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Parana » El Diario
Fecha: 17/09/2025 13:28
La cadena nacional de Milei ratificó austeridad, déficit cero y metas ambiciosas en consumo y PBI. Sin embargo, la suba del dólar, la presión sobre el Central y el alerta global del BPI exhiben fragilidades ponen en tensión el plan El Presupuesto 2026 presentado por Javier Milei llegó con la impronta de un acto político más que de un simple anuncio económico. Con una cadena nacional cuidadosamente diseñada, el presidente volvió a insistir en la austeridad fiscal, la promesa de déficit cero y una hoja de ruta que combina ortodoxia y aspiraciones de estabilidad en un escenario convulsionado. Dólar e inflación, dos termómetros clave Las proyecciones oficiales marcan un dólar oficial en torno a los $1.200 para diciembre de 2026 y una inflación que, por primera vez en décadas, apunta a un solo dígito anual. El Gobierno asegura que, con disciplina fiscal, el peso recuperará previsibilidad y el consumo repuntará tras la recesión de 2024-2025. Sin embargo, la suba reciente del dólar paralelo, la tensión en los mercados de deuda y el aumento del riesgo país en casi 100 puntos encendieron señales de alerta inmediatas. Un BCRA bajo presión El mercado sigue con la lupa sobre las reservas del Banco Central, cuya capacidad de intervención se achica en un contexto de salida de divisas. Los analistas señalan que “le cuentan las costillas al BCRA”, y la presión sobre la autoridad monetaria se intensifica en la previa de nuevos vencimientos de deuda en pesos y dólares. Déficit cero: promesa y desafío La obsesión de Milei es clara: equilibrio fiscal como condición innegociable. El Presupuesto prevé un gasto primario constante en torno al 18% del PBI, muy por debajo del 22,5% heredado en 2023. Los recortes en transferencias a provincias, subsidios energéticos y obra pública son la piedra angular del ajuste. A cambio, el Ejecutivo promete estabilidad macro y un rebote de la inversión privada. También más fondos para jubilaciones, educación, salud e inversión privada. Pero el costo político es evidente: gobernadores enfrentados por el reparto de ATN, rectores universitarios en pie de guerra por la crisis presupuestaria y gremios en alerta por la contracción del consumo. Consumo y PBI: metas difíciles El Presupuesto prevé un crecimiento del PBI de 2,5% en 2026, apoyado en la recuperación del consumo y un mayor dinamismo exportador. Sin embargo, el interrogante es cómo reactivar la demanda interna en un país donde el poder adquisitivo y las paritarias corriendo de atrás a la inflación. Mercados en respiro frágil En la previa al anuncio, el Banco de Pagos Internacionales (BPI) advirtió sobre las fragilidades de la economía global, desde la desaceleración en China hasta la presión de tasas altas en Estados Unidos. Milei, entre la ortodoxia y la política En su discurso, Milei buscó mostrarse como garante de orden fiscal y confiabilidad para los mercados internacionales. “No habrá marcha atrás con el déficit cero”, repitió, aun cuando la presión política crece dentro y fuera del Congreso. Los vetos presidenciales a leyes aprobadas por la oposición (como el financiamiento universitario o la emergencia pediátrica del Garrahan) revelan el endurecimiento de la estrategia oficial. El Presupuesto 2026 es, en definitiva, un acto de fe en el ajuste: promete estabilidad a cambio de sacrificios sociales y políticos. Pero la realidad es que el mercado sigue mirando con lupa, el BCRA está bajo fuego, y la economía global no ofrece margen de error. Como sintetizó un operador financiero, “el equilibrio fiscal es el ancla, pero el barco todavía se mueve en aguas demasiado turbulentas”.
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