26/09/2025 04:49
26/09/2025 04:48
26/09/2025 04:48
26/09/2025 04:47
26/09/2025 04:47
26/09/2025 04:47
26/09/2025 04:47
26/09/2025 04:47
26/09/2025 04:47
26/09/2025 04:47
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 26/09/2025 02:55
Paul Newman una de las más notorias figuras del mundo del espectáculo. (Captura de video) Hace 17 años, en su casa de Westport, Connecticut, Estados Unidos, moría el actor, director, corredor de autos y empresario filántropo, Paul Newman, uno de los galanes más relevantes de la historia del cine. En la mañana del 26 de enero de 1925, una gruesa capa de nieve cubría la pequeña Renrock Road, en los suburbios de Cleveland Heights, Ohio. Art y Theresa Newman, atrapados por el hielo y el clima implacable, tomaron la decisión de que su segundo hijo, llamado Paul Leonard Newman, naciera en el calor del hogar familiar. Fue nominado varias veces para el premio Oscar: lo consiguió recién en 1986 por la película El Color del dinero (Captura de video) Así llegó al mundo quien sería conocido, décadas más tarde, como el dueño de “la mirada azul más intensa” vista en una pantalla de cine. Paul Newman fue el galán de una generación de actores estadounidenses. Quizá no haya sido el más talentoso. Pero la combinación de tenacidad, inteligencia y una presencia capaz de seducir al público durante décadas, forjó la leyenda del Newman que aún perdura. Paul Newman bromeaba y decía que cuando se graduó le habían dado el reconocimiento de “Magna cum Lager”, en alusión a la cerveza (Captura de video) Junto a esos atributos visibles, una faceta más privada lo distinguió: la predilección por las carreras de autos, que eran su pasión. Mientras acumulaba éxitos y halagos en Hollywood, sus intereses giraban en torno a la velocidad, las competencias deportivas y una vida marcada por ciertos excesos con el alcohol, reconocidos. Lejos de ocultarlo, llevó durante años con una cadena al cuello que llevaba un abridor de botellas. Su genética y su constancia en el ejercicio conservaron su físico aún frente a los hectolitros de alcohol que bebió durante sus 83 años de vida. Aficionado al automovilismo. Ingresó al Libro Guinness de los Récords cuando en 1995 ganó su categoría en las 24 horas de Daytona. Fue el ganador más viejo de una competición: tenía 70 años La lista de las películas que inmortalizaron el rostro y la voz de Paul Newman incluye títulos como El buscavidas, La leyenda del indomable, Hud, La gata sobre el tejado de zinc, Butch Cassidy, El golpe, Será Justicia, Ausencia de malicia, Ni un pelo de tonto o Camino a la perdición. Fue candidato nueve veces al premio Oscar y, aunque la estatuilla (le dieron dos honoríficas) solo llegó en 1986 con El color del dinero, su lugar en el Olimpo hollywoodense está asegurado para siempre. Pero Newman no sólo es recordado por su prestancia sino también por sus contribuciones sociales: la empresa Newman’s Own, creada por él, no solo llegó a ser exitosa en el rubro alimenticio, sino que funcionó como sostén económico para diversos campamentos de verano destinados a niños con cáncer, además de otras iniciativas filantrópicas en el área educativa destinadas —en sus propias palabras— a devolver a la sociedad “lo que de ella había recibido”. Paul Leonard Newman había nacido en enero de 1925 en el seno de una familia de comerciantes. No siguió el camino del negocio familiar para dedicarse a la actuación (Captura de video) En la faceta privada, Newman estuvo medio siglo en pareja con la actriz Joanne Woodward. Tuvieron tres hijas juntos y sumaron a su familia a los tres hijos que Newman había tenido en su matrimonio con Jackie Witte. Scott, el mayor de los hijos de Newman, murió a los 28 años de una sobredosis. El primer contacto entre Newman y Woodward se produjo en 1952, entre papeles descartados y audiciones fallidas. Lejos de un inicio romántico efusivo, la relación comenzó con una distancia y una cautela notorias. No fue sino a partir de la colaboración profesional, al compartir escenario en la obra Picnic en Broadway un año más tarde, que emergió el “rastro de lujuria” que, según palabras de Newman, los uniría. El actor Paul Newman durante el rodaje de la película "El golpe", de George Roy Hill, en la que comparte protagonismo con Robert Redford (EFE) El matrimonio se formalizó en 1958 y por supuesto, pasó por numerosas “tormentas” maritales: el alcoholismo de Newman —que experimentó altibajos hasta que Woodward amenazó con divorciarse, empujando al actor a dejar los licores fuertes y limitarse a la cerveza— junto con infidelidades explícitas por parte de él, provocaron serias crisis en distintos momentos. Superadas las etapas más ásperas del vínculo, la pareja consolidó una rutina digna de admiración ante los ojos de quienes conocían el trasfondo de la convivencia. Siguieron juntos hasta la muerte de Newman. En 2007, a Joanne Woodward le diagnosticaron alzhéimer, apenas nueve días antes de que los médicos informaran a Newman de la existencia de un cáncer que lo llevaría a la muerte. Desde entonces, Woodward, de 95 años, sigue viviendo en la casa familiar de Westport, Connecticut, rodeada por la protección de sus hijas y “a salvo de miradas ajenas”. El actor durante años llevó colgado un destapador de botellas (le gustaba la cerveza) en su cuello Roger Ebert fue crítico de cine del diario Chicago Sun-Times hasta su muerte. Ganó un premio Pulitzer debido a la distinción de sus críticas. Fue Ebert quien comparó a Paul Newman con Marlon Brando, otro de los grandes actores del siglo XX. “Al igual que Brando, Newman estudió el método. Al igual que Brando, Newman era lindo y tenía una