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  • Las memorias de Charlie Sheen: historias salvajes, humor ácido y el lado desconocido de una estrella polémica

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 18/09/2025 06:43

    El libro del día: The Book of Sheen”, de Charlie Sheen Cuando se les pregunta, la mayoría de las personas dirá que la mejor experiencia de su vida fue algo como el día de su boda o el nacimiento de sus hijos, quizá incluso un acto heroico. Charlie Sheen no es una de esas personas. “Lo siento, hijos, lo siento, esposas”, escribe en The Book of Sheen, unas memorias que no resultan tan bíblicas como su nombre sugiere. Su particular nirvana llegó en 1992, cuando el actor consumió crack por primera vez en la cama junto a Sandy, “una joven encantadora” con la que había salido. “Sandy y esa droga reconfiguraron mi corteza frontal en una unidad a la velocidad de la luz al doble”, escribe. En ese momento comprendió el dilema: debía dejar esa euforia para siempre o entregarse por completo y dejar que lo destruyera. Decidió dejarlo. Por poco tiempo. Ese cambio radical es uno de los ejes principales del libro, y Sheen lo reconoce una y otra vez desde el comienzo. “En algún momento todo es negociable”, escribe. Las memorias resultan una amalgama curiosa: comienzan como un emotivo recorrido familiar que exalta la figura de su padre, Martin Sheen; luego como una crónica deslumbrada sobre su ascenso a la fama tras buscar la adoración que su hermano mayor, Emilio Estevez, había alcanzado en Hollywood; y finalmente, como una confesión sobre su adicción. Martin Sheen y Emilio Estevez en 2011 (Scott Weiner / MediaPunch) En ese sentido, The Book of Sheen probablemente se compare con la autobiografía que Matthew Perry publicó en 2022, un año antes de morir por sobredosis. Si Perry se mostró como un payaso triste que ocultaba su tormento tras los chistes, Sheen representa otro estereotipo. El actor, hoy con 60 años, encarna perfectamente el rol de adicto carismático, alguien que utiliza su simpatía para conseguir su próxima dosis. En el libro, Sheen afirma haberse mantenido sobrio desde 2017. ¿Qué busca entonces? Todo indica que desea una nueva oportunidad en el mundo del espectáculo. El lanzamiento de sus memorias coincide con un documental de Netflix y una gira de prensa que recupera, en parte, lo ocurrido hace 14 años, cuando Sheen tuvo un colapso mediático tras ser despedido de Two and a Half Men. Lejos de apartarse, emprendió una gira televisiva y de espectáculos, y descubrió la magia de Twitter, donde popularizó frases como que tenía “sangre de tigre” y “ADN de Adonis”. Su muletilla —“¡Winning!”— se transformó irónicamente en la respuesta perfecta a cualquier fracaso estrepitoso. ¿Cómo sucedió todo eso? Sheen escribe que para entonces ya había dejado el crack y el alcohol, pero seguía usando crema de testosterona “en cantidades que alteran la mente”. Como en gran parte del libro, el actor adopta una actitud despreocupada sobre cómo los lectores recibirán esa información. “No pongo excusas ni pido indulgencia”, aclara, “solo lo cuento como un dato quizá confundido con una larga lista de posibles sospechosos”. Jon Cryer y Charlie Sheen en "Two and a Half Men" También señala a quienes lo rodeaban y que, en vez de recomendarle alejarse del foco, le alentaron a exhibirse cada noche durante su gira nacional “My Violent Torpedo of Truth/Defeat Is Not An Option”. “Tengo que asumir que para bailar el tango hacen falta dos”, escribe, “aunque en esa situación parecía que eran dos mil”. Aun así, no parece guardar muchos rencores. (Una excepción notable es su resentimiento hacia O.J. Simpson, a quien describe en el libro como un “abusivo sin clase” que se convierte en un chiste recurrente por la alegría maliciosa que sentía al ganarle al joven Charlie al ping-pong). Las mujeres en el entorno de Sheen, especialmente, salen bien paradas. ¿La