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  • Ascenso y caída del Gigante González: paso fugaz por la NBA, luchador profesional y la amarga despedida de un ídolo olvidado

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 24/09/2025 06:46

    Jorge González fue basquetbolista y luego luchador. Murió en la pobreza y el olvido Jorge González murió el 22 de septiembre de 2010, a los 44 años, en un hospital de José de San Martín, en la provincia de Chaco, en la más absoluta soledad. Ni en el velorio ni en el entierro en su pueblo formoseño hubo demostraciones de afecto que no fueran de su círculo íntimo. Alguna vez había sido conocido por todos. Lo llamaban el Gigante González. En agosto de 1982, Jorge González se despertó, desayunó y fue al bar El Tufo, en El Colorado, una pequeña ciudad del sur de la provincia de Formosa ubicada a 150 kilómetros de la capital. Todavía no había cumplido 17 años, pero ya medía 2,16 metros y pesaba 160 kilos. En ese lugar, entre partidas de billar y los amigos de siempre, ocurrió el primer encuentro con quienes modificarían el curso de su vida. Un viajante chaqueño, Oscar Rozanovich, familiarizado con el club Hindú de Resistencia, quedó asombrado al verlo y le preguntó si jugaba al básquet. La curiosidad llevó a Rozanovich a hablar con Carlos Lutringer, gloria chaqueña, quien luego viajó a Formosa para conocer a ese joven de características físicas inusuales. Pronto, Jorge González se trasladó a Resistencia gracias a la gestión de Lutringer y la aceptación de sus padres, que pusieron como condición su cuidado. En Resistencia, González no entrenó desde el principio con el equipo principal porque no tenía zapatillas de su talle —usaba unas sandalias confeccionadas especialmente—. Al conseguir unas zapatillas por encargo de una marca de ropa, comenzó a practicar los fundamentos del juego. Básicamente porque no sabía jugar al básquet. El aprendizaje fue veloz: un año después jugaba en Gimnasia y Esgrima La Plata (1983), en tres debutaba en la Selección Argentina (Sudamericano 1985), en cinco ya brillaba en la Liga Nacional con Sport Club de Cañada de Gómez, en seis era elegido en el draft de la deslumbrante NBA. Pero luego su vida cambiaría un poco ya que dos años más tarde debutaba como luchador profesional en Estados Unidos y en nueve actuaba en producciones televisivas, entre ellas la famosa “Baywatch” junto a David Hasselhoff y Pamela Anderson. Durante ese tiempo enfrentó dificultades insalvables como problemas de alimentación y peso —superó los 200 kilos—, dolores físicos intensos por su altura (según distintas fuentes, su estatura osciló entre los 2,24 y 2,32 metros), vaivenes emocionales y enfermedades graves como la diabetes y la acromegalia. Esas complicaciones derivaron en su muerte, sucedida hace 15 años, tras largas temporadas de bancarrota y postración. Jorge González jugó en Gimnasia y Esgrima La Plata (QLESDGimnasia) Alejandro Pirota, gloria del básquet chaqueño, recordó alguna vez cómo fue la llegada del Gigante a Hindú: “Acá lo adoptamos enseguida. Era un chico muy sano, bueno, obediente. Extrañó un poco su familia, el pueblo, pero se fue adaptando y dejó un gran recuerdo. No tenía ni idea de básquet, pero de a poco le fuimos enseñando. Al principio no tenía ni zapatillas pero le mandamos a hacer unas a Buenos Aires. Yo llegué a jugar con él, era inmarcable cuando le tirábamos la pelota cerca del tablero. Casi tocaba el aro con sus brazos en alto…”. Y agregó González ya tenía problemas con la comida y que le dolían bastante las rodillas a causa de su estatura. “Tenía una camioneta F100 y le tuve que hacer retoques en la puerta para poder sacar su pie y subir el techo porque no entraba… También le hicimos una cama especial porque no entraba en las comunes”, explicó. El legendario León Najnudel, creador de la Liga Nacional, supo de la existencia del Gigante antes de irse a España. Quiso que lo contrataran en “el Lobo platense”. Allí, González jugó un año con los juveniles y después fue pieza importante en la conquista del ascenso a la segunda división nacional en 1984. El Gigante González tuvo un paso frustrado por el equipo de los Atlanta Hawks en la NBA Ángel Cerisola, base de ese equipo, recordó que González progresaba día a día: “Pasaba bien la pelota, entendía los sistemas y tenía muy buena mecánica de tiro. Su gran pelea ya era con su físico, con las rodillas, con el peso...”