hace los chistes, ese lugar lo tengo, es verdad. Pero laburo tanto de actriz que estoy… – Podrida. – Ya no puedo. Pero sí soy una persona que ve el mundo con humor. Eso sí, es mi carta. – Lamothe me dijo que lo que más le gusta, que lo mejor de la vida, es hacer reír. Lo hace muy feliz. – Sí, a mí también me hace muy feliz. ¿Será por eso que somos tan amigos con Lamothe? Yo también escribo con las Piel de lava, mi grupo de teatro, y pensar la manera de la reflexión a través del humor es un lugar para mí tan interesante. Me pasa en la vida, profundizar y llegar al hueso desde el humor me resulta más afín que desde lo más solemne. Me da mucha vergüenza cuando alguien se pone solemne por algo. No puedo con esa energía, tiendo a reír como carta de escape también. – Te veo cara de cansada y pienso, claro, tiene dos niños pequeños. – Y tengo 45 también. "Me pasa en la vida, profundizar y llegar al hueso desde el humor me resulta más afín que desde lo más solemne", afirmó Pilar Gamboa – ¿Y a los 45 se tiene cara de cansada? – No, pero yo trabajo mucho y tengo dos hijos, Anita de tres y Manu de cinco. La gente me dice mucho que tengo cara de cansada y digo ¿será que estoy más grande? También puede ser. – Dos niños pequeños es mucha demanda. – Sí, sí, mucha demanda. Porque los tuve grandes también, a los 40 y a los 42. Madre añosa me dijeron. A partir de los 35 ya sos madre añosa para la ciencia. “NO PODÉS DECIR ‘NO VOY PORQUE MI HIJA TIENE FIEBRE’, ESTÁ LA FUNCIÓN VENDIDA. ESOS MOMENTOS SIGUEN SIENDO DRAMÁTICOS PARA MÍ” – La señora grande criando a sus hijos. – Una madre trabajadora que cría y sí, me canso, la verdad que sí. Es cansador criar y además trabajo mucho. Y lidio con la culpa de salir a trabajar. Nosotros tenemos un trabajo… No podés decir ‘no voy’ porque mi hija tiene fiebre. No, está la función vendida y tenés que ir. Esos momentos siguen siendo dramáticos para mí. Tener que ir a filmar y un hijo enfermo es lo peor que me puede pasar. Pero a la vez también pienso que se están criando con una madre deseante. Mi vieja era muy trabajadora, pero no trabajaba de lo que le gustaba. – ¿Hay algo mejor que trabajar de lo que a uno le gusta? – No, creo que no. Creo que es la constelación perfecta, es lo mejor del mundo. Por eso a veces, cuando me agarra mucha culpa digo “ellos me están viendo hacer lo que me gusta”. Y eso puede ser un un lindo motor para ellos. “LA MATERNIDAD Y LA CULPA VAN DE LA MANO” – El tema de la culpa no tiene solución. – No, la maternidad y la culpa van de la mano. Es así. – Te dicen andá a terapia pero no cambia nada. – Vas haciendo lo mejor que podés, creando gente empática. O por lo menos ese es mi horizonte, que sean empáticos, – ¿Cómo hacés con los horarios? – Y… malabares. Está mi novio, así le digo yo todavía porque no hay papeles, sigue siendo mi novio pero es el padre de mis hijos. Es un compañero muy espectacular porque me admira, porque le gusta que trabaje y se queda mucho con los chicos, él también labura. Y tenemos a Yami, que es la niñera que los cuida desde que son muy chiquititos que ya es parte de mi familia. Mi mano derecha, mi amor, mi cómplice y todo. Yamila Platón la amo, me ayuda a criarlos con un amor… "Es cansador criar y además trabajo mucho. Y lidio con la culpa de salir a trabajar", aseguró Pilar Gamboa – La casa se llena de gente cuando uno tiene hijos, la familia que va y viene. - Sí, pero eso es lindo, a mí me gusta eso de la infancia. Además los niños te obligan a estar en el presente. El otro día pensaba que actuar es estar muy en el presente. Sabés la partitura, pero tenés que hacerle creer a los que vienen a verte que vos no sabés esa partitura y la única manera de engañar es estar en el presente puro de la actuación. Y la crianza es un poco así. Cuando mis hijos se dan cuenta de que estoy jugando pero que estoy con la cabeza en otro lado, me llaman al orden. “Estabas pintando de amarillo, ¿por qué agarraste el naranja? La exigencia de estar en el presente en la crianza es como una bandera general para vivir la vida. - A mí me daba culpa estar intentando concentrarme y pensar en otra cosa. – Sí, sobre todo con los niños. Más en este mundo de hiper productividad, estás acá pero