pinta estupenda sin camisa. Ambos perfeccionaron su arte pero Newman se dedicó también a perfeccionar estudiar la vida. Después de haber comprobado lo que podía aportar, se dedicó a aprender de qué debía prescindir”. Alguna vez el propio Newman había dicho: “Me enfrento al hecho espantoso de que no sé nada. Siempre estoy ansioso por reconocer que no soy lo suficientemente bueno”. El rigor y disciplina que destilaba su accionar laboral, en contraste con la deriva errática de otros astros de la época, consolidaron una reputación de dedicación. El nacimiento de ese compromiso profesional se remonta a fines de los años cincuenta, cuando Newman emergió como una estrella a pleno derecho y asumió el mandato personal e inquebrantable de hacer únicamente “buenas películas”. Paul Newman y Joanne Woodward estuvieron en pareja entre 1958 la muerte del actor. Tuvieron tres hijas Eso se mantuvo siempre: su olfato para seleccionar proyectos en las últimas décadas le permitió mantener una presencia digna hasta el final; nunca cayó en la aceptación de roles de descarte ni expuso su imagen más allá del umbral aceptable, evitando así “arrastrarse” en la pantalla al envejecer. El destino original de Paul Leonard Newman distaba bastante de la actuación profesional. Su futuro debería haber transcurrido al frente del negocio familiar de artículos deportivos, junto con su hermano mayor, siguiendo los pasos de su padre. Paul Newman y su amigo Robert Redford en la película Butch Cassidy Pero el azar y lo que el actor llamó “suerte Newman” intervinieron para desviar ese camino. El primer contacto con la interpretación se produjo durante la adolescencia, a partir de su participación en representaciones teatrales escolares, aunque se vería interrumpido por su llamado al servicio militar en la aviación, experiencia de la que resultó ileso en más de una ocasión gracias, según decía, a su buena fortuna. La vocación volvió con fuerza tras el fin de la guerra. El ambiente universitario del Kenyon College sirvió de laboratorio para sus incipientes experimentos actorales, culminando con una licenciatura informalmente bautizada por él mismo como “Magna cum Lager” en alusión a las fiestas y el consumo de cerveza. La llegada a Nueva York, las primeras incursiones en la televisión y la inscripción en la legendaria escuela de interpretación Actors Studio marcaron el salto definitivo. De manera irónica, Newman acompañó a una amiga a una prueba para la escuela; a ella no la seleccionaron, pero él, a pesar de que él había ido de visita, mostró algo de que lo ofrecería con el paso del tiempo. Paul Newman desarrolló la marca "Newman´s own" y con las ganancias de la empresa hizo obras de bien El abordaje de la memoria y la intimidad en la vida de Paul Newman adquiere un matiz singular a través del frustrado intento de autobiografía. En 1986, el actor pidió a su amigo Stewart Stern que reuniese y entrevistara a colegas, amigos, familiares y al propio Newman, con el objetivo de recopilar insumos para una biografía completa. Durante esos años, la propuesta acumuló centenares de conversaciones grabadas, almacenadas en una cantidad abrumadora de casetes. La decisión de registrar minuciosamente tanto opiniones ajenas como autorreflexiones buscaba un relato sincero. En el año 1991, el actor —cansado del proceso— abandonó el proyecto y, ya en 1998, decidió destruir todos los casetes, provocando así la desaparición de los registros orales originales. Pese a esa destrucción deliberada, una parte crucial de la memoria logró subsistir. En un armario de la casa familiar, olvidados, quedaron cinco mil folios que contenían las transcripciones de las entrevistas y los testimonios recogidos por Stern. Esta documentación —que escapó a las purgas— terminó por convertirse en fuente principal para nuevas aproximaciones a la vida y personalidad de Newman. A partir de esos textos vieron la luz tanto el libro La extraordinaria vida de un hombre corriente, como la serie documental Las últimas estrellas de Hollywood, dirigida por Ethan Hawke y estrenada en 2022. Paul Newman fue padre de seis hijos. Murió a los 83 años (EFE) La incidencia de Paul Newman en la historia contemporánea de los Estados Unidos trasciende el marco del entretenimiento para situarse en la esfera de las convicciones políticas, la dirección cinematográfica y la gestión empresarial. El actor se posicionó como un demócrata de la vieja escuela, dando prioridad a la participación política y al debate público sobre cuestiones sustanciales del bien común. Su activismo no pasó inadvertido: el entonces presidente Richard Nixon lo incluyó, a principios de los años 70, en el decimonoveno puesto de la célebre lista presidencial de enemigos, una señal inequívoca del grado de compromiso y notoriedad que Newman había alcanzado en arena política nacional. Más allá de su perfil como actor, Newman dejó huella en ámbitos tan dispares como la dirección cinematográfica, la inversión y la gestión empresarial, así como la industria automovilística profesional. Su paso por la dirección de largometrajes, especialmente aquellos en los que Joanne Woodward tuvo protagonismo, lo mostró también del otro lado de la cámara. Paul Newman en 2006 cuando le prestó su voz a Duc Hudson, uno de los entrañables personajes de la película Cars La afición de Newman por el automovilismo lo llevó a integrar el reparto de voces de la película de dibujos animados Cars, cuando en 2006 le dio vida al auto/personaje llamado Doc Hudson. Eso sucedió dos años antes de que el 28 de septiembre de 2008 los ojos azules más bellos del cine se cerraran para siempre.
Ver noticia original