. También relató anécdotas de comidas nocturnas a escondidas, como cuando despertaba en la madrugada para pedir hamburguesas aún estando a dieta, o cuando desayunaba grandes cantidades sin problema. “Era gracioso verlo, por caso, esperando que todos subiéramos al colectivo, apoyando su brazo en un toldo de un negocio”, evocaba. Describió cómo el joven González experimentó situaciones de extrañeza y risueñas por su tamaño, y cómo la mirada ajena influyó en su carácter. En 1986, ya con Najnudel de regreso en el país y dirigiendo Sport Club, González fue contratado. La llegada implicó adaptar una cama especial reforzada y una plataforma en el cine local porque sentado medía 1,17 metros. Fue reclutado junto a la mejor camada de promesas jóvenes del básquet argentino de la época, equipo donde también surgieron Marcelo Nicola y Hugo Sconochini. En Cañada, era común verlo comer empanadas en mostradores de pizzería, consumir kilos de fruta diarios o terminar dos docenas de medialunas en una tarde. El club incluso lo pesaba en una balanza de camiones. Firmó un contrato en 1989 que contemplaba incentivos por mantener cierto peso e incluía un automóvil como recompensa si lograba bajar de los 170 kilos —objetivo que nunca alcanzó—. En una ocasión llegó a pesar 165 kilos debido a una dieta que hizo con Alberto Cormillot. En agosto de 1989, Carlos Menem era presidente de la Nación y jugó un partido de básquet a beneficio. En la foto junto al Gigante González, Pichi Campana y más atrás Fernando Galmarini Al poco tiempo, González se sometió a una cirugía de meniscos y quedó fuera por nueve meses. El menisco extraído fue derivado a la Universidad de Buenos Aires para ser analizado debido a su tamaño fuera de lo común. En la primera temporada completa en Sport, González promedió 22,3 puntos y 10,9 rebotes por partido, con un 68% en dobles. Fue figura del equipo y asistió al All Star de la Liga Nacional. En la siguiente campaña promedió 18 puntos y 10 rebotes con un 72% de efectividad en dobles y evitó el descenso en una serie memorable frente a Boca. A nivel de selección nacional, Flor Meléndez lo convocó para la Copa Navidad de 1987 en Madrid. Durante una gira internacional, el scout de los Hawks, Richard Kaner, recomendó a González a la franquicia de la NBA y lo siguieron en el Preolímpico de 1988 en Montevideo, donde se destacó ante Puerto Rico con 27 puntos. Atlanta Hawks decidió seleccionarlo en el puesto 54 del draft y concretó un acuerdo que incluía un contrato mínimo garantizado para novatos, condicionado a que bajara de peso hasta llegar a 140 kilos, cifra difícil considerando que siempre oscilaba mucho por encima de ese rango. Pero los exámenes médicos de los Hawks detectaron debilidad muscular y altos índices de grasa corporal. El club decidió que el jugador debía bajar de peso radicalmente y alcanzar una movilidad suficiente para la NBA. González no cumplió con los objetivos físicos y los Hawks rescindieron su vinculación. Una vez fuera del básquet profesional estadounidense, González volvió temporalmente a la Liga Nacional y participó de un partido a beneficio junto a Carlos Menem y figuras del deporte nacional. La notable diferencia de altura con el presidente de entonces fue noticia. Ya en su faceta de luchador, con el disfraz que lo identificaba, el Gigante González junto a Pamela Anderson Ante la salida de la NBA apareció la posibilidad de incursionar en la lucha libre en Estados Unidos. El primer contrato con la World Championship Wrestling (WCW) incluyó cifras muy elevadas para la época: 90.000 dólares para el primer año, 150.000 para el segundo y 350.000 para el tercero. Tras seis meses de entrenamiento, debutó el 19 de mayo de 1990 en Washington DC como El Gigante, y como no podía ser de otra manera, formaba parte parte de la troupe de “luchadores buenos”. El traje incluía una malla especial con dibujo de cuerpo escultural. La exposición mediática fue instantánea, y además de los combates en Estados Unidos, se presentaba en Japón y otros países. El personaje se hizo tan popular que figuró en videojuegos y muñecos de acción y llegó a intervenir en capítulos de series, como “Baywatch”, “Hércules” y “Thunder in Paradise”. El segundo año en la WCW estuvo signado por problemas de salud y cambios en el personaje: pasó de ser un “bueno” a uno “malo”, es decir, comenzó a recibir más castigos en escena, algo que González no disfrutó. Los problemas de salud reaparecieron y se sumó la muerte de su madre, por lo que pidió volver a Argentina. La licencia fue concedida, pero tras el regreso le costó cumplir con las obligaciones contractuales. Según su entorno, la comodidad económica y la salud deteriorada conspiraron para que el contrato no se renovara. Le enseñaron a jugar al básquet en un equipo de Resistencia, Chaco En 1996, González quiso volver al básquet y buscó sumarse al equipo Andino de La Rioja. Se requirió una serie de estudios clínicos y el diagnóstico fue lapidario: debía operarse de la glándula hipofisaria de forma urgente para tener una posibilidad de extender su vida. Los años siguientes estuvieron marcados por la caída física: pronto no pudo caminar, usaba silla de ruedas y vivía postrado. Padecía diabetes y era sometido a diálisis. El final de la vida de González se caracterizó por sucesivos pedidos de ayuda, campañas solidarias impulsadas por la Confederación Argentina de Básquet y gestiones del gobierno de Formosa, pero la salud seguía empeorando. Alguna vez había dicho: “El promedio de vida de quienes sufren mi enfermedad es de 45 años y el que más vivió llegó a los 50. ¿Qué puedo esperar entonces de mi futuro? Nada”. Murió casi en el olvido hace 15 años. “Es así, cuando sos exitoso y tenés dinero, estás lleno de amigos. Hasta te ven lindo. Pero cuando eso se termina te quedás solo, nadie se acuerda de vos”, dijo.

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