también tenés el celular y también te olvidaste de contestar… “LIDIO TODO EL TIEMPO CON LA MANERA DE CÓMO MANEJAR EL TIEMPO” "Cuando mis hijos se dan cuenta de que estoy jugando pero que estoy con la cabeza en otro lado, me llaman al orden", contó Pilar Gamboa en entrevista con María Laura Santillán – Y que se note el mal humor. – El cansancio, el mal humor, es todo un trabajo. Intento dejar el teléfono si estoy en mi casa, pero no es tan fácil tampoco en este mundo en el que vivimos, es muy exigente la respuesta en lo inmediato. “Contestá ahora”, “ya te mandé un mensaje”, “no contestaste”. ¡Paren, paren, paren! Me vuelvo loca. Y mis hijos también son muy demandantes porque son chiquitos. Lidio todo el tiempo con esa manera de cómo manejar el tiempo. – Todo es ahora. – Todo hay que contestarlo ya, ahora. No, lo único ahora son las preguntas de estos niños. Es un retrabajo, porque todos dicen que no es cantidad de tiempo es calidad de tiempo. Yo estoy de acuerdo con eso, pero te da culpa no tener cantidad, te da culpa la mala calidad, todo te da culpa. “VUELVO DEL TEATRO Y SIENTO QUE SOY MEJOR MADRE AL DÍA SIGUIENTE” – ¿Cómo hay gente que se puede quedar todo el tiempo criando? Me provoca mucha envidia, yo hubiera sido una persona muy malhumorada si no hubiera trabajado. – Yo también, yo no podría. Yo vuelvo del teatro y siento que soy mejor madre al día siguiente. Me genera después algo que es mejor para mí. MARÍA LAURA SANTILLÁN CON PILAR GAMBOA: “YO VUELVO DEL TEATRO Y SIENTO QUE SOY MEJOR MADRE” “NO VA A PASAR UN AÑO SIN QUE YO HAGA UNA OBRA DE TEATRO. HASTA QUE PUEDA VOY A ESTAR SIEMPRE ACTUANDO” – ¿Sos mejor porque hacés lo que más te gusta? – Sí, la verdad que sí. Me ilumina, me prendo fuego, me parece alucinante actuar. Pase lo que pase no va a pasar un año sin que yo haga una obra de teatro. Hasta que pueda voy a estar siempre actuando. Aunque no me llamen la voy a producir, la voy a armar, la voy a escribir. Por eso también tengo estos grupos de trabajo desde muy pequeña. A las Piel de Lava las conocí a los 20 años en grupos de formación actoral. “¿Qué hacemos? ¿Una banda de rock? Hacíamos teatro pero en ese momento todos nuestros amigos tenían bandas de rock. Dijimos “hagamos una banda de teatro”. La armamos, la sostuvimos y hace 21 años que escribimos, actuamos, dirigimos. Es una usina para nosotras y un laboratorio de experimentación, hacemos nuestras obras y nos va re bien. Tener esos lugares de pertenencia y esas pandillas de amigos con las que compartís el mundo y la mirada sobre el mundo es un alivio... – Hay otro grupo, la compañía “El silencio”. – Con Romina Paula, Esteban, Susana Pampín y Lamothe. A Lamothe lo conozco desde los 19 años, nos conocimos y empezamos a armar grupos de teatro. Nos juntábamos, ensayábamos, producíamos y estrenábamos. – Hay un montón de chats en tu teléfono entonces. – Ufff, ni te digo. Más los papis y mamis, no sabés lo que es. "Pase lo que pase no va a pasar un año sin que yo haga una obra de teatro", expresó Pilar Gamboa “YO ME DABA CUENTA QUE MI MAMÁ ESTABA PREOCUPADA PORQUE NO SABÍA DE QUÉ IBA A VIVIR” - Hay un chat además de la obra de teatro “Las hijas”. Y las tres series, “Viudas negras”, “División Palermo” y “Envidiosa”. - Sí, es todo alegre. Se estrenó todo junto. Me siento privilegiada, qué suerte, porque me acuerdo cuando decidí que quería ser actriz, siempre me apoyaron mucho mi mamá, mi papá. Siempre el arte en mi casa tuvo un lugar especial, pero yo me daba cuenta que mi mamá estaba preocupada, de qué iba a vivir. Yo le dije un día “vos no te preocupes que a mí me va a ir bien”. Y ella dijo “sí, está bien, yo digo estudiar otra cosa por las dudas”. Una española trabajadora, sacrificada. Cuando gané el primer sueldo de actriz no lo podía creer, me acuerdo de la emoción de mi mamá, “¡vos me lo dijiste, vos me lo dijiste!” MARÍA LAURA SANTILLÁN CON PILAR GAMBOA - “MI MAMÁ ESTABA PREOCUPADA PORQUE NO SABÍA DE QUÉ IBA A VIVIR” – Quiero saber cómo fue tu trabajo en YPF Serviclub. ¿Cuántos años tenías? – Tenía 21, 22. ¿Viste la tarjeta? Es una tarjeta de puntos. En ese momento era Repsol, la empresa estaba en Diagonal Norte y Esmeralda y había un stand donde estaban todos los productos del catálogo. Cargás nafta, te cargan puntos y yo entregaba los premios. Eso fue un semillero de anécdotas, de ver personajes impresionantes que hacían colas de dos horas por un blister de pilas. Y cuando no había… Las indignaciones, “llamá a la supervisora”... UNO ME DIJO: ‘¿PODÉS LLAMAR A ALGUIEN QUE GANE UN POCO MÁS QUE VOS?’ – ¿Por qué se enojaban? – Porque no había cosas del catálogo, venían a buscar la licuadora ponele. Me acuerdo de uno que me dijo: “¿podés llamar a alguien que cobre un poco más que vos?” Y yo me tenté, me pareció impresionante y dije: “toda la empresa cobra más que yo ¿A quién querés que llame?” Me hizo tanta gracia el ninguneo que me acuerdo el ataque de risa que me agarró. – ¿La gente los trataba bien? – La atención al público siempre es muy hostil, hay gente muy amorosa y gente muy horrible como en la vida misma, como en la calle. Me gritaba, se ponían nerviosos porque no había licuadora. Una señora que reía y decía: no me podés decir que no está la licuadora. MARÍA LAURA SANTILLÁN CON PILAR GAMBOA Y SU TRABAJO EN YPF SERVICLUB: “YO ENTREGABA LOS PREMIOS DE LA TARJETA, SE PONÍAN NERVIOSOS ‘¿PODÉS LLAMAR A ALGUIEN QUE COBRE MÁS QUE VOS? ’ – ¿Miedo no te dio nunca? – No, miedo no. Yo trabajaba de 8 a 14, un laburo en blanco, con vacaciones, aguinaldo, era un laburo que me servía para ir a la facultad, me servía para ensayar. Me vino bien en un momento de la vida. En la última etapa cuando sonaba el despertador me largaba a llorar, no quería ir a trabajar. Me había empezado a ir bien en la actuación, no ganaba guita pero había encontrado el lugar en el mundo donde solo quería estar, pensando una obra, ensayando. – Debe haber diez mil anécdotas. ¿Más mujeres o más hombres? – Más hombres. Porque la tarjeta de puntos de la nafta es de los chabones. – “Y yo me merezco este premio”. – Sí, te tocaban los camioneros que tenían un montón de premios. Estaban sacando premios todo el día, tenían muchos puntos. – Tenía 30 licuadoras cada uno. – Sí, se llevaban, se llevaban, se llevaban. Fue una época en que la que ya vivía sola, me tenía que pagar un alquiler. Me servía ese laburo. – Tuviste que preparar a Sofía Vega, la Guardia Urbana de División Palermo, que está en silla de ruedas. ¿Cómo armaste eso? – Santi Korovsky es un artista muy genial, cuando tenés un director, guionista y amigo que pensó un personaje… Era un personaje que ya estaba en silla de ruedas. – ¿Se aprende a andar en silla de ruedas? – Conocí a Lucrecia Gómez, una escritora cordobesa impresionante que está en silla de ruedas y en la primera temporada me coacheó a full. Yo estaba con la silla manual, pero en la segunda temporada ya tengo la eléctrica que es mucho más fácil. Con la manual tenía que subir cordones, bajar, ensayamos un montón, me he reído tanto con Lucrecia, fue muy divertido el proceso. Yo estaba embarazada de Anita, con un bombo, cuando terminamos de filmar “División Palermo” a los veinte días nació Anita. Tenía unas remeras gigantes y estaba sentada en la silla, entonces no se notaba. Esta ciudad, que no es de las más difíciles del mundo, es muy difícil para una persona con movilidad reducida, lo veo ahora desde hice el personaje y que llevo a mis hijos con el cochecito. "Yo estaba embarazada de Anita, con un bombo, cuando terminamos de filmar “División Palermo” a los veinte días nació Anita", reveló Pilar Gamboa – La ley de emergencia en discapacidad no se aplica. – Muy fuerte todo lo que está pasando. Es muy difícil sostenerse en un mundo cuando no sos parte de la norma. ¿Más difícil? Me resulta muy desolador. – En la serie tenés un montón de compañeros con capacidades diferentes atravesado también por esta realidad. – Sí, y con la angustia que eso conlleva, pero con el aprendizaje también. La serie tiene algo muy bueno, lo distinto es que se ríe de lo normal. Estábamos acostumbrados al humor de los noventa, si aparecía alguien de talla baja era bullyneado. Y esto es al revés, la discapacidad se ríe de lo supuestamente normal, de lo aparatos que somos los supuestos normales al hablar con alguien, por ejemplo, de talla baja. Hernán Cuevas decía: me hablan como si yo fuera un nene. – La serie nos deja a todos en ridículo. – Para mí