enfermera que le introdujo en las drogas intravenosas? “Una chica encantadora”. ¿La novia a quien debió pagarle 200.000 dólares tras una pelea que, según él, ella inició? “Me encantaba esa chica”. ¿La escort que le abofeteó el estómago y le llamó “gordo”, llevándolo directo al médico para una liposucción? “Ella fue maravillosa”. Si Sheen concede perdón con facilidad, también se lo otorga a sí mismo. No parece estar obsesionado con los remordimientos. Dedica bastante tiempo a analizar su dilema moral sobre si debía aceptar el papel principal en The Karate Kid (ya se había comprometido para una película donde lo devoraba un oso) y se felicita por tomar la decisión honorable. Dedica menos energía a explicar por qué no estuvo presente en el nacimiento de su primer hijo en 1984. “Tras mucho reflexionar, recapacité algo más tarde”, comenta. Las mujeres en el entorno de Sheen, especialmente, salen bien paradas (Ralph Dominguez/MediaPunch) Si hay algo de su pasado que aún le incomoda, podría ser el haber testificado contra la “Madame de Hollywood” Heidi Fleiss en el juicio por evasión de impuestos en los años 90. Fleiss le facilitó muchas noches felices, y lamenta haber perdido lo que llama “el mejor acuerdo posible”, además de no haber vuelto a hablar con ella. Dicho esto, reconoce haber disfrutado algunos de los chistes que escuchó después del juicio. Ante la facilidad con que Sheen expone ciertos detalles de su pasado —incluido un incidente en un baño que quizá no debería estar en la memoria pública—, pasan desapercibidas las omisiones. Su primera prometida, Kelly Preston, quien se casó luego con John Travolta y murió en 2020, apenas recibe una frase. Tampoco se menciona el extraño episodio con un arma que ocurrió poco antes de su ruptura. Sheen también elude profundizar en la reacción de su familia ante las declaraciones sobre “sangre de tigre”, salvo comentar que su padre “estaba en el extranjero con Emilio, promocionando una película”. Ese filme, The Way, fue dirigido por Estevez y protagonizado por Martin Sheen como un padre que canaliza su dolor en una travesía por el Camino de Santiago. El contraste entre ese proyecto familiar y las peripecias de Charlie Sheen no podía ser mayor. Heidi Fleiss Desde que hizo pública su condición de VIH positivo en 2015, Sheen ha enfrentado rumores sobre relaciones sexuales con hombres. Él lo admite en el libro, aunque envuelto en una metáfora sobre un menú de restaurante, con mujeres a un lado y hombres en el otro. “Finalmente dije [al diablo], y le di la vuelta para ver de qué iba tanto alboroto”, escribe. “Tuvieron que cerrar el restaurante entero para una fiesta muy privada. Cuando vertí la excitación bacanal sobre Bananas Foster y accioné la licuadora de Eros, el ‘otro lado del menú’ fue el que sirvió el evento”. Esa descripción, vívida y enrevesada, resume bien unas memorias que incluyen frases como: “Mientras siguiera usando pantalones de hamburguesa en un safari, no podía quejarme si me atacaba un león”. Esa locura solo aporta valor de entretenimiento a un libro que se desarrolla como una sucesión de historias absurdas con humor autocrítico. Sheen resulta un buen compañero de anécdotas (pese a su insistencia en usar palabras como “kool”, “dood” y un exabrupto recurrente con dos K), y puede presumir de amistades: Slash, Nicolas Cage, Mira Sorvino, Alan Ruck, C. Thomas Howell, Reggie Jackson, el gurú del yoga Bikram Choudhury. La lista es larga, incluso incluye a Chuck Lorre, el creador de “Two and a Half Men” que despidió a Sheen en 2011. Cualquiera que haya tenido contacto con un adicto sabrá lo que esas personas probablemente han soportado: verlo entrar en crisis y reponerse, preguntarse si deben alejarse de él, y terminar regresando. Al final, en el papel como en la vida, resulta difícil decirle que no a Charlie Sheen. Fuente: The Washington Post

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