ése es el gol de la serie, que pone en ridículo la normalidad. – Estás protagonizando la obra de teatro “Las hijas” que se acaba de estrenar. – Cuando me llamó Adrián para hacer la obra, yo primero dudé por la cantidad de noches ocupadas. – ¿Vos sos de las que dicen que no porque tenés siempre muchas cosas que hacer? – No, soy de las que dice que no por mis hijos. Ocupados jueves, viernes, sábado, domingo, son un montón de noches. Es el baño, dormirlos, el cuento. Me decía “pensalo” Adrián, yo me imagino que tenés que ser vos, “las que tengo en la mente son Soledad Villamil y Julieta Díaz”, me entusiasmó. Me entusiasmaba mucho que fuera una dramaturga contemporánea, joven, Ariadna Asturzi. Leímos la obra y me fue muy difícil decir que no. Si armo una logística familiar … Al final estoy re contenta de haber dicho que sí, porque yo nunca había hecho teatro comercial. Hice muchas funciones de “Petróleo” en el San Martín y “La terquedad” en el Cervantes, tengo la experiencia de hacer mucho teatro. Pero esto tenía otro plus, no había trabajado ni con Sole ni con Juli, me interesaba y lo fuimos armando. Ensayamos fuertemente durante casi 7 semanas y uno va entendiendo ahora la obra junto con el público. A mí me emociona el teatro, me parece de las artes la más linda de todas porque tiene la adrenalina del vivo. Nadie puede decir “corte”, se sale hasta el final. Tiene algo para mí muy potente, casi de la infancia, de contar un cuento en vivo, en el momento. Nos estamos divirtiendo mucho y también la seguimos buscando, la seguimos, la seguimos. Estamos en un momento re lindo de la obra y además está viniendo un montón de gente. Es espectacular lo que está pasando. "A mí me emociona el teatro, me parece de las artes la más linda de todas porque tiene la adrenalina del vivo", explicó Pilar Gamboa (Fotos de Jaime Olivos) – Pensaba en tus chicos. Si yo te veo por todos lados, seguramente ellos también. Aunque no sé cuánto miran en las plataformas. – Ellos no ven plataformas pero me ven en todos lados. En los afiches de la calle en un momento era: “ahí está mamá”. Tomábamos el tren: “ahí está mamá”, era un afiche de “Viudas negras” gigante. Nos bajamos en otra estación y estaba yo con “División Palermo”, “ahí también está mamá”. Estaba la ciudad empapelada con las dos series al mismo tiempo. Todavía son chiquitos, Manu, que tiene cinco, ya empezó a entender un poco más, yo los llevo al teatro pero no me vieron actuar en el escenario con público. – ¿Nunca les mostraste tu actuación en una serie? – Les mostré. Empecé a ver “Envidiosa” con Anita, era una escena en la que yo lloraba. Y Anita se largó a llorar. Dije, ay no, esto es un desastre. Empezó, “¿qué le pasa a mamá? ¿Mamá, qué te pasa?” Me miraba y miraba la tele. Dije: apaguemos. Son muy chiquitos y todavía no entienden la maniobra. Soy la mamá. – ¿Entienden que es un trabajo? – Entienden que yo trabajo de eso, pero les parece muy raro. Y la verdad es que es raro. De golpe, cuando alguien me habla en la calle o quiere una foto, Anita dice: “mami, ¿le gustó la serie? Sí, le digo, le gusta la serie y por eso quiere la foto. Algo de ese discurso ya le entró. Entiendo que sea raro porque es raro el trabajo que tiene la madre. – ¿No les molesta que se te acerquen y quieran fotos con la mamá? – Manu todo el tiempo dice: ¿conmigo no se quiere sacar? No entiende, siempre vamos todos a las fotos. “¿Yo no en la foto?” Es gracioso, muy divertido. – ¿En algún momento dormís? – Duermo poco. Todavía no duermo de corrido porque se despiertan, ya no sé lo que es dormir de corrido. Ahora además me despierto aunque ellos estén durmiendo, es como una pesadilla. Pero sí duermo, no es que no descanso. – Pronto te vas a ir de viaje. – Me voy de viaje con la obra “Sombras por supuesto” del grupo El silencio, estuve con Lamothe y le dije: Ay, Dios, en ese avión, ¡cómo voy a dormir! – ¿Solamente estás planeando dormir en el avión ida y vuelta? - ¡Y en el hotel! ¡En el hotel también! Voy a dormir un montón, pero a la vez extraño. ¿Entendés lo que te digo? Me despierto, la diferencia horaria. ¿Entraron al jardín? Es difícil. Pero eso te pasa siempre, toda la vida.

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